PULGUEROS: UNA OPORTUNIDAD PARA VESTIR BIEN
Cualquier ciudad, dentro de pasadizos secretos o mercados amplios, los tiene: los pulgueros. Algunos de ellos mundialmente famosos como la tienda Brooklyn Flea en Nueva York y otros no tantos como el circuito de locales de segunda mano, una cuadra antes de la Plaza Victoria, en el centro de Guayaquil. Las prendas provienen de “personas que solo usan una vez las cosas, por consignación o comprando al por mayor”, sostiene Jacqueline Toral, propietaria de una tienda de pulgas en el centro comercial Albán Borja. Tiendas que son el centro de la bondad para las compras y donde la camisa vieja de un hombre puede ser el tesoro fashionista de otro. La venta que más recuerda Jacqueline “fue un vestido muy colorido, pequeño, con falda de doble campana y se lo llevó una chica que casi gritaba al verlo”. Una tarde en un estacionamiento atestado de gente o una tienda en un centro comercial antiguo sirven para eso: para salir cargada con algunos vestidos vintages, unas gafas de sol redondas que estaban buscando hace largo rato o el bolso de diseñador que, pese al pequeño rasguño, aún luce como nuevo y solo ha costado 10 dólares. Los pulgueros no son solo espacios de descuentos, costos bajos, desorden en algunos casos y ropa vieja. Sino espacios donde seguir las tendencias del momento, potenciar el estilo propio o hallar un vestido corto y ochentero de terciopelo azul para tu colección de prendas célebres es posible, aunque todo sea de segunda mano. Solo debes buscar e ir con alma de modista. Por ello algunas recomendaciones: desde cómo hasta qué buscar.
El dinero quizá sea el himno del éxito, pero no podría ser nunca el de la moda.