El Comercio (Ecuador)

“Lo grave es que ahora las ideas siguen la ruta que dejan los ídolos de barro”.

- Fabián corral / Columnista

Ídolos de barro, hechos a la medida de un mundo que se quedó en las imágenes, y que transformó a las ideas y a los valores en espectácul­o y propaganda; un mundo que vive anclado en los gestos de seres sin grandeza, transforma­dos, sin embargo, en “líderes”. Ídolos de barro que invadieron la informació­n, el arte, la política, el deporte. Ídolos de barro que hacen juicios sobre el mundo y creen tener el destino en la mano y que, cuando les derrotan, se quedan con su arrogancia, sin generosida­des, entumidos en su verdadera y precaria dimensión.

Ídolos de barro que pretenden hasta monumentos a su audacia. Ídolos de barro, enredados en la crónica roja en que se ha convertido la política latinoamer­icana y la del mundo. Ídolos de barro que se presentan como los nuevos referentes, los libertador­es, cuando, en realidad, apenas son los rostros de un discurso que es pantalla y excusa de sus disparates y abusos.

Siempre hubo estos becerros de cartón, transitori­os íconos expuestos a la adoración de multitudes hambrienta­s de imágenes, y de tumultos de espectador­es asiduos a la opereta de la propaganda, sumisos ante la manipulaci­ón del “prestigio” fabricado por los cortesanos y la mentira transforma­da en verdad. Siempre los hubo, pero los tiempos que corren se llevan el campeonato de la fabricació­n de estos subproduct­os de la sociedad mediática. Estamos llenos de ellos. La noticia son ellos, son sus gestos, palabras, caprichos y desatinos. La opinión es la de ellos. Lo que importa son ellos, pese a la evidencia del disparate que encarnan, de la medianía que los agobia, de los caprichos infantiles que son la marca de sus vidas. Estamos agobiados, saturados por sus estilos, esperando lo que digan, o lo que hagan.

Para entender la democracia de masas, que ha pervertido la república, y la informació­n de folletín que nos satura, hay que poner atención a este imperio de ídolos de barro, a esta tiranía del disparate, a este estilo de revistas baratas que se ha impuesto en todos los órdenes de la vida. Probableme­nte allí esté la explicació­n de la vigencia de los perfiles de caudillos que son los grandes referentes de todo, y que no superan la vaciedad del modelo, ni la mentira del discurso.

Lo grave es que ahora las ideas siguen la ruta que dejan los ídolos de barro. La “literatura” y la (des) informació­n consumen millones de minutos y ríos de tinta en torno a ellos. Muchos oficiantes, en precario papel de intelectua­les, reparten inciensos entre la multitud embobada por el carisma de íconos baratos. Muchas teorías se construyen sobre personajes que, vistos a la distancia del tiempo, no servirán ni como transitori­o objeto de noticia.

Es hora de archivar semejantes esperpento­s y de volver a la sensatez, a la austeridad, y a pisar firme en la realidad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador