Diario El Heraldo

Octavio Carvajal: Plata o plomo

De seguir como vamos, será difícil que la Policía o el Ejército capturen a grandes de la política y del ámbito empresaria­l sindicados por corrupción o narcotráfi­co

- Octavio Carvajal

En una fresca cita de la embajada estadounid­ense estuvo de “invitado especial” un influyente político catracho que, según las lenguas viperinas, se la está jugando de “doble agente” con la DEA. Llegó y se fue tranquilo, pero tiene pique con unos “amigos”.

Seguro que el secretario de Seguridad, Julián Pacheco, pegará –si todavía levanta- un brinco de a metro al leer estas letras en las que le centraremo­s y pintaremos, sin dar fichas, de hombres y mujeres con chorro de cuentas pendientes aquí y en Estados Unidos y siguen “prófugos”. Algo chueco impide su captura. ¿Habrá plata a cambio de plomo?

Valoramos que el pecho –en medio de búsquedas y cazaslo ponen miles de policías y militares comprometi­dos por reducir todo tipo de crímenes callejeros. Empero, es muy extraño que varios personajes de los de arriba –salpicados por corrupción, narcotráfi­co y lavado de activos- no caen en el caiga quien caiga ofertado por el Presidente.

Rebaja

La famosa tasa de seguridad –un reverendo leñazo que nos pegó el honorable Porfirio Lobo Sosa- es, a nuestro criterio, para reforzar cualquier operación contra la delincuenc­ia común y organizada que se ha reducido a niveles muy aceptables, según el Observator­io de la Violencia de la Universida­d Nacional Autónoma de Honduras.

La captura de pandillero­s, ladrones de la calle, sicarios, de peligrosos narcos y otros sin mucha categoría mermó las muertes de 88 a un poco menos de 50 por cada cien mil habitantes. Sin embargo, los de traje coca y aquellos que están hasta el gorro en fraudes contra el Estado siguen muertos de la risa pese a sendos operativos policiales por doquier. No queremos ni siquiera imaginar que estamos como hace apenas veinte años o menos, donde los capos, sus lavanderos y sinfín de pillos gubernativ­os –al modo de Pablo Escobar Gaviria en Colombia- continúan haciendo propuestas indecentes a altos funcionari­os o a mandatario­s coludidos con empresario­s y periodista­s que tapan o gritan según la tonelada de billete.

Paja

La Fiscalía ejecuta a través de la Agencia Técnica de Investigac­ión Criminal (ATIC) numerosos registros conjuntos con rimbombant­es nombres “Dragón 1, 2 y 3”, pero los papás de los dragones no aparecen por ningún lado. Casas, haciendas, palacios, ganado, millones de pisto en moneda nacional y extranjera decomisado­s y los clientes no están. ¡Qué raro!

La Policía –por su ladocon tenaces acciones captura o recaptura al son del actor. Alardea al recuperar una bici y con galanes embarrados con el mundo ruin no corre ni en sueños. Por la Dirección de Migración entran y salen y luego alega que la alerta de arresto contra un delincuent­e no era para ejecutarla a su ingreso y cuando salió nadie vio nada. A otro dundo con esos cuentos. Reporteros riñen la extraña postura policial y unos son cestos del crimen organizado. ¿O tampoco lo sabe don Julián?

La Oficina para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) manda listones de políticos, abogados y empresario­s pringados por narcotrafi­cantes y nos asalta la duda si las cosas están chuecas en la autoridad. Caen los narcos, unos cuantos “financiero­s”, dos o tres diputados y el resto como que son bajados del cielo porque los vemos serenos en casonas, sillones y en ferias carcelaria­s.

Punto

En la Corte Suprema de Justicia (CSJ) solo gritan y arguyen que no hay más pedidos de extradició­n contra ningún tiburón, ya sea de occidente, del sur, del norte, del atlántico, de Colón o de Olancho. No obstante, nomás citan un mandadero, un simple policía basta para aprehender­lo. Usted señor Pacheco cantó que tenía siete pedidos y cero capturas.

Así que sobre grandes pícaros pocas noticias. En la Fiscalía se cambió una cara que nos salió cara, la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih) está inerte, en el Consejo Nacional Anticorrup­ción (CNA) se indagan unos casos de pus, otros no y luego toman las cosas como personales hacia cierta prensa. De remate, el gentío cree que todos los periodista­s callan ante el libertinaj­e, cuyo brazo armado es la pereza de los mandos que ven y dejan ir. Se hacen –como siempre- los idos con grandes bandidos ligados a la corrupción y al narcotráfi­co en todas sus expresione­s. Es un mundo dispar donde muchos –como dijo el narco Pablo Escobar- pueden escoger entre la plata y el plomo. Es que aquí así es, frase célebre Medardo Mejía

Aquellos que están hasta el gorro siguen muertos de la risa. En la Fiscalía se cambió una cara que nos salió cara.

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FOTOS: EL HERALDO

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