Las sorpresas que nos da Dios
Lo que es necesario que sepamos, Dios nos lo dice. A veces nos revela lo que queremos saber; pero generalmente tiende un velo sobre el futuro, de tal modo que solo Él conoce lo que sucederá. En cualquier caso, independientemente de lo que sepamos o dejemos de saber, Él ha prometido no abandonarnos ni desampararnos jamás. «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» 1. Además nos ha dado la antorcha de Su Palabra, que nos muestra por dónde va el camino. Siempre podemos alumbrarnos con la Palabra de Dios2.
Las Escrituras dicen: «Lámpara es a mis pies Tu palabra, y lumbrera a mi camino» 3. Así pues, cada vez que me encuentro en una situación incierta, en que no estoy totalmente seguro de que algo sea la perfecta voluntad de Dios y no sé si Él va a hacer que resulte bien o no, siempre le digo: «Tú sigues siendo el jefe, sigues siendo Dios. Total que si no sale todo como yo espero o tengo previsto o estoy procurando que sea, si no es eso lo que quieres que haga, si tienes otra idea y vas a lograr algo aún mejor quizá, o si quieres que saque alguna enseñanza de esto, sea cual sea Tu propósito, ayúdame a no hacer otra cosa que lo que Tú quieres».
Es mejor tener una actitud abierta a lo que sea que Dios quiera que hagas. Habitualmente son cosas lógicas y de sentido común; no obstante, a veces Él no actúa ni mucho menos conforme a nuestras expectativas. En esos casos, debemos estar dispuestos a confiar en Él, aunque nos dé la impresión de que ha cambiado de opinión, aunque las cosas no resulten como nos las habíamos imaginado.
No sabemos lo que nos deparará el futuro, ¡pero sí sabemos quién lo dispone!