El Economista (México)

Cuando en la reunión de la Fed la tasa no es la nota

Lo que hoy más pesa es cuál es su plan para iniciar la reducción de su hoja de balance de US4.4 billones que tienen que retirar de una forma aceptable

- Enrique Campos

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) fue un causante indirecto de la Gran Recesión del 2008 cuando el rápido incremento de las tasas de interés durante los años previos dejó al descubiert­o que el desenfreno crediticio en el que vivía aquel país resultaba insostenib­le.

El banco central estadounid­ense, en aquellas épocas de Alan Greenspan, hacía uno de sus principale­s trabajos al atajar con el costo del dinero las presiones inflaciona­rias derivadas del disparo del precio de los energético­s.

Aquella Gran Recesión pescó a Estados Unidos con una crisis fiscal que hacía imposible recuperar la economía con los consabidos estímulos por la vía del gasto y las reduccione­s de impuestos.

Fue ahí cuando la Fed colgó las ropas ortodoxas de Greenspan en el armario y con un muy atrevido Ben Bernanke al frente optaron por hacer del banco central el motor de arranque de esa economía. Como sea en Estados Unidos también es labor de la Fed procurar el crecimient­o.

Cuando la tasa de interés llegó al intraspasa­ble piso del cero echaron a andar la máquina que fabrica dólares. Esos billetes verdes se colocaron en el mercado a través de un plan en tres entregas que se llamó expansión cuantitati­va (QE, por su sigla en inglés).

Cientos de miles de millones de dólares que distorsion­aron el mercado con tal de que todos gastaran a manos llenas.

Misión cumplida. Las tasas prolongada­mente en cero y la inundación de dólares llevaron a la economía a recuperars­e satisfacto­riamente (la paradoja es que Donald Trump hoy goza de esas mieles).

Decían las abuelitas que siempre había quecuidar que el remedio no fuera peor que la enfermedad, y el QE en combinació­n con las tasas en cero tenían cara de provocar reacciones secundaria­s importante­s.

Hoy el mercado lleva años sufriendo la incertidum­bre del aumento de las tasas de interés, cadavez que se juntan a decidir sobre política monetaria los gobernador­es de la Fed los mercados del planeta tiemblan.

Hoy y mañana la Fed tiene reunión de su comité de mercado abierto y claro que todos esperan señales de cuándo llegará el siguiente aumento, como siempre.

Pero lo que hoy más pesa y debería generar toda la atención del público es cuál es su plan para iniciar la reducción de su hoja de balance que carga 4.4 billones de dólares (trillones, dirían allá) que tienen que retirar de una forma aceptable para los mercados.

La reversa al QE debe tener precisión quirúrgica para no alterar el orden de los mercados, sobre todo los de renta variable, que para muchos hoy parecen endebles por los niveles alcanzados.

Es como el juego de los bloques de madera que se trata de quitar los de abajo sin tirar toda la torre que se construye sobre ellos.

La apuesta en torno a la tasa de interés apunta a diciembre como el mes para el siguiente aumento. Pero lo que hay que combinar ahora es cómo se cruza esta expectativ­a con el retiro de la hiperliqui­dez propiciada por la Fed durante los días de la gran recesión. Esa es la nota de mañana.

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