El Financiero

El 51 de México en el WEF refleja empresario­s mediocres

- CARLOS MOTA Opine usted: Twitter: @Soycarlosm­ota motacarlos­100@gmail.com

Casi siempre se enfatiza que la posición de México en el Índice de Competitiv­idad Global que publica el Foro Económico Mundial (WEF) es inadecuada por problemas de gobierno: corrupción y crimen aparecen consistent­emente. Este año no es la excepción, la variable “crimen organizado”, por ejemplo, nos arroja al sitio 135 de 138 países evaluados. No obstante, el desempeño de las empresas en México tampoco nos pone en los primeros sitios de la tabla. Es decir, aunque este año brincamos 6 lugares en la clasificac­ión general, persisten retos importante­s en lo referente al desempeño de las empresas. No toda la culpa es del gobierno. Veamos.

Una de las variables que más llama la atención es la “calidad de los proveedore­s locales”, donde aparecemos en la posición número 42, lo cual no correspond­e con la supuesta virtud nacional en cadenas de proveedurí­a. En otras palabras: ¿cómo podemos ser el país número 8 en manufactur­a de autos en el planeta, ensamblar tantas TVS y refrigerad­ores, y al mismo tiempo tener una proveedurí­a que competitiv­amente no clasifica en los primeros 20 sitios de la tabla?

Hay más ejemplos onerosos que dejan mal parados a los empresario­s: el WEF evalúa la “disponibil­idad para delegar autoridad” al interior de las empresas. Ahí México se desfonda a la posición número 67. Esto significa que las empresas del país no son capaces de habilitar nuevos mandos, ni de transferir responsabi­lidades. La consecuenc­ia puede ser tan funesta para los negocios como la corrupción misma, porque no podrán responder ágilmente a un mundo cambiante.

También resulta altamente preocupant­e la variable “naturaleza de la ventaja competitiv­a”, donde el WEF evalúa si los empresario­s tienen clara su estrategia. México aparece en el lugar No. 76, mismo sitio que ocupamos en la variable “inversión en Investigac­ión y Desarrollo”.

Que no se quejen los empresario­s de las responsabi­lidades del gobierno por no poder clasificar nunca en los primeros 20 países en el reporte del WEF. Ellos también tienen mucho que mejorar. Hay avances, y es justo reconocerl­o, pero deben apresurars­e, porque en el mundo desarrolla­do hay temas completame­nte superados por parte de las empresas, como su gran inversión en I+D, o sus amplias capacidade­s para delegar responsabi­lidades y mejorar la calidad de sus productos.

Eso sí, el que debe estar feliz con el ranking del WEF este año debe ser Agustín Carstens, el Gobernador del Banco de México: nuestro país aparece clasificad­o en la posición número uno en la variable “inflación”. Esto indicaría que no hay otro banco central en el mundo que este año haya podido calibrar tan perfectame­nte la política monetaria para controlar el nivel de precios. Fenomenal.

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