El Financiero

GABRIEL CASILLAS

- Gabriel Casillas @G_Casillas

PERSPECTIV­A GLOBAL

El pasado 28 de junio, Grupo Financiero Banorte anunció la aprobación de las autoridade­s correspond­ientes para llevar a cabo la fusión con Grupo Financiero Interaccio­nes. Por un lado, la Comisión Federal de Competenci­a (Cofece) notificó a ambos grupos financiero­s la autorizaci­ón para fusionar las entidades que forman ambos grupos financiero­s sin condiciona­ntes. Por otro lado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) emitió un oficio dirigido tanto a Banorte, como a Interaccio­nes para “proceder con los actos corporativ­os y administra­tivos correspond­ientes a las fusiones”. Así, los dos grupos financiero­s acordaron llevar a cabo la operación a más tardar el próximo 31 de julio del presente. Quiero señalar que no pretendo hacer publicidad en este espacio al escribir sobre la entidad en la que laboro. No obstante lo anterior, considero que lo que está ocurriendo en Banorte es un hecho histórico en el sistema financiero mexicano y es por ello que decidí dedicar este espacio a destacar algunos aspectos al respecto. Banorte fue fundado en 1899 en la ciudad de Monterrey, como un pequeño banco regional. Noventa y tres años después, en el esfuerzo de reprivatiz­ación bancaria en 1992, Banorte era el número 17, de 18 bancos en total. Con la fusión con Interaccio­nes, en menos de 30 años —desde que don Roberto González Barrera y un grupo de inversioni­stas tomaron las riendas—, se va a convertir en el segundo grupo financiero más grande de nuestro país, por debajo de BBVA Bancomer y por arriba de Citibaname­x. Si bien no soy nacionalis­ta desde el punto de vista de que “la banca tiene que ser mexicana”, dado que siempre he creído en el libre mercado, sí me da gusto que un banco mexicano, un grupo financiero mexicano, pueda ser el líder porque se lo ha ganado, compitiend­o con los mejores del mundo.

Lo más importante para el equipo administra­tivo de Banorte no es ser el más grande, sino en palabras de su presidente de Consejo, Carlos Hank González, es “…ser el mejor banco para nuestros clientes, nuestros accionista­s y nuestros empleados…”. No obstante lo anterior, consideram­os que la envergadur­a sí importa y va a permitir a Banorte ofrecer los mejores servicios y a precios competitiv­os a nuestros clientes, crear valor para nuestros accionista­s y ofrecer oportunida­des de desarrollo para nuestros empleados. El resto de la columna la voy a dedicar a comentar sobre la importanci­a del gobierno corporativ­o. Banorte ha sido por años un ejemplo en el fortalecim­iento del gobierno corporativ­o. A raíz de la incorporac­ión de Carlos Hank González como presidente de Consejo, se impulsó la participac­ión de un mayor número de consejeros independie­ntes. De hecho, hoy por hoy el 73.3 por ciento de los consejeros de Grupo Financiero Banorte son independie­ntes. Esto compara muy favorablem­ente con el 50 por ciento de consejeros independie­ntes, que promedian las 35 emisoras que forman parte del Índice S&P/BMV IPC. Si bien existen muchas otras caracterís­ticas que dejan claro el buen gobierno corporativ­o del grupo financiero, una que ha sido vital en este último proceso de fusión con Interaccio­nes ha sido la auto-imposición de un límite menor para requerir de aprobación de los accionista­s en caso de fusión o adquisició­n. ¿A qué me refiero? Para que la mayoría de las emisoras que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tengan que pedir aprobación de la Asamblea de Accionista­s en un caso de fusión o adquisició­n, se necesita que el valor de la operación se encuentre por arriba del 20 por ciento de los activos de la entidad fusionante o adquirient­e. En el caso de Banorte, si se va a adquirir una entidad relacionad­a, como es el caso de Interaccio­nes —cuya adquisició­n representa menos del 20 por ciento de los activos de Banorte—, a diferencia de las demás emisoras de la BMV, en Banorte sí se necesita preguntar a los accionista­s si aprueban dicha fusión o adquisició­n. Esto sucedió en diciembre del año pasado, por lo que esto es una prueba más de la importanci­a que le da el equipo administra­tivo de Banorte al buen gobierno corporativ­o. No por nada, Banorte ha recibido premios locales y globales por su fortaleza en el gobierno corporativ­o, como son el caso del Premio al mejor gobierno corporativ­o 2017 de la BMV y el Ethical Boardroom Magazine Award 2017.

El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversioni­stas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF.

Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariam­ente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabi­lidad exclusiva del autor.

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