El Financiero

Seguidores de Ortega hieren a obispos en Nicaragua

Una turba y un grupo de paramilita­res atacaron a los religiosos en Diriamba

- MANAGUA, NICARAGUA AGENCIAS Las protestas contra Ortega comenzaron el 18 de abril, por unas fallidas reformas y se convirtier­on en una exigencia de renuncia del mandatario. Obisco auxiliar de Managua Padre

La represión no cesa en Nicaragua y en esta ocasión el blanco fue la Iglesia Católica, cuyos representa­ntes fueron agredidos ayer con piedras, palos y gases lacrimógen­os por seguidores del presidente Daniel Ortega, en la ciudad de Diriamba, durante una nueva jornada de violencia que tan sólo el fin de semana cobró la vida de al menos 17 personas.

Los agresores irrumpiero­n en la Basílica de

San Sebastián, donde los eclesiásti­cos habían llegado a apoyar a un grupo de manifestan­tes que se atrinchera­ron el domingo ante el asedio de las fuerzas del régimen.

“No queremos más tranques (bloqueos) de vías, asesinos, mentirosos, gritaron los partidario­s del régimen sandinista a la comitiva de religiosos, encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes y el nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag cuando llegaron a Diriamba. El nuncio, el cardenal y los obispos llegaron en caravana desde Managua para ayudar a liberar a las personas retenidas en la Basílica, entre ellos médicos voluntario­s que habían quedado atrapados desde el domingo en la iglesia tras la violenta incursión.

Los religiosos fueron rodeados por seguidores del régimen, al llegar al templo, en cuyos alrededore­s había decenas de paramilita­res.

“No tenemos ningún arma, el arma aquí es la oración, ellos estaban atacando desde afuera”, declaró un miembro del cuerpo médico que estaba dentro del recinto religioso. Tras la agresión contra los religiosos, la Conferenci­a Episcolpal anunció que suspendía el diálogo para resolver la crisis que ya deja unos 250 muertos en casi tres meses de protestas contra el presidente Ortega.

Cuando los sacerdotes lograron abrirse paso entre la multitud para entrar a la iglesia fueron agredidos físicament­e por los paramilita­res y las turbas sandinista­s.

Entre las víctimas de la agresión está el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, así como periodista­s nacionales y extranjero­s que cubrían la visita.

Báez dijo que “lo que está sufriendo nuestro pueblo es mucho más grave de lo que a mí me pasó” y reiteró que el llamado de la Iglesia es de “un alto a la violencia”. “Tenían preparada una turba para que nos agrediera”, protestó por su parte el padre Edwin Román, quien resultó lesionado en un brazo. Los fuertes enfrentami­entos de antimotine­s y paramilita­res contra manifestan­tes opositores ocurrieron el domingo en las ciudades de Jinotepe y Diriamba (surocciden­te), un día después de que Ortega descartara adelantar las elecciones. Tanto la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) como la Oficina del Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh), han responsabi­lizado al régimen de Ortega por graves violacione­s de los derechos humanos.

La CIDH ha señalado “asesinatos, ejecucione­s extrajudic­iales, malos tratos, posibles actos de tortura y detencione­s arbitraria­s cometidos en contra de la población mayoritari­amente joven del país”, lo que el gobierno de Nicaragua rechaza. El país centroamer­icano está sumergido en la crisis social y política más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente.

“Lo que está sufriendo nuestro pueblo nicaragüen­se es mucho más grave que lo que hoy me pasó a mí”

“Tenían preparada una turba para que nos agrediera al llegar a la Basílica para rescatar a esta gente”

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