El Mundo

Fin de ciclo

- RAFAEL MOYANO

COMO CUARENTA años no es una cifra absolutame­nte redonda cabría pensar que las celebracio­nes del 15-J responden más que a un homenaje a una necesidad, a una nostalgia reivindica­tiva. Cuarenta años no es nada, o es mucho, según se mire, pero es tiempo suficiente para que pasen por ellos un par de generacion­es. Percibimos que estamos ante un fin de ciclo, el ciclo democrátic­o que se inició con las primeras elecciones, la aprobación de la Constituci­ón un año después, la derrota del golpe de estado y el ascenso al poder del socialismo. En las rememoraci­ones que se han sucedido esta semana sobre aquellos primeros comicios que ganó UCD, que ganó Suárez, se han tratado de hacer comparacio­nes entre la situación política de la España del 77 y la actual, con moción de censura incluida. Hemos intentado buscar paralelism­os para acabar jugando a encontrar las diferencia­s. Lo ha intentado Fernando Ónega y le ha salido un libro cuyo título es ya una declaració­n de intencione­s: Qué nos ha pasado, España. De la ilusión al desencanto.

Franco lo había dejado todo organizado para que su negra sombra se alargara más allá de su muerte pero el invento le sobrevivió apenas dos años. En la España del 77 había ilusión y había un horizonte claro: Europa, queríamos ser europeos. La España del 17 es un país en crisis de identidad que ha encajado, y es protagonis­ta, en una Europa en crisis de identidad. Cuatro décadas atrás, los gobernante­s colocaron las urnas temerosos

«Con nostalgia reivindica­tiva hemos intentado buscar paralelism­os con el 15-J para acabar jugando a encontrar las diferencia­s»

aún de la reacción del pueblo, que a la postre fue ejemplar y apostó masivament­e por la libertad, incluso por la libertad sin ira. Ahora es el pueblo el que acude a las urnas temeroso de los denostados políticos que tienen que elegir. Más diferencia­s. El 23-F, la democracia inaugurada el 15-J salió reforzada. Por la otra punta, la explosión de los indignados el 15-M hizo tambalears­e a los pilares del sistema que ahora les ha acogido.

En la España del 77 el PSOE inició el camino hacia la moderación que le llevó a abandonar el marxismo en el 79 y a ganar las elecciones en el 82. La alternativ­a de izquierdas pasó a pilotar la modernizac­ión del país durante 14 años y el bipartidis­mo se consolidó cuando la derecha se pudo reconstrui­r. En la España del 17, este fin de semana, el líder de un PSOE a la baja defiende su plan para «conseguir cuanto antes una amplia mayoría» con la única aspiración de que el socialismo ya no sea el cambio, sino una más de las fuerzas del cambio.

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