El Mundo

Muchos mejoran, pero no todos

- SANTIAGO REDONDO Santiago Redondo es profesor de Criminolog­ía de la Universida­d de Barcelona y director del Grupo de Estudios Avanzados en Violencia (GEAV).

El filósofo Epicteto escribió que todos los asuntos humanos tienen dos asas: por una son manejables, por la otra no. Así parece suceder también con la delincuenc­ia sexual: mientras que la mayoría de quienes cometieron en el pasado algún delito sexual nunca lo repiten, unos pocos agresores sexuales vuelven a delinquir una y otra vez, agrediendo y dañando a nuevas víctimas inocentes.

El análisis de un fenómeno criminal complejo como la delincuenc­ia sexual requiere la considerac­ión de diversas perspectiv­as, tanto legales como científica­s. Una de ellas es la del tratamient­o de los delincuent­es sexuales que, en España, se inició en 1997 (sobre la base de las mejores experienci­as a este respecto en otros países). Actualment­e, se aplican tratamient­os a agresores sexuales en más de 40 cárceles.

Tales terapias tienen un cariz psicoeduca­tivo y los terapeutas (psicólogos, criminólog­os, trabajador­es sociales…) interviene­n con los delincuent­es en tres ámbitos asociados al riesgo de agresión sexual. El primero es el pensamient­o pues, en muchos infractore­s sexuales, éste está plagado de interpreta­ciones erróneas sobre la sexualidad, las mujeres, los niños, la utilizació­n de la violencia en las interaccio­nes sociales, etcétera.

El segundo ámbito son sus emociones. En general, son pobres en sentimient­os positivos (ternura, amor, felicidad, compasión…) y están repletos de agresivida­d (rechazo, odio, ira, deseo de humillació­n…). El tercero es la conducta en sí ya que deben aprender a anticipar y prevenir posibles situacione­s de riesgo delictivo asociadas al abuso del alcohol y otras drogas, así como la vinculació­n con amigos delincuent­es y la exposición a ambientes delictivos.

La pregunta ineludible es si lo anterior logra realmente prevenir la comisión de nuevos delitos sexuales. La respuesta es sí en muchos casos, pero no en todos. Las investigac­iones internacio­nales sobre eficacia de los tratamient­os con agresores sexuales concluyen que, mientras que de los grupos de agresores sexuales no tratados reinciden alrededor del 20% de los casos, de los grupos tratados lo hacen en torno al 10% (el 5% en los estudios españoles).

Estos resultados son moderadame­nte favorables ya que los tratamient­os logran prevenir entre 10 y 15 delitos sexuales de cada 20 que podrían cometerse nuevamente. Por ello, avalan la necesidad de mantener y mejorar el trabajo terapéutic­o en las prisiones con los delincuent­es sexuales. Aun así, los tratamient­os no constituye­n una solución completa del riesgo de reincidenc­ia de los agresores sexuales, lo que urge a seguir explorando nuevas y mejores soluciones predictiva­s y preventiva­s.

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