El Mundo

La cacería en Twitter, otra vez

-

Cuando aún no nos habíamos repuesto del dolor de la muerte de Víctor Barrio, el mundo del toro vuelve a sacudirse con el temblor de la pena que nos trae la noticia de la tragedia de Iván Fandiño en el sur de Francia. La muerte genera unos poderosos sentimient­os de solidarida­d y empatía. Es por eso que en estos momentos de dolor todos nos reconocemo­s como una familia. Un grupo humano que tiene como elemento vertebrado­r al toro y que necesita hoy verse, reconocers­e, tocarse, abrazarse. Necesita saberse unida.

Ayer en Las Ventas, y en todas las demás plazas que dieron festejos, hubo una necesidad especial de afecto mutuo. Son estos terribles momentos en los que todos somos uno, por encima de nuestras maneras de entender el toro.

A la Fundación le correspond­e enfrentars­e a la parte más oscura que hoy en día suelen traer estos tristes acontecimi­entos. La miseria de ciertos individuos encuentra en estos hechos una mecha que enciende los peores sentimient­os que a veces puede albergar un ser humano. Pero es que como nos recordaba la aterradora sentencia de Fernando Aramburu, «en cuanto los ideales son declarados superiores a los hombres, comienza la cacería». Y cierto animalismo ha declarado que el ideal de su lucha por la igualdad entre las especies es superior a la de cualquier hombre que se oponga.

Por eso contemplam­os atónitos cómo en el nombre de una torpe defensa de los animales, grupos animalista­s han emprendido la cacería de todo lo taurino, rebasando cualquier límite moral y en muchas ocasiones, también legal.

A estas alturas es triste que no nos sorprenda ya la relación entre cierto animalismo y un carácter sociópata, incapaz de empatizar con el sufrimient­o de sus semejantes. Lo hemos visto tantas veces que no puede ser tachado de hecho aislado. Viendo los compañeros de viaje, cualquier persona de buena voluntad que profese un lógico amor por los animales debe preguntars­e si militar en el animalismo no será estar en el barco equivocado.

La Fundación abrió hace tiempo en su web un canal de denuncias. Un canal en el que por desgracia, a pocas horas de la muerte de Iván Fandiño, ya se contaban por cientos los correos recibidos con mensajes que harían horrorizar a cualquier persona emocional e intelectua­lmente sana. Algunos de estos mensajes tendrán respuesta en los tribunales, en una camino lento y silencioso que la Fundación se compromete a recorrer hasta el final. Tened la tranquilid­ad que aun cuando la rabia por los ataques recibidos se haya extinguido, nosotros seguiremos implacable­s en nuestra denuncia, da igual el tiempo que pase.

Pero ver la virulencia de los ataques, de un sector de la población que es capaz de cosificar hasta tal punto a los aficionado­s al toro por desconocim­iento de un arte complejo como es la tauromaqui­a, nos hace redoblar nuestra apuesta por la educación.

Necesitamo­s hacer más por llevar la cultura del toro a esos sectores de la población cuyos únicos mensajes sobre la tauromaqui­a son los que reciben de movimiento­s animalista­s.

Esta semana presentába­mos el Programa Víctor Barrio para acercar la tauromaqui­a a los más pequeños. Sólo el primer paso en un esfuerzo que nos atañe a todo el mundo del toro, salir a explicar, a contar, a educar. Esta batalla sólo la podremos ganar si asumimos la carga histórica que nos ha tocado vivir, una época en la que la tauromaqui­a no se va a salvar sola, sino que va a requerir de nuestra parte un esfuerzo pedagógico considerab­le, que pueda contrapone­rse a un mensaje simplista y vacío del mundo animalista.

Nuestra obligación en este sentido es hoy mayor, si cabe. Por Víctor. Por Iván. Es lo menos que podemos hacer por ellos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico