El Mundo

Colau permite al Govern el control de los colegios

Se abre la puerta a que se pueda votar el 1-O en Barcelona y la edil dice que ella lo hará

- CRISTINA RUBIO

Las negociacio­nes entre el Govern y el Ayuntamien­to de Barcelona para que haya urnas en la capital catalana el 1 de octubre dieron ayer un giro que puede resultar definitivo: la consejera de Educación, Clara Ponsatí –nombrada por Carles Puigdemont expresamen­te para cumplir con la consulta–, asumirá el mando directo del Consorcio de Educación de Barcelona, una entidad que gestiona el 72% de los colegios públicos de la capital catalana, posibles sedes de las votación. En concreto, de este organismo dependen 296 centros educativos de Infantil, Primaria, ESO y postobliga­toria.

Las posturas del Ejecutivo de Puigdemont y el equipo de Ada Colau se acercan con el paso de los días. La alcaldesa ha asegurado que hará «todo lo posible» para garantizar la consulta, aunque pide al Govern que blinde a los funcionari­os municipale­s ante la suspensión del Tribunal Constituci­onal. Por su parte, el bando independen­tista ha redoblado la presión pública y mediática sobre Colau, dada la importanci­a de la capital catalana para incrementa­r el porcentaje de participac­ión y otorgar una mayor credibilid­ad al 1-O.

«Si Barcelona nos da la espalda, no saldremos adelante. No la podemos perder», repetía Artur Mas en la campaña de las municipale­s de 2015, cuando trazaba su plan soberanist­a de la mano de Xavier Trias. Ahora, sin el ex presidente y con Ada Colau de alcaldesa, la fórmula más probable es que el Govern y el Ayuntamien­to pacten priorizar el uso de locales de la Generalita­t para la votación. Un camino que han seguido algunos consistori­os socialista­s y que ya habían apuntado pesos pesados de Barcelona en Comú, como los tenientes de alcalde Gerardo Pisarello y Jaume Asens, ambos muy próximos a Colau.

Esta estrategia pasa inequívoca­mente por el Consorcio de Educación de Barcelona, una entidad que agrupa la mayoría de escuelas de la capital catalana y que está participad­a por la Generalita­t (60%) y el Consistori­o de Barcelona (40%). En este sentido, el Govern anunció ayer mismo que Ponsatí pasa a ocupar la presidenci­a de la entidad en sustitució­n de su propio número dos, Lluís Baulenas, un movimiento que la Generalita­t se esforzó en vincular a criterios educativos.

Puigdemont fichó a Ponsatí en julio –provenient­e del secretaria­do de la Asamblea Nacional Catalana (ANC)– para disipar las dudas en un puesto clave e intentar asegurar así la apertura de locales el 1-O.

Fue la propia Ada Colau quien ayer confirmó la decisión en una entrevista radiofónic­a. «No me lo presentó como un cese, sino como que asumía la presidenci­a», relató sobre la conversaci­ón que mantuvo con la titular de Educación, Clara Ponsatí, el martes por la tarde. Sobre las causas

La consejera de Educación asume la responsabi­lidad sobre los centros

del relevo en el Consorcio de Educación de Barcelona, la consejera le contestó que se producía «por motivos obvios», aunque la alcaldesa quiso despojarse de toda responsabi­lidad y aseguró que no le correspond­e a ella decir si este cambio es un paso definitivo para que se acabe votando en colegios de Barcelona.

Otro factor determinan­te para el equipo de Colau es que cuenta con el blindaje del PSC, que no abandonará el Gobierno de Barcelona ni en el caso de que el Ayuntamien­to acabe apoyando la consulta.

Colau hizo ayer otro guiño a la consulta al asegurar que acudirá a votar, aunque no desveló el sentido de su voto. «Ya veremos», respondió sin dudar sobre si participar­á en el referéndum de Junts pel Sí y la CUP, mientras su partido, Catalunya en Comú, aún decide si hacerlo mediante una consulta interna.

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AFP La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, durante los actos de la Diada del pasado lunes.

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