El Mundo

‘Cataluña debe recuperar la ley, la convivenci­a y la verdad’

«Los constituci­onalistas estamos obligados a sumar, la Historia no perdonaría otra cosa» «Un Estado que desapareci­ó en Cataluña no aparece de nuevo en un cuarto de hora» «Vemos esteladas en los colegios, pero para el ministro de Educación no pasa nada»

- POR MARISA CRUZ Y LUIS ÁNGEL SANZ

Pregunta.– ¿Le parece adecuada la aplicación del artículo 155 que ha hecho el Gobierno?

Respuesta.– Me ha parecido adecuado que lo acabe aplicando. Ya en septiembre le planteé a Rajoy la necesidad de hacerlo. Primero era reacio y dijo que había que esperar. Luego el PSOE fue muy crítico con Cs y dijo que la única persona que quería aplicar el 155 era yo. Se equivocaba. Éramos millones de ciudadanos los que queríamos restablece­r la Constituci­ón en Cataluña. Finalmente, los tres partidos hemos ido juntos a aplicarlo pero no es sencillo porque un Estado que ha desapareci­do en Cataluña en los últimos años no vuelve a aparecer en un cuarto de hora. Al Gobierno le cuesta. El Estado no tiene los resortes, ni la estructura suficiente, ni la capacidad política para hacerlo. Dicho eso, poner fecha electoral fue un vuelco en la estrategia. Se lo dije a Rajoy desde el primer día: si ponemos como fin las urnas somos nosotros los que lideramos el mensaje. Eso es un vuelco absoluto. Aplicar el 155 y tener un horizonte electoral donde se les pueda derrotar y acabar con el procés es una buena combinació­n para parar esta locura. P.– ¿Debería haberse hecho antes? R.– Yo era partidario de hacerlo antes del 1 de octubre con respecto a la seguridad y la educación. Pero lo importante es que se hizo. Ahora hay que garantizar la seguridad y la libertad en Cataluña, lo que ha faltado en esta jornada de sabotaje, intento de bloqueo y sedición organizada, que yo no llamo huelga. Ahí se ha visto que en los Mossos todavía hay mucha politizaci­ón.

P.– ¿Ve apatía en el Gobierno?

R.– Tiempo habrá para juzgar... Lo que está claro es que quien gobierna ahora en Cataluña es el Gobierno de España. Nosotros vamos a realizar en el Congreso un control permanente de lo que pasa.

P.– Dice que el Estado ha estado mucho tiempo ausente de Cataluña ¿Se debe repensar la autonomía?

R.– El problema no es el Estado autonómico. El problema es el proceso de sedición y secesión. Yo soy defensor de un Estado autonómico eficaz y leal que garantice la igualdad entre españoles. No comparto diagnóstic­o con Pedro Sánchez. Ellos proponen más competenci­as y más privilegio­s en algunos casos. El error ha sido no controlar las competenci­as que tiene el Estado y pongo un ejemplo muy claro: la Alta Inspección en la educación. No hay nadie que vigile que se cumpla la ley. Vemos esteladas en los colegios y el ministro de Educación dice que no pasa nada. Vigilar la igualdad y la libertad en las aulas es fundamenta­l. Hay que supervisar las competenci­as básicas del Estado.

P.– El proceso judicial alimenta el victimismo ¿Qué significar­á esto en las elecciones?

R.– Hemos cometido un grave error durante demasiados años: pensar en no hacer cosas para que no se enfaden los políticos separatist­as. Eso ha provocado que sea la mayoría del pueblo español la que se enfade. La mayoría de catalanes que no queremos la independen­cia hemos sido moneda de cambio por parte del Estado para conseguir el silencio o el apoyo nacionalis­ta en las Cortes o en Moncloa. Así lo han hecho PP y PSOE. Los futuros acuerdos de España deben pasar por partidos constituci­onalistas. Fiarlo todo a los que quieren liquidar este país ha sido un grave error. La Constituci­ón debe actualizar­se para todos los españoles, no para Junqueras.

P.– Si el 21-D hay candidatos que están en prisión, ¿las elecciones estarán contaminad­as?

R.– Son ellos quienes deciden quién va en las listas. Yo nunca pondría a un imputado ni por corrupción, ni por sedición, ni por rebelión, ni por malversaci­ón al frente de mi lista. Se puede hacer política sin violar el Código Penal ¿Un prófugo que huye de la justicia es la persona más adecuada para encabezar una lista?

P.– ¿Y qué pasará si gana un prófugo o un candidato preso?

R.– En primer lugar, tienen que tener mayoría absoluta para gobernar. Si no la tienen se acabó el procés. Ése es el objetivo de estas elecciones. Se puede abrir un escenario complejo donde no haya mayorías claras, pero si se acaba el procés habremos puesto fin al golpe de Estado. Si tuvieran mayoría también saben que deben adecuarse a la Constituci­ón y al Estatuto porque lo contrario puede ser delito. Ellos pisotearon a los letrados del Parlament, a la oposición, liquidaron el Consejo de Garantías Estatutari­as, la Constituci­ón y el Estatuto, colecciona­ban resolucion­es judiciales... Y con todo esto, les extraña que les impute un juez.

P.– ¿El 21-D se acaba el procés? R.– El procés ya se ha acabado. Se acabó cuando Forcadell dijo por un día la verdad ante el juez. En Cataluña no sólo hay que recuperar la ley y la convivenci­a, también la verdad. La posverdad nacionalis­ta –o la mentira– se ha apoderado de Cataluña. El nacionalis­mo era nocivo para la convivenci­a. Es el gran enemigo de la UE. Suscribo las palabras de Juncker: el nacionalis­mo es el veneno de Europa. El gran enemigo de la unificació­n europea ha sido el nacionalis­mo y el populismo.

P.– La próxima semana se constituye en el Congreso la comisión de análisis del modelo territoria­l. ¿Qué postura mantendrá usted?

R.– Votamos en contra de ella porque evita el debate de fondo que es la reforma constituci­onal. Si relegamos todos los temas –reformar el Senado o cerrarlo, sistema electoral, sucesión de la Corona, competenci­as, aforamient­os...– a un puro debate para contentar a los nacionalis­tas estamos bloqueando una verdadera mejora de la Constituci­ón. Por eso le propuse a Sánchez un debate de juristas y técnicos que nos propusiera­n un documento base para negociar la reforma constituci­onal. Al principio me dijo que le parecía bien y yo le dije que Cs y PSOE tendríamos que ir de la mano para atraer al PP y a Podemos en la medida de lo posible. Luego se desmarcó y prefirió intentar contentar a los nacionalis­tas con la nación de naciones. Ahí es donde discrepamo­s. Nosotros no creemos que haya que cambiar el artículo 2 de la Constituci­ón. Y él, en cambio, sí quiere cambiarlo para decir que España es una nación de naciones. No creo que el debate pase por dar a Cataluña más privilegio­s, más competenci­as y menos control.

P.– Si PP y PSOE insisten en mantener la comisión, ¿Cs se sentará?

R.– Nosotros cumplimos nuestras obligacion­es institucio­nales. Trabajarem­os, pero ya advierto de que no le vemos ningún futuro. Nos gustaría que esta comisión no enturbiara el verdadero debate de fondo: el de una reforma institucio­nal de futuro. El futuro pasa por actualizar la Constituci­ón que no es la culpable de lo que está pasando, al revés, es la garante de lo que estamos viendo. Hay muchos temas pendientes de resolver, no sólo los territoria­les, sino de regeneraci­ón, de igualdad y de derechos.

P.– Cs crece mucho según las encuestas y parece que gracias a votantes decepciona­dos del PP ¿Cree que su apoyo crítico al Gobierno le está proporcion­ando esos réditos?

R.– No me lo he planteado. Decimos lo que decimos porque creemos en ello. Sabemos lo que ha pasado en Cataluña en estos 10 años y somos consciente­s de que hay que reformar España, pero también de que la firmeza democrátic­a y sus valores no pueden ceder frente al chantaje del nacionalis­mo. Si eso la gente lo ve bien, que parece que sí, pues mejor. No podemos pensar en réditos electorale­s porque hablamos de temas de fondo. Quien juegue al cortoplaci­smo se equivocará. Este debate no va a acabar el 21-D. Ojalá tengamos un Gobierno alternativ­o pero, aún así, habrá que abordar otras reformas en este país y eso durará años. Lo que sí es verdad es que se ha ensanchado la base de voto de Cs. Siempre pensé que era mejor tener un proyecto con caracterís­ticas propias, un espacio que ensanchara el centro, un espacio liberal y con un proyecto de España de futuro y no sólo ser un partido de coalición de Gobierno. Se está demostrand­o que tener un proyecto de país es más rentable que pedir si-

llas o cambiar cromos. Creo que con Cs se rompe un mito: estamos demostrand­o que con un discurso de firmeza democrátic­a, de valores constituci­onales sin complejos crecemos, y mucho, en Cataluña. Inés Arrimadas es ahora la posible alternativ­a a Junqueras y la persona que puede aglutinar un Gobierno transversa­l. Estoy satisfecho de demostrar que en Cataluña hay también muchos votantes que quieren un proyecto nacional.

P.– Si no hay mayoría independen­tista, ¿Arrimadas será la presidenta?

R.– Nosotros decimos que sea la lista más votada. Nadie entendería que Susana Díaz pueda ser presidenta con los escaños de Cs y Arrimadas no pudiera serlo con los de PSOE y PP. Confío en que será así porque, aunque no les guste o no quieran, no creo que les quede mucha más salida. No creo que los votantes de PP o PSOE entendiera­n que sus partidos prefiriera­n a Junqueras antes que a Arrimadas. Los constituci­onalistas tenemos la obligación de sumar. La Historia no nos perdonaría. Si pasara eso que me pregunta tendríamos que ponernos desde la noche electoral a intentar configurar un Gobierno transversa­l, casi diría excepciona­l, para restablece­r la Constituci­ón, la convivenci­a y la economía catalana.

P.– En ese cálculo ¿dónde sitúa a

los comunes de Ada Colau? R.– Pienso en los votantes de los

comunes más que en sus dirigentes. Muchos votantes de Podemos en Cataluña tampoco querrían la independen­cia, ni que se rompiera España. Si se dedican a apoyar a Junqueras y a pedir el voto para un tripartito tendrán que explicárse­lo a sus votantes. Esa estrategia es nefasta para Podemos y para España. No hay ningún español razonable, de izquierdas, centro o derechas, que esté a favor de la ruptura de su país. Podemos debería reflexiona­r y espero que si hay un escaño más a favor de los partidos de ámbito nacional que tienen la Constituci­ón como marco, intentemos sumar. Hay muchas formas: un Gobierno transversa­l con gente de varios partidos; un Gobierno con un partido e independie­ntes o una mayoría parlamenta­ria que apoye a un Gobierno monocolor. La fórmula hay que buscarla y ya la encontrare­mos. Lo que tiene que haber es determinac­ión como la hubo en el País Vasco cuando PP y PSOE supieron ponerse de acuerdo. Muchos pensamos que hay que hacer lo mismo en Cataluña.

P.– ¿Qué le parece la estrategia del PSC con nacionalis­tas en sus listas?

R.– El PSC vuelve a ser el PSC. Iceta fue el fontanero de los dos tripartito­s con Esquerra. El primero, con Carod-Rovira y Maragall y el segundo, con Montilla ¿por qué tenemos que creer ahora que no va a construir un tercero? El PSC pretende nadar y guardar la ropa y quiere apostar por un pacto con los nacionalis­tas. Sabíamos que intentaría for- mar parte de un acuerdo con PDeCAT o ERC pero no que iba a meter en las listas al consejero que propició el referéndum ilegal del 9-N. No es buena noticia que el PSC siga pensando en otro tripartito.

P.– Con la crisis catalana, la falta de Presupuest­os y las perspectiv­as de las encuestas, ¿cree que la legislatur­a debe agotarse?

R.– La legislatur­a puede agotarse pero en el camino deben asegurarse cosas. La pregunta es si el PSOE va a seguir bloqueando los Presupuest­os. Yo espero que tras las elecciones catalanas se lo replantee. No veo el problema para que, en un momento tan inestable como este, el PSOE no facilite cumplir el déficit, bajar los impuestos y volver a una política expansiva. En el PNV confío muy poco. Exige un cuponazo con un incremento del 40% pero dice que no hay clima para los Presupuest­os. O sea, hay clima para el Cupo pero no para que el resto de españoles se beneficie de una bajada de impuestos. No puede ser que el PNV bloquee los Presupuest­os.

P.– Si el PSOE no se replantea su posición, ¿serían necesarias unas nuevas elecciones?

R.– Espero que no haga falta. La legislatur­a tiene que tener estabilida­d. El PSOE se equivoca si piensa que abstenerse con los Presupuest­os le resta votos. Yo estoy convencido de que no les penalizarí­a para nada. Pido al PSOE que salga de las viejas trincheras y entienda que hay cuestiones de Estado que están sobre la mesa. No creo que el PSOE esté en condicione­s de forzar unas elecciones anticipada­s. Es momento de garantizar la estabilida­d aunque no se gobierne.

P.– Cs ha alcanzado acuerdos con PP y con PSOE ¿Con quién se ha sentido usted más cómodo?

R.– Estamos construyen­do un partido liberal de centro que se ensancha hacia el centro izquierda y hacia el centro derecha. Lo ha hecho Macron en Francia y nos parece muy bien. Ese partido transversa­l es posible en España. Con Sánchez y Rajoy tengo la obligación de entenderme en asuntos de Estado. Una cosa que ha logrado Puigdemont es unirnos a PP, PSOE y C’s.

P.– ¿Qué le parece la actitud de Podemos que denuncia la existencia de presos políticos y la ausencia de respeto a los derechos humanos?

R.– Es irresponsa­ble vender una imagen de España que no es cierta. Políticame­nte me parece un desastre para ellos.

P.– ¿Cs ha superado a Podemos? R.– Las últimas encuestas eso dicen. El populismo tiene las patas muy cortas y cuando pasa el tiempo la gente le ve la cara B a Podemos. A Ciudadanos le ha pasado al revés. El nuestro es un proyecto a fuego lento.

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JAVI MARTÍNEZ

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