Sánchez lamina a los barones e impone un PSOE a su medida
Malestar de los presidentes regionales por el nuevo reglamento, que sólo votó Fernández Vara División en el debate sobre política lingüística Por primera vez, el secretario general no menciona a Podemos
Pedro Sánchez culminó ayer la recuperación del control total del PSOE. Y lo hizo 13 meses después de que anunciara en Dos Hermanas (Sevilla) que se presentaría a las primarias frente a Susana Díaz. El resultado que obtuvo fue tan holgado –sacó más de 10 puntos a la andaluza– que ha podido aprobar unas normas internas a su medida, primero en el 39 Congreso Federal y ayer en el Comité Federal que se celebró en Aranjuez (Madrid).
El nuevo reglamento del PSOE resta competencias al Comité Federal y las entrega en dos direcciones: a la Ejecutiva de Sánchez y a los militantes, que podrán decidir sobre asuntos esenciales como los acuerdos de gobierno o decisiones de voto en las investuduras.
Las nuevas normas generaron malestar en los barones. Sólo un presidente, el extremeño Guillermo Fernández Vara, las votó, pero ninguno se opuso a ellas públicamente.
Pedro Sánchez y su equipo tomaron ayer el control total del PSOE. En consonancia con la diferencia que obtuvo sobre Susana Díaz en las primarias y sin oposición, el secretario general imprimió en las normas internas del partido lo que propuso cuando se presentó a las primarias: más poder para los militantes, para su Ejecutiva (y para él). Y menos para el Comité Federal y los barones.
El PSOE es desde ayer menos un partido de notables –como él prometió– para pertenecer más directamente a sus bases. El líder gana poder frente a los barones territoriales, que durante años han supuesto un contrapeso fortísimo frente al secretario general, ya fuera Rodríguez Zapatero o Pérez Rubalcaba.
Las nuevas normas –que adelantó EL MUNDO el lunes– dejan en manos de los militantes decisiones cruciales como los acuerdos de gobierno o decisiones de voto en las investiduras. El Comité Federal ya no podrá tumbar al líder. Fuentes de la dirección admiten que el reglamento aprobado ayer da más poder al secretario general. Pero añaden que lo mismo ocurre con los secretarios generales autonómicos en su ámbito. Serán más fuertes en sus territorios, pero tendrán menos capacidad de maniobra frente a Ferraz.
Pedro Sánchez abrió el Comité Federal que ayer se celebró en Aranjuez (Madrid) para destacar que este reglamento supone «un paso de gigante en favor de la regeneración democrática» porque convierte al principal partido de la oposición en «la organización más democrática, participativa y paritaria» de España. «Un PSOE cercano a sus militantes es un PSOE cercano a sus votantes», concluyó.
Cuando se votó, al filo ya de las 15.00 horas, hubo más de 200 manos alzadas. Ningún voto en contra. Ninguna abstención. Eso sí, sólo un presidente apoyó las normas, el extremeño Guillermo Fernández Vara. Los de Andalucía, Susana Díaz; la Comunidad Valenciana, Ximo Puig; Asturias, Javier Fernández, y Baleares, Francina Armengol, no viajaron a Aranjuez. Los que sí acudieron – Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) o Javier Lambán (Aragón)– se fueron antes de la votación.
Ni siquiera los dos hombres fuertes de Díaz en el Comité Federal –su
número dos, Juan Cornejo, y el que fue segundo de la Gestora, Mario Jiménez– se quedaron a la hora de votar en la Casa del Gobernador, donde se celebró el cónclave.
En sus declaraciones ante los medios, sólo Javier Lambán fue algo crítico en sus palabras, aunque de forma muy medida. El presidente aragonés dijo que no tiene nada que objetar al nuevo reglamento, pero advirtió que «el PSOE siempre propenderá a cifrar el éxito o el fracaso de los liderazgos no por la aceptación de los militantes, si no por la de los ciudadanos». Además, defendió «la democracia representantiva» (el Comité Federal) como uno de los signos de identidad del PSOE y de la socialdemocracia.
Dentro del Comité, la única intervención crítica de los 20 que pidieron la palabra fue la del extremeño Francisco Fuentes, que se preguntó: «Si ahora el PSOE es de la militancia, ¿antes qué éramos?, ¿del Ibex 35?», dijeron desde dentro del cónclave.
En su intervención, Sánchez no mencionó por primera vez ante un Comité Federal a Podemos, que fue la bestia negra de su primer mandato. Y se centró en arremeter contra el Gobierno, el PP y Ciudadanos, «las dos derechas» que están en guerra, lo que supone, en su opinión, «una oportunidad» para el PSOE.
El líder marcó ayer el rumbo hacia las elecciones municipales, autonómicas y europeas de la primavera de 2019 con un objetivo: que el PSOE se convierta «en la primera fuerza política del país». Y resaltó que «frente a la pugna conservadora de las dos derechas», el PSOE «se ha puesto en marcha» con la vista puesta en los citados comicios. Sánchez anunció que los coordinadores del programa para las elecciones municipales y autonómicas serán Cristina Narbona y José Félix Tezanos.
Sánchez denunció «la parálisis» del país el mismo día en que su secretario de Organización, José Luis Ábalos apostaba en una entrevista en EL MUNDO por que Rajoy convoque elecciones «si no sale de la parálisis». Esta idea fue secundada ayer por varios líderes territoriales, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que aseguró que el PSOE «está preparado para unas elecciones generales frente a un PP gastado». O Miquel Iceta, que coincidió en que a España «le conviene un cambio de rumbo».
El líder del PSOE exigió a Mariano Rajoy que salga de «la parálisis» y que presente un anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado «para dar confianza a los actores económicos, seguridad a la ciudadanía y credibilidad y estabilidad a la vida política» española.