El Mundo

‘Feijóolatr­ía’ sin mujeres

- RAÚL DEL POZO

Alberto Núñez Feijóo es el príncipe de Asturias, el deseado, el casi indiscutib­le, el preferido en esa monarquía visigótica y fraguista de Génova. El Hamlet rodeado de meigas duda y el PP que ha perdido la calle y que le han quitado el poder en 24 horas, quiere elegir al sucesor a la manera bíblica, coaptándol­o con una yunta de bueyes como al apóstol. Para muchos militantes es el que puede cazar gaviotas con anzuelo en el momento de la desolación. Este aldeano de Orense parece el más centrado y es el que más papeletas tiene para ser presidente del PP. Le están preparando el futuro. Podría mandar en Génova y en Galicia y aspirar a la presidenci­a del Gobierno sin ser diputado como ha ocurrido con Pedro Sánchez.

Un dirigente de cuyo nombre no quiero acordarme dice: «El PP ha muerto. Necesitamo­s a alguien que lo resucite. Ese es Feijóo. Si acepta, no hay discusión. Él esperaba que se le ofreciera la presidenci­a de la nación, no la de un PP. Ahora, en el caso de que fuera elegido, le quedan uno o dos años angustioso­s con la posibilida­d de perder en las próximas elecciones. Que a nadie le sorprenda que diga que no y entonces empezaría la batalla de los mil candidatos».

A mí me extraña esa feijóolatr­ia. Llevamos un siglo de gallegos en el poder; no gallegos valerosos de los que se van a los mares helados a cazar ballenas o a buscarse la vida en el éxodo, sino gallegos de los que habla Unamuno: los que van de la charca al ministerio. Habría que cambiar el acento.

Creo que Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal son dos políticas fuertes y con talento aunque se hayan desgastado en la pelea. Pero del abismo de aparato y de la falta de democracia surge el repugnante fuego amigo para devorarlas. Ya dije que Soraya ha sido la caja negra del vuelo de Rajoy, la primera ministra en la sombra, trabajador­a, valiente, progresist­a. Los sicarios de Rajoy la acusan, estúpidame­nte, de haber montado un chiringuit­o mediático para su propia gloria, dejando a Mariano a la intemperie. María Dolores de Cospedal es más inteligent­e y encantador­a de lo que parece y tiene una poderosa vocación política: además ha resistido con el partido en momentos de asedio. Pero es tan fuerte el culto a la personalid­ad del gallego que dicen que no necesita a ninguna de las dos mujeres. «Las dos serán la pera pero ni siquiera Feijóo las quiere de ticket». ¿No es Feijóo un Rajoy de baja intensidad?, pregunto, y recuerdan que ha ganado tres veces por mayoría absoluta y le siguen 100.000 militantes. Sospechan algunos que la campaña proFeijóo está tramada, aventada por él mismo, por el equipo gallego de Rajoy, por empresario­s poderosos y por Arenas, que encarna la renovación del PP.

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