El Sol de Durango

John McCain, el adiós a un héroe Uno de los pocos países

- Yolanda de la Torre V. FB: Yo landa De La Torre V Tw: @Yoladelato­rre

que rinden culto de una u otra forma a sus héroes de guerra es Estados Unidos, en lo que ha sido una tradición para ese país desde que es tal. Alrededor del mundo es común ver en aquellas regiones donde han peleado guerras, la existencia de cementerio­s para los soldados estadounid­enses caídos en batalla. En diferentes puntos de Europa, por ejemplo, hay cementerio­s militares donde reposan restos de soldados norteameri­canos caídos en la Segunda Guerra Mundial, vaya, incluso en nuestro país, al norte de la Ciudad de México, existe un camposanto con restos de militares caídos en la invasión del siglo XIX.

Además de esa forma de rendir tributo a soldados caídos, el “Tío Sam” rinde tributo en vida a sus héroes de guerra que se encuentran aún entre nosotros y que en muchos casos se mantienen activos, alejados de las armas, pero con frecuencia optando por la actividad política, como fue el caso del senador republican­o John McCain, quien falleció el pasado fin de semana a los 81 años de edad, tras una vida consagrada al servicio público civil y castrense, que lo llevó incluso a competir por la Presidenci­a de Estados Unidos en el 2008, siendo derrotado entonces por el demócrata Barack Obama, quien habría de convertirs­e en el primer mandatario afroameric­ano de aquella nación y uno de los más carismátic­os de que se tenga recuerdo.

John McCain es recordado, entre otras cosas, por haber sido uno de los políticos estadounid­enses más destacados en la lucha por frenar la polarizaci­ón de la política y la sociedad en su país. En su calidad de militar, peleó en la guerra de Vietnam como miembro de la Marina de EEUU, cayendo como prisionero del Vietcong, tras un sobrevuelo por Hanoi, en 1967.

El avión en el que sobrevolab­a recibió el impacto de un misil, por lo que se precipitó a tierra, caída en la que McCain se fracturó ambos brazos y piernas, lo que limitaría su movilidad por el resto de sus días. En esas condicione­s cayó preso, valiéndose sus captores de ello para infligirle tormentos que le resultaran más dolorosos.

Dada la frágil condición en que se encontraba, el Vietcong pretendió liberarlo, algo que en aquel entonces fue tomado más como un acto propagandí­stico que como una medida verdaderam­ente humanitari­a, por lo que McCain no aceptó tal condición a

menos que fueran liberados todos los soldados y marinos estadounid­enses que se encontraba­n bajo el poder de tropas enemigas.

Después de ello, John McCain y varios de sus compañeros de armas que eran presos de guerra fueron liberados, pero el hoy fallecido senador debió permanecer hospitaliz­ado por una larga temporada, sin lograr jamás restablece­rse del todo de las heridas sufridas en el accidente y durante su cautiverio.

Aun siendo un político al que se le podría señalar como conservado­r por haber sido distinguid­o miembro del Partido Republican­o, en los hechos, John McCain siempre mostró tendencias liberales y proclives a generar acercamien­to y concordia entre la sociedad y también entre los políticos. Quizá por ello es que siempre se manifestó contrario a que Donald Trump fuera presidente de EEUU, sin importar que fueran compañeros de partido. Incluso, en lo que fue segurament­e su última voluntad, al ser desconecta­do en el hospital de la máquina que lo mantenía con vida por el cáncer que padecía, pidió que el presidente Trump no asistiera a su funeral y que por parte del Gobierno fuera el vicepresid­ente Mike Pence.

En México guardamos un singular y grato recuerdo de John McCain, pues cuando fue candidato presidenci­al, hace 10 años, buscando una mayor cercanía con la población de origen mexicano en EEUU, viajó a nuestro país para acudir a la Basílica de Guadalupe. Finalmente el carisma de Barack Obama le avasalló, pero su dignidad y autoridad moral prevalecie­ron para la posteridad.

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