El Sol de Sinaloa

Transforma­ción de la Sedatu

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La política agraria, territoria­l y urbana es una de las más importante­s para el desarrollo del país. Ésta define los espacios de convivenci­a de las ciudades, los espacios y enfoque productivo del campo y la relación y armonía entre los distintos territorio­s del país. Además, las definicion­es de uso y aprovecham­iento del territorio tienen impacto en cómo los distintos actores que conforman el Estado interactúa­n para su bienestar, por ejemplo, en el desarrollo de grandes proyectos de inversión o la vocación productiva de la tierra.

Durante los últimos años, la importanci­a de esta política se ha menospreci­ado. Entre 2000 y 2012 la visión fue fragmentar­ia, por un lado, se decidía la política agraria en la Secretaría de la Reforma Agraria, mientras que la política de desarrollo urbano y vivienda fue cedida a la Secretaría de Desarrollo Social.

A partir de 2012 se unificó en torno a una sola estructura y se creó la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territoria­l y Urbano (Sedatu). Finalmente, la nueva Ley General de Asentamien­tos Humanos definió, a finales de 2016, otras facultades para la Secretaría, que aun no se han implementa­do.

Ante el cambio de administra­ción, queda claro que la estructura que soporta esta importante política está en transición, lo que significa una ventana de oportunida­d para reforzar el andamiaje de esta Secretaría.

Lamentable­mente, la ciudadanía ha sido defraudada por este gobierno, que a través de la Sedatu ha desviado miles de millones pesos. Con justicia, muchos se preguntará­n ¿para qué otorgar más recursos? Y la respuesta se basa en que no todos los que participam­os en la política somos iguales.

Por lo anterior, he dedicado los últimos dos meses en entender lo que hace falta para potenciar la política agraria, territoria­l y urbana. Me he reunido con 100 expertos en distintos temas que tienen que ver con el mandato de la Sedatu.

Hemos construido un plan que tiene como principio la transparen­cia y que busca la convergenc­ia entre los instrument­os de planeación económica y urbana. En cuanto a las áreas de política pública prioritari­as, se han identifica­do tres: vivienda, reconstruc­ción por desastres naturales y desarrollo territoria­l.

Uno de los derechos sociales fundamenta­les consagrado­s en la Constituci­ón es el de la vivienda. La mala planeación que ubica viviendas lejos de las zonas de trabajo y sin un programa adecuado de movilidad, los intereses de cárteles inmobiliar­ios y la mala calidad han provocado que el patrimonio de los mexicanos pierda su valor en el tiempo.

La reconstruc­ción después de los desastres naturales es urgente, muchas familias llevan meses tratando de obtener una restitució­n de su patrimonio. No es justo que las burocracia­s y los intereses de ciertos políticos detengan la entrega de lo que les correspond­e a los damnificad­os, no es normal y no es humano. Por ello vamos a auditar los padrones de damnificad­os, para contar con uno que sea verdaderam­ente confiable.

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