Sucesión presidencial en manos de mercenarios
En días de noviembre pasado, al ser destapado como precandidato del PRI, el economista José Meade Kuribreña por la manifestación de simpatía de dos dueños o gerentes, de otros tantos bancos extranjeros, ponderando al aspirante “ciudadano”, - como garante de la apertura económica en México- escribí en esta sección de análisis “Mundialización de la sucesión presidencial”.
Opiniones, que nunca en la historia política de México se habían dado imprudentemente. Gobernantes de países del “concierto internacional de las naciones”, -como se conoció en el pasado, el orden que reguló sus vínculos mundiales –por ser un asunto doméstico fueron respetuosos.
Este, no es propiamente complemento de aquel. Empero, escribir sobre la participación de asesores externos en días de precampaña electoral, que abiertamente agreden a un precandidato, podría relacionarse con el anterior.
Consecuentemente, amén de universalizada, la actual sucesión presidencial está intervenida por mercenarios profesionales. Circunstancia que convierte este sexenal ritual político, en atípico. La presencia de un indeseable sujeto en la campaña, rebasa la normalidad de antaño. Inédita no es. Actuó uno en 2006, a favor de Felipe Caderón. Si en ese año carecían de precedentes esos individuos, los de ahora con la tolerancia de las autoridades, operan olímpicamente.
Al autor de “López Obrador es un peligro para México”, Calderón amén de pagar sus honorarios, le otorgó la nacionalidad mexicana. Ese fue Antonio Sola.
Hay en estos días uno que descaradamente lanza epítetos contra López Obrador. El tabasqueño vuelve a ser blanco de dardos calumniosos. Sin ningún recato, un tal J.J. Rendón, venezolano; avecindado en Miami -convive con la gusanera cubana-, ha declarado como parte de su estrategia que “El rumor es algo para lo que casi no hay remedio”. Este, históricamente, ha sido el arma más eficaz de los agentes de la CIA, para iniciar la desestabilización en una sociedad. Lo que hace este individuo, hay que reconocerlo, es un cambio de actuación de esos provocadores. Antes eran discretos. Hoy, este renegado cambia las reglas; no oculta sus operaciones.
Ya está haciendo su trabajo, sin molestia alguna. La Secretaría de Gobernación se hace de la vista gorda. El INM sesga la mirada. Es un extranjero que ya debió ser expulsado. Qué ironía a éste se le permite intervenir es asuntos domésticos; sí un “etarra”, perseguido en España, se refugiara en México pensando erróneamente en ser asilado, sin más las autoridades migratorias lo echarían fuera.
Tanta vileza de este turbio personaje pone en tela de juicio la salud del proceso electoral. Sus ataques, a quien ha despertado la conciencia de los mexicanos marginados, lo contaminan.
Encontró en México terreno fértil para difundir infamias. Propagar éstas es su especialidad. Se le permite hacerlo sabiendo que su dolosa intervención es un asunto de
seguridad nacional. Obscura es su entrada a México. ¿Qué calidad migratoria tendrá? ¿Quién solicitó sus servicios? ¿Quién lo recomendó?
El RIP, digo el PRI, niega haberlo contratado; el PAN rehúsa conocerlo. ¿Cómo llegó? ¿Lo envío la Divina Providencia, o entró a México mediante un acto de ocultismo del Mago Merlín?, que según una leyenda celta fue concebido por el diablo. ¿Cómo? Nadie de los círculos oficiales explica cómo apareció en el escenario.
Y el árbitro electoral qué hace para mantener incólume esta etapa del proceso electoral. Se muestra indiferente ante las acciones de este provocador profesional. Hasta el día de ayer, ningún consejero del INE ha abierto la boca. Uno, solo uno, no ha denunciado a la FEPADE, la conducta del misterioso personaje, por posibles ilícitos electorales.
Si antaño se embarazaron las ánforas en día de elecciones; las prácticas de este “asesor” son una nueva forma de cómo enturbiar una campaña; son una manera de sembrar duda en la oferta de un aspirante popular. Son un modo de cómo ganar elecciones.
Hace 30 años se consumó el fraude más oprobioso contra la democracia. Se repitió en 2006 y se volvió a dar en 2012. En los tres, actuaron aliadamente tecnócratas y la derecha panista.
Ahora, que sienten el rechazo popular recurren a expertos en complicar la guerra, ya de por si sucia, en la precampaña electoral. Encontraron uno, que es especialista en esos menesteres.
Por el manto que lo cubre, debió ser recomendado por algún político extranjero, afín a la tecnocracia mexicana.
Esta, para mantenerse en el poder, ha llegado hasta la bajeza de alquilar individuos para conspirar contra quien desea servir a su país, lejos, muy lejos, de la inmoralidad.
Esto, es inconcebible en una real democracia; solo tiene cabida en la diseñada por una casta, que pretende con el poder encubrir intereses mezquinos. Esa es la de quienes rentaron los servicios de este canalla.(C)
Sus ataques, a quien ha despertado la conciencia de los mexicanos marginados, lo contaminan