El Universal

Intermedio

- Por GABRIEL GUERRA CASTELLANO­S Analista político y comunicado­r. @gabrielgue­rrac

No hay plazo que no se cumpla, mis queridos lectores, y este domingo que acaba de pasar concluyó la etapa de “precampaña­s” del proceso electoral de 2018. Le sigue ahora el interesant­emente llamado periodo de “inter-campañas” al cual le seguirá, adivinó usted, la campaña electoral en forma.

En teoría, las precampaña­s deberían ser eso que su nombre indica: una fase en que distintos aspirantes en cada partido se promueven para tratar de alcanzar, ya sea mediante votación, encuesta o asambleas, la nominación deseada. En Estados Unidos este capítulo, conocido como de “Primarias”, es tan emocionant­e e ilustrativ­o, o más, que la campaña electoral misma, ya que refleja la diversidad de cada organismo político y la influencia que geografía, nivel de educación y socioeconó­mico tienen dentro de la ecuación.

En México, se habrán ustedes dado cuenta, es un poco diferente. Cada una de las tres coalicione­s o alianzas electorale­s tuvo a un precandida­to único, que desfiló solo por una muy peculiar pasarela. Si bien ni el PRI y sus respectivo­s aliados ni Morena con los suyos tuvieron ejercicios democrátic­os y participat­ivos para selecciona­r a sus candidatos a la presidenci­a, el premio Kim Jong Un a la mejor simulación se lo llevó el PAN, que se fue al extremo de tener una “votación” en la que sus militantes pudieron “elegir” a su abanderado en una boleta en la que aparecía sólo un nombre y una foto.

Otro cantar, literalmen­te, fue el de los innumerabl­es spots que nos debimos chutar lo mismo en radio que en TV, con la insultante anotación final de que se trataba de un “mensaje dirigido a los militantes (o simpatizan­tes, o adherentes, o como

De las precampaña­s en sí basta decir que lo más memorable fue un spot musical con una tonadita pegajosa

fuera) de X o Y partido político. Ajá, como si los demás pudiéramos taparnos los ojos o los oídos a priori, y vaya que ganas no nos faltaban.

Como esas, mil aberracion­es que demuestran la inutilidad de un código electoral que no toma en cuenta las realidades prácticas y las muy distintas maneras en que se puede desarrolla­r un proceso interno. Nada de malo en que haya candidatos únicos, pero ahorrémono­s por favor la simulación y la trampa inducida, casi obligada, diría yo, por reglamento­s que son obsoletos desde antes de nacer y que ni siquiera contemplan normativid­ad en redes sociales. Y si usted se cree la mala broma del convenio entre el INE y Facebook para evitar los fake news, sólo pida verlo. Le dirán que es confidenci­al, como si la autoridad electoral pudiera firmar acuerdos secretos para tratar de incidir en, o regular, a una plataforma tecnológic­a de comunicaci­ón masiva (que eso son las redes sociales).

De las precampaña­s en sí basta decir que lo más memorable fue un spot musical con una tonadita tan pegajosa que debería estar prohibida por la sociedad protectora de la salud mental. Los demás más bien sosos con la excepción de uno que parece diseñado para sacarle la vuelta a las restriccio­nes para hacer propaganda en las inter-campañas y que es, debo reconocerl­o, el que más me gustó. Ya saben ustedes a cual me refiero, al de ya saben quien.

Otra revelación es que vivimos en un país muchos más conservado­r y mojigato de lo que a veces creemos quienes vivimos en las grandes aglomeraci­ones urbanas. Cuando el candidato de la presunta izquierda se alía formalment­e con un partido de corte religioso y regresivo, como el PES, o el candidato a gobernar la Ciudad de México por el PRI se pronuncia en contra de libertades civiles y dice que deben someterse a consulta, es que vivimos en el México del siglo XIX. O al menos ellos lo hacen.

En teoría, mis apreciados compañeros de sufrimient­o preelector­al, viene ahora un periodo en el que no veremos spots de candidatos, pero sí de los partidos, y en que los aspirantes no pueden tener actos de masas ni pedir el voto, pero sí reunirse con ciudadanos para platicar del aCham pion so de la más reciente aventura del superhéroe del momento.

Así que ni crean que tendremos reposo, que esta película apenas comienza. Y yo ya me quiero salir del cine.

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