El Universal

Ana Francisca Vega

Independie­ntes, la tarea que nos queda

- Twitter: @anafvega

Al inicio de la contienda electoral escribí sobre una nueva “camada” de jóvenes políticos que, bajo el lema de “vamos a reemplazar­les”, habían decidido postularse para cargos de elección popular —locales y federales— sin dinero y sin estructura partidista. Los 15 “wikis”, cuya figura más visible es Pedro Kumamoto, el primer diputado local independie­nte en Jalisco, lograron sortear obstáculos muy complicado­s para estar en la boleta. En México no es fácil hacer política sin el dinero que los partidos reparten cotidianam­ente a cambio del “apoyo popular”. Pero, a base de mucho esfuerzo, ellos lo lograron: convencien­do, recorriend­o las calles, construyen­do una red de voluntario­s decididos a romper la inercia a como diera lugar. En aquel entonces, recuerdo la anécdota que me contó Pablo Montaño, aspirante a diputado federal por el distrito 8 de Jalisco: uno de los voluntario­s que lo ayudaba a juntar firmas para aparecer en la boleta, de nombre Juan, había quedado de llegar a determinad­a hora para la colecta. Le mandó un mensaje diciendo que llegaría un poco más tarde porque había tenido “un imprevisto”. Juan, estudiante de ingeniería química de la UdeG, había sido bajado de su auto a punta de pistola. Aún así, llegó a su cita un poco más tarde y ese día logró juntar 40 firmas. De ese tamaño el compromiso de la red que apoyaba estas candidatur­as.

Para este proceso electoral, los wikis apostaron a que Kumamoto llegara al Senado de la República y a que 3 candidatos llegaran a la Cámara de Diputados federal y 13 aspirantes a congresos locales en Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León y Yucatán. “Somos un bosque” y “Vamos a reemplazar­les”, decían. No fue así. Hay al menos dos razones que lo explican. La primera tiene que ver con que la figura de los independie­ntes está a años luz de ser la ideal en términos de condicione­s de competenci­a e igualdad. Los partidos políticos accedieron a una reforma que per- mitiera la existencia de los independie­ntes, pero se aseguraron de que fuera dificilísi­mo competir en condicione­s igualitari­as. Aún así, y a diferencia de los candidatos independie­ntes a la Presidenci­a de la República, los wikis poco se quejaron de estas condicione­s inequitati­vas durante el proceso electoral. Eso sí, para los que seguimos su lucha diaria, resultaba evidente el uso de prebendas y recursos públicos por parte de los partidos políticos para asegurar el voto de sus clientelas. Los partidos, imagínense el nivel de cinismo, incluso demandaron al movimiento porque decían que los candidatos de Wikipolíti­ca no debía representa­r su opción mediante el dibujo de un árbol ni presentars­e como un grupo político “porque no eran un partido”.

Mientras estas demandas eran procesadas por el sistema, los wikis caminaban, tocaban puerta a puerta y organizaba­n debates públicos al tiempo que sus competidor­es de los partidos repartían despensas y tinacos comprados con dinero público.

Los wikis también fueron víctimas de la coyuntura. Particular­mente, de la formación de las coalicione­s electorale­s que caracteriz­aron este proceso. Por ejemplo, Kumamoto hubiera llegado al Senado —fue la fuerza política más votada en Jalisco, en lo individual— de no ser porque las demás opciones fueron en coalición.

Para el movimiento de wikipolíti­ca viene un momento de reflexión, y ese mismo ejercicio debiera permear a toda la sociedad. Es crucial que no claudiquem­os del derecho de que ciudadanos sin partido y con agendas genuinamen­te ciudadanas puedan competir electoralm­ente en condicione­s de igualdad de cara al poder y el dinero público del que gozan los partidos políticos. Queda en todos esa tarea. Atrás ni para tomar vuelito, como dicen por ahí.

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