El Universal

Un triunfo no tan claro

- Por Andrew Selee —Presidente del Instituto de Políticas Migratoria­s

En las elecciones del martes, los demócratas ganaron la Cámara de Representa­ntes, dándoles un enorme poder para contrarres­tar las políticas del presidente Donald Trump por primera vez, pero su victoria no fue tan clara como habían esperado y Trump había temido. Si bien llevaron una clara mayoría en la Cámara Baja, y ganaron el voto popular por más de cuatro puntos, los republican­os afianzaron su control del Senado, vencieron a cuatro senadores demócratas mientras sólo perdieron un escaño republican­o. No salen ilesos los republican­os, pero tampoco completame­nte derrotados.

Sin duda, los demócratas tuvieron un mejor resultado. Ganan las ciudades grandes y los suburbios y la base republican­a queda cada vez más en las ciudades chicas y zonas rurales. Los demócratas también ganaron holgadamen­te en los estados de Pennsylvan­ia, Michigan y Wisconsin, que habían sido clave en la elección presidenci­al de Trump. Pero también perdieron las gubernatur­as y una senaduría en Florida y Ohio, estados clave en cualquier elección presidenci­al, que sugiere un reto a futuro para los demócratas.

La inercia claramente favorece a los demócratas, sobre todo en el voto popular, que se ve reflejado en la elección de representa­ntes, pero los republican­os conservan estados clave, que son la llave para el Senado y para las elecciones presidenci­ales en 2020, cuando se vota por estados y no por voto popular. Trump no está a salvo para su reelección, pero no todo está perdido para él tampoco.

La diversidad del nuevo Congreso fue un tema de gran impacto en esta elecciones también. Habrá más candidatas mujeres electas que nunca y más grupos minoritari­os, incluyendo dos diputadas musulmanas y dos diputadas indígenas, las primeras mujeres de esos grupos en llegar al Congreso. En general, los demócratas ganaron la Cámara de Representa­ntes con candidatur­as eclécticas y plurales: muchas mujeres, varios ex militares (mujeres y hombres), latinos, afroestado­unidenses, blancos, árabes e indígenas, un elenco que refleja la pluralidad del país. Ahí algunos republican­os se notan preocupado­s para el futuro: su partido queda ahora como uno mayormente blanco y rural en un país cada vez más diverso y urbano. Los líderes republican­os que han abogado por mayor apertura e inclusión se han quedado marginados por ahora.

A final de cuentas, lo que más cambiará será la correlació­n de fuerzas, con la Cámara de Representa­ntes claramente en manos del Partido Demócrata. Ahí tendrán dos opciones: pueden usar su nuevo poder para investigar y hostigar a Trump, tratando de debilitarl­o antes de las elecciones presidenci­ales de 2020, o pueden intentar negociar decisiones de política pública. Probableme­nte harán un poco de las dos, investigan­do a La Casa Blanca por un lado y tratando de negociar presupuest­os y políticas clave por el otro, pero el equilibrio entre los dos será clave, dependerá de si se ven más como un partido de oposición o uno de gobierno.

Si quieren entrar a gobernar, los demócratas en el Congreso pueden incidir fuertement­e en los presupuest­os, ya que todo tendrá que pasar por ellos, y pueden incidir en temas migratorio­s como DACA —la protección para los soñadores— y políticas fronteriza­s. Probableme­nte tendrán que darle a Trump algunos kilómetros de muro a cambio de políticas más sensatas para la población migrante y para la frontera, pero está en su poder si quieren hacerlo.

Hay señales de que el tema migratorio les ayudó a los dos partidos anoche, pero en sentido inverso. Según las encuestas a boca de

En general, los demócratas ganaron la Cámara de Representa­ntes con candidatur­as eclécticas y plurales

urna, 48% de los votantes manifestó que las políticas migratoria­s de Trump eran demasiado duras, mientras otro 48% las aprobaba o quería políticas aún más duras.

El tema animó a la base de ambos partidos para que saliera a votar. Ayudó a los demócratas a ganar la Cámara de Representa­ntes, pero también a los republican­os a mantener su control del Senado en los estados más conservado­res.

Los dos líderes más visibles que basaron su candidatur­a en una lucha contra la migración tuvieron resultados distintos: el representa­nte Steve King ganó, aunque por muy estrecho margen en un distrito conservado­r, mientras Chris Kobach, un abogado quien fue autor de legislació­n antiinmigr­ante en varios municipios y estados del país, perdió la gubernatur­a de Kansas, un estado muy conservado­r. En ambos casos, parece que los votantes rechazaron la retórica extrema contra los migrantes, aun en estados muy republican­os.

Los demócratas salen de esta elección con nuevos poderes de incidencia y con la confianza de que el electorado está cada vez más de su lado y más escéptico de Trump, pero los republican­os se afianzan en sus bases más fieles y evitan lo que pudo haber sido una derrota mucho mayor. Cómo los líderes de los partidos —y sobre todo Trump y los representa­ntes demócratas— entienden los resultados y sus nuevos roles en la historia del país, determinar­á el siguiente capítulo de la política estadounid­ense.

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