La Jornada

Música para mostrar que la guerra no frena la vida

- REUTERS MOSUL.

En medio de las ruinas bombardead­as de un antiguo lugar venerado por musulmanes y cristianos en Mosul, el violinista iraquí Ameen Mukdad realizó ayer un pequeño concierto en la ciudad de la que huyó obligado por milicianos de Estado Islámico.

Mientras Mukdad tocaba partituras que compuso en secreto cuando vivía bajo el duro régimen del grupo insurgente, se escuchaban explosione­s y disparos en los distritos occidental­es de Mosul, donde las fuerzas apoyadas por Estados Unidos aún luchan por el control de la ciudad.

‘‘Este es un lugar para todos, no sólo una secta. Daesh no representa una religión sino que es una ideología que reprime la libertad”, dijo Mukdad utilizando un nombre despectivo para el grupo.

Mukdad, de 28 años, huyó de Mosul luego de que combatient­es de Estado Islámico ingresaran en su casa y le confiscara­n sus instrument­os, consideran­do su música una violación de su interpreta­ción de línea dura del islam suní.

El concierto del miércoles, que duró una hora, marcó su primer regreso a la ciudad tomada en 2014 por la organizaci­ón extremista. Mukdad dijo que eligió la Tumba de Jonás, o la mezquita del profeta Yunus (Jonás), como los musulmanes denominan al sitio, para representa­r unidad.

‘‘ Quiero aprovechar esta oportunida­d para enviar un mensaje al mundo de que la música es algo hermoso y dar un golpe contra el terrorismo y todas las ideologías que restringen la libertad”, comentó el violinista. ‘‘Todo el que se opone a la música es horrible”, agregó.

Fue como un sueño, dice una mujer

Ameen Mukdad anunció el sitio y la hora del concierto, cerca de las ruinas de la antigua Nínive, en las redes sociales, una decisión audaz en Mosul oriental en momentos en que los milicianos todavía controlan la Ciudad Vieja al otro lado del río Tigris.

‘‘El concierto fue como un sueño”, dijo Tahany Saleh, quien por ser mujer fue obligada por los milicianos a dejar sus estudios universita­rios.

‘‘ Quería venir a dar un mensaje de que la guerra no ha frenado la vida en Mosul”, dijo el violinista. ‘‘ Se puede ver todo el daño, pero aún queremos ser felices, queremos escuchar música”, añadió.

En una señal de cuán nerviosos siguen los residentes de Mosul, seis meses después del comienzo de una operación militar para expulsar a Estado Islámico de la ciudad, apenas 20 personas, en su mayoría hombres, asistieron al concierto.

‘‘Esto es lo que los jóvenes necesitamo­s”, expresó Abdullah Thaier.

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