MÉXICO SA
◗ Urgente cambio de modelo Hartos de más de lo mismo ◗ Inflación sube a paso veloz
n una suerte de apuesta, en la que juegan máscara contra cabellera, los tecnócratas de la Secretaría de Hacienda afirman que la economía nacional “funciona razonablemente bien”, mientras los de otras instancias sostienen exactamente lo contrario. Los primeros calculan que 2017 cerrará con un “crecimiento” hasta de 2.3 por ciento, en tanto los segundos estiman que, si bien va, no pasará de 1.8 por ciento. Pero en cualquiera de los casos el resultado sólo confirmaría –como si fuera necesario– que el país acumula tres y media décadas sin salir del circuito del más de lo mismo. En vía de mientras, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) divulgó su más reciente análisis, del que se toman los siguientes pasajes. En lo que va del presente año la economía ha mostrado un contexto de contrastes. Si bien existen algunos elementos que permiten mantener una perspectiva positiva sobre el desempeño económico de México, otros evidencian que no es generalizado. Por ejemplo, en términos de crecimiento económico el país presentó un avance acumulado de 1.8 por ciento en los primeros cuatro meses del año, donde el sector primario tuvo el mayor crecimiento, con 5.2, seguido del terciario con 3.1, mientras que en la parte negativa se ubicó la industria con una tasa anual acumulada de -0.8. En cuanto al sector externo, los resultados son favorables con un ritmo positivo en los primeros cinco meses del año de 10.2 por ciento, mientras que por el lado de las importaciones el incremento acumulado fue de 7.4. Sin embargo, otras variables limitan las expectativas positivas para el resto del año. En primera instancia, por la debilidad en la generación de inversión en el país, la cual, medida por la formación bruta de capital fijo mostró un avance nulo en el primer trimestre del año (cero por ciento), donde la parte privada tuvo un incremento de 1.5 por ciento, pero que se vio mermado por la caída de 9.1 en la inversión pública. En cuanto a los componentes de la inversión, en el sector de la construcción se contrajo en 3.2 por ciento, mientras que en maquinaria y equipo se tuvo un de-sempeño positivo de 5.1. En la información mensual, medido por la inversión fija bruta, el desempeño de abril presentó una caída de 8.6 por ciento, siendo el resultado más bajo desde la crisis de 2009, donde el componente de la construcción se redujo 9.9, la peor caída desde hace más de 15 años, y el de maquinaria y equipo 6.6, disminución no vista desde la más reciente crisis económica del país. En este escenario, el Indicador de Confianza Empresarial es un elemento que vislumbra la opinión pesimista de los directivos empresariales sobre la situación económica del país y sus empresas, en donde el indicador del momento adecuado para invertir es el más débil y que por lo tanto anticipa dificultad de una recuperación de la inversión en el corto plazo. Por su parte, en el primer cuatrimestre del año el consumo mostró un avance positivo con un crecimiento de 3 por ciento anual. Sin embargo, el resultado del último mes muestra una desaceleración en uno de los sos presupuestarios continúan mostrando crecimiento en términos reales, siendo que durante los primeros cinco meses del año el acumulado fue de 7.9 por ciento, debido al incremento acumulado de 22.9 en los petroleros y 5.5 en los no petroleros. En la parte menos favorable se encuentra el reporte sobre el gasto, el cual en lo que va del año tuvo una disminución de 6.4 por ciento; el corriente fue menor en 2.7 por ciento y el de capital cayó 40.1 por ciento, en el cual la inversión física acumulada fue menor en 20.7 por ciento en relación con el mismo periodo de 2016, mientras que en contrasentido el costo financiero, que corresponde a un gasto no programable, mostró un crecimiento acumulado de 35 por ciento. Esta situación evidencia una priorización del gasto en atención al endeudamiento, a la menor disminución en gasto corriente y el mayor castigo a la inversión pública. Debe agregarse el contexto de incertidumbre por los acontecimientos de la coyuntura, en particular la próxima renegociación del TLCAN, así como la volatilidad del tipo de cambio, el alza en las tasas de interés y el próximo proceso electoral de 2018. La reactivación económica requiere consolidar el mercado interno de forma productiva, mediante el fortalecimiento de las empresas en México y un programa de recuperación sostenida de la inversión para alcanzar tasas de crecimiento superiores. La invitación a repensar el modelo implica generar alternativas de desarrollo y crecimiento con mecanismos diferentes a los tradicionales en los últimos 30 años, que han limitado la obtención de resultados positivos.