EDITORIAL
Nueva conquista o verdadera alianza, por Héctor Núñez
En los últimos años, China se ha erigido como la segunda potencia económica mundial con su creciente influencia en el ámbito global.
Su poderío se hace evidente hoy en los deportes, la infraestructura, los negocios, sus empresas, la tecnología, su manufactura, la milicia, cultura, y otros ámbitos. El factor China está haciendo avances cada vez más significativos.
El país oriental tiene una población diez veces mayor a la de México y un crecimiento económico superior al 6 por ciento, cuando el promedio mundial es menor al 3%, incluyendo a Estados Unidos. Por eso es evidente que eventualmente México tendrá que interactuar dentro del rango de influencia de El Dragón.
Debemos de reconocer que China es ahora una potencia con mucho peso e influencia en la economía global y que debemos de fijar una estrategia para lograr los mayores beneficios de las nuevas relaciones comerciales que seguramente ellos buscarán, pues necesitan mantener su ritmo de crecimiento expandiéndose a nuevos mercados, en la búsqueda de materias primas y talento humano.
Querámoslo o no, esa nación ha contribuido a elevar el nivel de calidad de vida de las familias de América con sus productos accesibles y baratos que inundan los hogares de millones de personas y que se compran en las tiendas como Walmart.
La presencia de sus productos es cada vez más evidente en nuestro país como es el caso de los teléfonos celulares Huawei que patrocinan al icónico Club América de Futbol, sin contar las nuevas marcas de automóviles, las motocicletas Italika, teléfonos ZTE y otros que se distribuyen portando logotipos occidentales, además de maquiladoras que provienen de ese país.
Ciudad Juárez, que es uno de los más importantes centros de manufactura mundial, no puede ser ajeno a la influencia china que cada vez se hace más notoria.
Recientemente visitó Ciudad Juarez Qiu Xiaoqi, embajador de China en México, acompañado de representantes de empresas orientales buscando mercados y con interés en realizar inversiones en Ciudad Juárez.
Durante su visita se pudo observar que los representantes Chinos que asistieron ya poseen experiencia en abrir mercados en Sudamérica donde ya tienen negocios establecidos. Además sus presentaciones se llevaron a cabo con un alto dominio del idioma español.
Su estrategia fue directa con reuniones con influentes empresarios locales y las autoridades municipales y estatales.
Conociendo cómo se han manejado en su mayoría los inversionistas locales, no fueron pocos los que vieron el potencial de las inversiones chinas para que se trasladen en la compra o renta de naves industriales y prestaciones de servicios.
Cuando se trata de inversión extranjera ya ha sucedido que los gobiernos tienden a ofrecer terrenos sin costo o baratos, excención de impuestos, IVA e ISR entre otras facilidades.
Pero con China debemos de cambiar el patrón y la estrategia que hemos mostrado con otros países y sus inversionistas, a quienes les hemos vendido la posición geográfica, calidad de mano de obra y perdón de impuestos.
Pocas veces participamos en los reales beneficios de la transformación y manufactura aportando materiales directos, tecnología, propiedad intelectual, mercadeo, y consumibles, entre otras cosas, que es donde se encuentra la mayor parte de las ganancias y beneficios.
Debemos proponer relaciones más balanceadas con El Dragón, donde se logren alianzas comerciales que permitan a empresas mexicanas vender productos en ese enorme mercado. Donde los juarenses y los chinos nos convirtamos en aliados y socios de manufacturas en México y conseguir así el acceso conjunto al mercado mexicano y estadounidense.
No podemos seguir esperanzados en que las inversiones extranjeras serán el único motor del desarrollo de Ciudad Juarez. Ahora debemos complementarlas con talento e inversión local.
Así como en China las inversiones extranjeras se asocian con inversiones locales, así México debe de proponerle este modelo que no es nuevo para ellos.
Para esto, debemos ser proactivos y tener listas las propuestas de modelos de negocios a los chinos desde el principio, en donde participemos de manera directa en una verdadera alianza y no dejemos que solamente las inversiones extranjeras dicten el desarrollo de nuestra ciudad, porque ese viejo esquema sólo causa que los juarenses perdamos la capacidad de influencia para decidir a dónde queremos dirigirla y cómo queremos transformarla.
Sólo así podremos lograr un futuro más balanceado para todos en el nuevo orden económico mundial.