La mirada en el futuro
El esquema basado en empresas tractoras y proveedores que esperan por órdenes de compra, tiene sus días contados.
Eel avance de la tecnología y la presión de los productores por tener menores costos, tiempos, espacio, inventario y peso en sus componentes, ha hecho que la balanza se gire a favor de los proveedores. Son ellos los dueños de su destino en cuanto a la obtención de contratos y la posibilidad de crecer sus negocios.
La industria está inserta en la economía de la disrupción. Los ciclos de vida de los productos son cada vez más cortos, las necesidades tecnológicas y de datos son cada vez mayores. Por ello, los proveedores que son capaces de anticipar o subirse oportunamente a las tendencias de sus industrias, resolviendo los ‘cuellos de botella’ técnicos y tecnológicos de los fabricantes, son los que tienen una mayor garantía de supervivencia, sin importar su giro. Tener la mirada puesta en el futuro es crucial.
¿A quién seleccionarán los fabricantes de productos terminados? A quien sea capaz de resolver los problemas de su cliente, a través de factores como una mejor tecnología, precio y calidad.
Sobre todo este último factor, cuyo significado es mucho más amplio que la tradicional descripción de productos duraderos, de terminado perfecto y funcionamiento óptimo. El término abarca ahora una dimensión más allá del producto en sí, pues involucra desde la visión de futuro en la propuesta de diseño, hasta la escalabilidad de uso del componente o la capacidad de integrarse a un sistema inteligente, la sustentabilidad detrás de sus procesos y hasta la legalidad y reputación de los socios de la empresa proveedora.
Cada vez es más extendida la práctica corporativa de compras basadas en efectos tangibles e intangibles de las empresas, donde la relación costo/beneficio pasa a segundo término respecto de la noción de confiabilidad de los proveedores, sus prácticas de sustentabilidad, inclusión, y la legitimidad de su fondeo de capital.
Los paradigmas del mercado industrial están cambiando. Las cadenas productivas se engarzan de manera diferente, dejando atrás el orden jerárquico del fabricante final. Ahora se trata de encadenamientos más moleculares donde el proveedor es parte del ADN de los productos. La buena noticia es que eso da la oportunidad de participar a cualquiera que tenga una buena visión de futuro para hacer negocios limpios y propositivos, donde la innovación es el motor principal de la industria. ¿Está su empresa dispuesta a aprovechar la oportunidad?