El dilema de Marcelo Ebrard
El viernes, Marcelo Ebrard, próximo secretario de Relaciones Exteriores, tendrá su primera prueba. Se encontrará frente a una delegación nutrida e importante de representantes del gobierno de Donald Trump.
A juzgar por lo que hemos visto en las últimas semanas, Donald Trump ha elegido el tema migratorio para enfrentar las elecciones legislativas de noviembre en Estados Unidos y de ahí construir su reelección, el tema estará en la mesa.
Ebrard y el nuevo gobierno pueden resolver el asunto de manera muy sencilla: actuar como el actual gobierno priista.
Es decir, nos envolvemos en la bandera, somos muy dignos en los discursos hacia los mexicanos, el muro no lo vamos a pagar pero eso es su decisión, la política migratoria interna en Estados Unidos es asunto de ellos y vamos a susurrar algunas quejas, seguiremos aceptándoles a todos sus deportados sin siquiera ver si son mexicanos y seguiremos, para quedar bien, asegurando nuestra frontera sur para que los del norte se dejen de quejar de que aquí los dejamos pasar a todos —no sin robarlos y vejarlos, por supuesto—. Puede también seguir diciendo que hay que “buscar áreas de entendimiento”, quién sabe cuáles, porque las que le interesan a Estados Unidos ya más o menos las tiene entendidas el Estado mexicano.
También puede Ebrard hacer lo que esbozó hace un año en una conferencia de Madrid y que Salvador Camarena rescató con acierto hace unos días en su columna. Salirse de su zona de confort e imaginar una nueva manera de hacer política frente a Estados Unidos. Nada revolucionario, no se trata de declarar la guerra, no, es Estados Unidos, nuestra más importante relación en el mundo.
Pero tal vez el cambio de gobierno y de interlocutores mexicanos sirva para ahora sí hacer bueno, por ejemplo, aquello de lo integral. Sí, seguimos trabajando y hasta incrementamos la cooperación en seguridad, pero qué tal si trabajamos en ordenar la migración legal y ver de otra manera la indocumentada. Qué tal si, entendiendo la crisis de los países centroamericanos, hacemos algo juntos que ayude a los flujos, pero ayude también a las causas que están expulsando a tantos y que ya afecta a comunidades mexicanas. O hacer algo con las redadas y con el discurso xenófobo, o meter al TLC, qué se yo.
Lo dijo Marcelo: “Imaginar una nueva arquitectura frente a esta circunstancia”. O nadar de muertito.