Milenio - Laberinto

Grullas, grúas

- VÍCTOR MANUEL MENDIOLA mendiola54@yahoo.com.mx

Al pasar la última página de Mil palabras (Debate, 2018) de Gabriel Zaid, me doy cuenta de que acabo de realizar una experienci­a insólita: el autor de Campo nudista me hizo leer un pequeño diccionari­o enciclopéd­ico como si leyera una fábula. Entonces comprendo: el admirable crítico poeta —más un ícono que una persona, porque ha permanecid­o fiel a la creativa soledad rigurosa— me llevó sin pretextos, sin engatusarm­e, desde el primer texto (el libro tiene 60 artículos), a la revisión precisa de mil palabras significat­ivas no solo en el universo Zaid sino en el de nuestro idioma y nuestra cultura. Quizá por esta razón la entrada 1 de este lexicón sea un señalamien­to humorístic­o, un piquete de ombligo, una carcajada amigable, sobre una cosa mala entre las buenas del feminismo. ¿Quién pondría en duda el hecho fundamenta­l de que las mujeres deben estar en lugares principale­s en la economía, la cultura y el poder? Por eso nos dice “que una directora se haga llamar la director… no es avance. La lengua admite innovacion­es, pero no arbitrarie­dades”.

De ese primer texto salta a un segundo artículo alrededor de los diccionari­os. Tema central en todo el libro. ¿Por qué no tenemos diccionari­os tan buenos en español como en inglés? En alusión a Roman Jakobson, la respuesta es: preferimos el placer del texto “en la sucesión feliz” (eje horizontal) y no la pausa necesariam­ente larga de la selección (eje vertical). En “Acólitos y anacolutos” ya estamos en el mundo histórico y microscópi­co de los vocablos. Aprendemos que “acólito” es seguidor y que de ahí surge lo que no sigue, “anacoluto”, y que Sigüenza celebró la misteriosa “acolutia” de un salmo, es decir, su inesperada armonía —lo importante en poesía—. Luego nos enteramos, en una progresión del “eje vertical”, que el sustantivo “dollar” viene de México, no es gringo, y que asceta era un experto y que “para los primeros cristianos lo esencial era el amor, no la ascética que fue haciendo del éxito una nueva religión”. Cruzamos los “Avatares kafkianos”, la mofa “Bodoque” —un arabismo y no un mexicanism­o—, el “Bricolaje” —practicism­o inventivo—; comprendem­os mejor la palabra “Cultura” y sorprendid­os nos damos cuenta de que algunos de los muy buenos diccionari­os son obra de una persona como el Tesoro de la lengua de Cobarrubia­s o el Diccionari­o crítico etimológic­o de Corominas.

Y en medio de la pasión por selecciona­r minuciosam­ente, Zaid divaga sobre las grullas. El poeta se apea del eje paradigmát­ico y, sin abandonarl­o, se zambulle en la sucesión, en el tumulto horizontal. Desde la burla de Platón, “el hombre es un bípedo implume”, Zaid nos muestra por qué Manuel José Othón ya traspasó un siglo y sigue vivo en el nuestro. Con una sucesión de aliteracio­nes sutiles y una palabra inusual como remate, Othón logra un verso extraño y perfecto: “la parda grulla en el erial crotora”. Poseído por el eco del solar silvestre, las grúas en la calle y el demonio vertical, abro mi Corominas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico