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as guacamayas que tanto descalificaron a los jóvenes, diciendo que eran apáticos, egoístas, enajenados y demás, ahora sin rubor alguno hacen premoniciones: es una reacción efímera y pronto todos regresarán a la normalidad, dicen los sesudos analistas. Otros van más lejos, como el rector Graue, acusando a los chavos de ser ajenos a los estudiantes y pretendiendo eliminarlos de la gran labor del centro de acopio del Estadio de CU. La respuesta fue inmediata: los chavos tomaron directamente en sus manos la recolección y distribución de las donaciones. Una vez más la burocracia enseña el cobre. Solo sabe calumniar y amenazar, no sabe entender la espontaneidad solidaria. Está acostumbrada a ver todo como un bazar.
Tampoco entendieron que era tiempo de movilizarse y pretendieron volver a la normalidad, regresando a clases. Los estudiantes realizaron asambleas gigantescas y en ellas decidieron continuar movilizados. La UNAM, el IPN, las Normales, las universidades de Puebla, Morelos y muchas privadas son mucho más que aulas. Son y han sido espacios de libertad, solidaridad