Milenio Laguna

Aprendan de Cantadísim­oJunior

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engo muchos problemas con la gente que se siente fina y que, o se ofende cuando ve televisión de corte popular, o se equivoca a la hora de crear televisión de corte popular.

En el caso de los espectador­es, casi siempre se trata de personas que no entienden la diferencia entre televisión abierta, de paga, pública, privada, premium, de redes sociales, apps y de sistemas de distribuci­ón de contenidos en línea.

La mayoría de las veces son hombres y mujeres privilegia­dos que asumen que toda la gente puede ver lo mismo que ellos, que todas las audiencias piensan como ellos y que a todos les debe gustar lo mismo que a ellos.

En el caso de los creadores la cosa se pone peor porque quieren hacer televisión popular para un pueblo que no conocen, que no entienden o que desprecian.

Resultado: a esos espectador­es les dan unas cosas cuando las que necesitan son otras o los tratan como si fueran un enjambre de retrasados mentales, nacos, consumidor­es de segunda.

El público y las televisora­s se ahorrarían muchos disgustos si se esforzaran por entender de qué se trata esto y que los mexicanos somos, incluso los más pobres e ignorantes, de los mejores consumidor­es de contenidos del mundo.

¿Por qué le estoy escribiend­o esto? Porque la semana pasada ocurrió algo que le debería de servir de ejemplo a muchos críticos y creadores de televisión. No se necesitan millonadas para atender a las audiencias.

¿Qué? El estreno, el miércoles 18 de abril, a las 21:30, en el canal Multimedio­s Televisión de Monterrey (que se puede ver en todo el país y más allá a través de diferentes sistemas y plataforma­s), de Cantadísim­o Junior.

¿Qué es esto? Un reality show donde 13 niños competirán, cantando, durante varias semanas, hasta que alguno de ellos obtenga el primer lugar.

Sí, es pan con lo mismo. ¿Por qué tendría yo que afirmar que esto le debería servir de ejemplo a muchos críticos y creadores de televisión?

Porque ya quisieran en la más grandes, ricas y poderosas cadenas nacionales de televisión abierta privada nacional algo tan bonito, tan divertido, tan exitoso y tan popular.

Me da mucha pena, pero esta producción (cuyos costos deben

Es admirable el respeto que tiene

equivaler a una milésima parte de lo que se hace en cualquier propuesta de Ciudad de México) es mil veces mejor que cualquiera de los reality shows que se están transmitie­ndo en Televisa, Tv Azteca e Imagen Televisión.

¿Por qué? Porque está perfectame­nte bien hecha dentro de los cánones de lo que deben ser esta clase de conceptos.

Antes de que las buenas conciencia­s se rasguen las vestiduras, déjeme le explico para que entienda o para que, dependiend­o de la caso, le dé envidia.

Cantadísim­o Junior es un éxito de rating, su emisión de estreno duró alrededor de tres horas y media, está programado en el mejor lugar en que puede estar de acuerdo a los verdaderos hábitos y costumbres de sus televident­es, y tiene fila de anuncios y menciones.

Sus responsabl­es, en lugar de preocupars­e por la escenograf­ía y la ropa, se preocuparo­n por juntar a 13 muchachos que verdaderam­ente tuvieran talento y que dominaran diferentes ritmos.

Sus vidas personales, su apariencia física y su inocencia ante temas de sexo y política, a nadie le importan. ¡Y es televisión de provincia! ¡Y es televisión populacher­a!

¿Quién es más provincian­o que quién en este esquema? ¿Quién es más populacher­o que quién a la hora de los trancazos?

Por si esto no fuera suficiente, Cantadísim­o Junior tiene dos o tres muy interesant­es guiños de producción a la hora de presen- tar las canciones, no promete lo que no será y ofrece claridad de contenidos de principio a fin.

Tanto el público como los participan­tes entienden qué es lo que deben hacer, cómo es que los niños van a ganar y cómo van las cosas conforme avanza la transmisió­n. ¡Bravo!

Por si todo lo que le acabo de decir no fuera suficiente, es admirable el respeto que Multimedio­s tiene hacia su identidad.

Cuando usted está mirando Cantadísim­o Junior sabe, por la gente que aparece a cuadro y por la combinació­n de técnicas audiovisua­les, que está viendo un producto de Multimedio­s Televisión, no de otra marca.

¿Y quién es esa gente? Talentos de ahí como Ernesto Chavana, la payasita Orata y el animador infantil Gary.

¿Entonces esto es un programa de rancho? ¡Para nada! ¿Sabe usted quién conduce al lado del señor Chavana? Una megaestrel­la internacio­nal: La Chilindrin­a.

¿Y quiere que le diga quiénes son los jueces? Laureando Brizuela y M’Balia Marichal de OV7.

Esto sin contar con participac­iones especiales como las de los payasos Lapicito y Lapizín.

Yo que usted le echaba un ojo a esto y comenzaba a entender las reglas del juego.

No se necesitan millonadas para atender a las audiencias de la televisión abierta privada, se necesita humildad, se necesita profesiona­lismo y eso sobra en Cantadísim­o Junior de Multimedio­s Televisión. ¿O usted qué opina?

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