Milenio Puebla

LaMars y su representa­nte

- Susana Moscatel Twitter: @SusanaMosc­atel

onfieso que hasta que Adela Micha dio la nota de que una chavita llamada LaMars se había tratado de “pasar de viva” la semana pasada, yo vivía en un mundo más feliz, en el que no sabía que nuestro nuevo fenómeno virtual tenía que ver con la discusión de si alguien con acceso a YouTube debe o no ir a la escuela. Les diría que me siento afortunada de haber vivido unos días más en ese mundo, pero este fin de semana todos mis amigos comentaron el tema y, bueno, hay que saber qué está pasando cuando uno tiene esta chamba. Hasta en las cosas más nimias y estúpidas como, por ejemplo, Rubí dando autógrafos y luego recibiendo abucheos en los premios MTV y posteriorm­ente vendiendo el concepto de Amazon.

Me niego a pensar que este es un fenómeno de milenniall­s. Ya me harté, como muchos de ellos deben estar, de pensar que toda una generación tiene exactament­e el mismo defecto. Vaya que nosotros ( generación Siempre en domingo, por ejemplo) no teníamos cosas mucho mejores en nuestros momentos más chafas, pero aquí, lo que está pasando es que los vivales están viendo oportunida­des brutales de hacer negocio, no solo sin esfuerzo, sino sin importarle­s nada más que los clicks y el dinero. El daño que puedan hacer es lo de menos.

Así es como esta chava llegó con Adela, la periodista quería explorar el fenómeno, pero no contaba con que ya hay cazadores de personas como esta chavita (que me dicen que hace los más extraños y peligrosos malabares entre su nariz y boca con un preservati­vo), quien se volvió famosa en las redes por atacar lo que muchos dirían que es nuestro fallido sistema educativo nacional. Sin duda, hay mucho que decir al respecto, pero de eso a “ya no quiero ir a la escuela” son dos historias distintas.

El caso es que en lo que Adela, como ella misma lo cuenta, averiguaba cómo poner a esta chavita a aprender quién fue Benito Juárez, se apareció alguien en el camino. No sabemos quién es, pero su especie ya abunda. Vio la oportunida­d y le ofreció “representa­r” a ¿La Mars? (no puedo con ese apodo) diciéndole que él o ella iba a negociar todo en su nombre. Hasta los más avispados en esto de redes han perdido todo por creérsela y quizá soñando con ser la próxima Rubí, esta chica se compró el tema de que debía tener un representa­nte.

Esto, en un país donde las personas con muchísimo talento difícilmen­te tienen uno, y en general las empresas (a menos que sean de verdad deseados) se niegan a negociar con ellos, pero así estamos por ahora. En un mundo donde no importa si el mensaje es “no estudies, porque te harás rico haciendo tonterías” en lugar de aprovechar esta fantástica tecnología para impulsar precisamen­te cosas como la educación. Bueno, este caso al menos suena como una buena lección para todos.

En estos días los 15 minutos de fama sí se pueden monetizar en clicks y hasta en repentinos patrocinio­s. ¿Pero después? ¿Quién te va a contestar el teléfono? Ah, perdón. Olvidé que la mayoría de estos personajes ni se les ocuriría usar su teléfono para hablar.

¿En serio?

¿Cars 3 sí pudo contra la Mujer Maravilla? ¿Que está haciendo Disney-Pixar que está imparable otra vez?

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ESPECIAL Y CLASOS
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