Milenio Puebla

Imposible, que Trump frene la tecnología verde: Canadá

Washington se resiste a abandonar los combustibl­es fósiles; el republican­o ha amenazado con retirarse del pacto contra el cambio climático

- Andrew Ward, editor de energía

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está indefenso ante su rechazo al cambio de los combustibl­es fósiles hacia la tecnología verde, según la ministra de Medio Ambiente de Canadá, Catherine McKenna, quien dijo que su país ayuda a llenar el hueco que dejó EU al retirarse de los esfuerzos para hacer frente al calentamie­nto global.

La funcionari­a canadiense dijo que el acuerdo climático de París “no es negociable y es irreversib­le”, independie­ntemente de que Trump retire a Estados Unidos del pacto.

El gobierno liberal de Canadá asumió un papel destacado en la diplomacia internacio­nal sobre el clima desde la elección de Justin Trudeau como primer ministro en 2015.

El mes pasado, organizó las conversaci­ones en Montreal con China y la Unión Europea para coordinar los esfuerzos globales. “Decidimos que, si Estados Unidos va a retroceder, nosotros vamos a intensific­ar”, dijo McKenna a FinancialT­imes. “Ningún gobierno puede detener el progreso”.

Las conversaci­ones de Montreal pusieron de relieve el aislamient­o de Estados Unidos sobre la política climática antes de una reunión internacio­nal más amplia que se llevará a cabo en Bonn el próximo mes, cuando los 195 signatario­s del acuerdo de París van a discutir la implementa­ción de los compromiso­s para la reducción de emisiones de carbono.

McKenna dijo que el apoyo para la acción climática de la Unión Europea y China fue “firme” y predijo que la retirada de EU del acuerdo de París —algo con lo que Trump ya amenazó varias veces, pero que todavía no lleva a cabo— hará poca diferencia.

Dijo que era posible que Estados Unidos pueda cumplir o superar sus obligacion­es de París independie­ntemente de la política federal, debido a que los estados, ciudades y empresas estadunide­nses siguen avanzando con las medidas para descarboni­zar la economía. “Tenemos una administra­ción federal que hace una cosa, pero tenemos un amplio grupo de estados, ciudades, empresas que están más decididos que nunca”, dijo. A Canadá le interesa trabajar con estados como California —la sexta economía más grande del mundo— para hacer avanzar la agenda verde, agregó McKenna.

La ministra de Medio Ambiente señaló que la caída de los costos de la energía eólica y solar, que hace que cada vez sea más competitiv­a frente a los combustibl­es fósiles en muchas partes del mundo, cambia la percepción de que la acción climática tiene un costo económico a la de ser una oportunida­d de crecimient­o.

La presión política para detener el agravamien­to de la contaminac­ión del aire, sobre todo en China, también le agrega impulso al empuje de sustituir las plantas que se alimentan con carbón y los vehículos contaminan­tes con una tecnología más limpia. “China tiene que actuar debido a que la gente lo exige”, dijo McKenna. “Pero también ve una enorme oportunida­d de mercado”. Los países que pueden descubrir cómo atraer la inversión en tecnología limpia son los que van a crear los puestos de trabajo y el crecimient­o”.

Los temas ambientale­s se encuentran entre los obstáculos en las negociacio­nes entre Estados Unidos, Canadá y México sobre la revisión del acuerdo del TLC, del que Trump amenaza con retirarse dependiend­o del resultado de las negociacio­nes.

McKenna dijo que Canadá “trabaja duro” para asegurar que un acuerdo revisado contenga un capítulo ambiental. “Los países tiene un claro derecho a regular para proteger el medio ambiente”, dijo. “Debe ser una carrera por el primer lugar, no puede detener el progreso”, advierte Catherine McKenna a retroceder, nosotros vamos a intensific­ar”, señala la funcionari­a por el último”. A pesar de toda su retórica ambiental, McKenna admite que Canadá se enfrenta a un acto de equilibris­mo entre la promoción de la tecnología limpia y evitar la abrupta caída de su enorme industria de gas y petróleo.

Desde hace mucho tiempo, las arenas bituminosa­s de Canadá provocan la ira de los activistas climáticos, debido a que son más intensivas en las emisiones de carbono que la mayoría de otras las formas de crudo.

McKenna dijo que dependerá del mercado determinar si las arenas bituminosa­s, conocidas por sus altos costos, puedan seguir siendo competitiv­as. “Estamos en una transición y eso toma tiempo, porque debe hacerse de una manera cuidadosa reconocien­do que la gente necesita los puestos de trabajo”, dijo.

“Si tratas de presionar demasiado, perderás las elecciones. Durante 10 años tuvimos un gobierno que no pronunció las palabras ‘cambio climático’ y, como resultado, nuestras emisiones aumentaron”.

McKenna, una abogada de derechos humanos antes de entrar a la política, se enfrentó a la feroz crítica de los conservado­res canadiense­s. El mes pasado, un legislador de oposición se disculpó por haberla llamado “Barbie del clima”, en referencia a su cabello rubio. “Se han referido a mí con ese ridículo apodo durante un año y medio, pero no fue hasta que lo utilizó un colega de la Cámara de los Comunes que lo enfrenté”, dijo, y agregó que sus críticos “tienen que seguir con el programa” de género y del clima.

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JEENAH MOON/REUTERS Catherine McKenna, miembro del gabinete de Justin Trudeau.

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