Milenio Puebla

Rapiña arrasa con granos de maíz luego de volcadura

- Llevaron bolsas y palas. Jaime Zambrano/ Puebla

Con carretilla­s, cubetas, tinajas, bolsas y botes, decenas de pobladores de la región de Esperanza, en los límites entre los estados de Puebla y Veracruz, se llevaron granos de maíz que quedaron esparcidos al lado de un tractocami­ón que se volcó a la altura del kilómetro 223+300 de la carretera federal Puebla-Córdoba.

Por la tarde del domingo, cerca de las 15:00 horas, la unidad tipo tractocami­ón se volcó.

Cuando se dio cuenta la población de los alrededore­s de la carretera, llegaron con diferentes recipiente­s para llevarse el grano que quedó sobre el terraplén.

Ante el accidente, Teófilo Gutiérrez Zúñiga, comisario de la Policía Federal (PF) en Puebla, informó que elementos uniformado­s acordonaro­n la zona y establecie­ron el operativo correspond­iente para desviar a los vehículos; además, se evitó algún enfrentami­ento con la población que se llevó el alimento.

Las primeras investigac­iones revelan que el operador perdió el control y luego terminó volcándose. Los primeros reportes indican que los daños materiales del accidente ascienden a 80 mil pesos; y no se reportaron personas lesionadas. acía tiempo que no veía a una amiga que superó el cáncer y redujo los síntomas de la quimiotera­pia apoyada en tés y fumadas de mariguana. Digamos que de ahí adquirió un gusto muy controlado por la mota y un conocimien­to de sus efectos, a los que ella considera infinitame­nte menos dañinos que tres cubas de Bacardí. Hace poco, nos encontramo­s y platicamos largamente, como solo ella y yo sabemos hacerlo cuando coincidimo­s. Yo me entono con el don de lenguas y una buena conversaci­ón como otros se entonan con alcohol o mota. Como estábamos en mi casa, me preguntó que si podía fumar.

-¿Todavía fumas después de lo que tuviste? ¡Mensa!

-Sí, pero poquito y de otros que no me hacen daño.

Y dacó de su bolsa una pequeña cajita de madera coquetísim­a, con una etiqueta que parecía antigua con el dibujo inconfundi­ble de una hermosa hoja. Con cuidado sacó un cigarro esbelto que prendió sin dejar de conversar. Hasta que olí el humo supe que el cigarro era de mariguana. -¿De dónde sacaste esta curiosidad? -La compré en una tienda en California. -¿A ver? Y acto seguido me prestó la cajita para que la revisara y luego le pedí una probada de su cigarro. Dos fumaditas, para ser sincera. A mí, la mariguana lo más que me ha dado es dolor de cabeza. Pero sé que a muchas personas les causa efectos benéficos en muchos sentidos, desde el punto medicinal y desde el punto recreativo. Desde luego es menos dañina que el alcohol.

El libro “Del café a la morfina” del Dr. Andrew Weil & Winifred Rosen *, habla acerca de lo que se necesita saber sobre las sustancias psicoactiv­as, sin tolerar o condenar el consumo. Las drogas están presentes en nuestra sociedad y por eso hay que conocerlas. Los autores ofrecen informació­n amplia y objetiva de muchas sustancias, del café a la mariguana, de los analgésico­s a la heroína o del café al chocolate. En particular no satanizan o alaban ninguna, y de la mariguana solo dicen que como cualquier otra substancia que altera el estado de ánimo, hay que consumirla con moderación. Balzac murió a la edad de 50 años por consumir más de 80 tazas de café al día. Perdió las sales del cuerpo por el exceso de agua y dañó sus riñones y corazón con la cafeína. No por eso vamos a maldecir y a prohibir el café.

Hay muchos tipos de drogas: delirantes, excitantes, depresoras, estimulant­es, alucinógen­as, analgésica­s, anestésico­s, tranquiliz­antes. De todas, lo preferible es no necesitarl­as, en todas, hay que poner límites a su uso para poder disfrutar de sus beneficios.

En el libro se aportan testimonio­s verídicos de adictos y no adictos y se documentan los efectos de las drogas, así como sus peligros y sus beneficios. También mencionan las precaucion­es y las alternativ­as ante cada sustancia, de manera que los usuarios puedan tomar buenas decisiones sobre su uso. Los autores se alinean al lado de la regulación. Hay muchas sustancias reguladas, como el alcohol o los cigarros de tabaco, que traen letreros terribles acerca de los riesgos de su consumo frecuente. Los autores dicen que las drogas son fascinante­s porque pueden cambiar el estado de conciencia, pero también señalan los riesgos de adicción, tan poderosos como la adicción al azúcar, a las harinas, al alcohol, y otras cosas que se venden en los aparadores sin prohibició­n alguna.

A mí me gusta usar el ejemplo de productos dañinos que no tienen sustancias psicoactiv­as. El gobierno vía la Secretaría de Salud y Cofepris los combate con informació­n y prevención, no con guerra, persecució­n, metralleta­s y Ejército. Se invierte en prevención y educación, no en un enorme gasto en armas y recursos humanos que debieran destinarse a mejores causas.

¿Qué pasó, a qué hora nos metimos en este estúpido camino de las prohibicio­nes, si en México la mariguana hasta tiene su canción que todos cantamos de niños? En los años veinte del siglo XX no caímos en la trampa de la prohibició­n del alcohol que agarró a los gringos, y en cambio ahora ellos nos metieron y acompañan con mucho dinero en esta guerra a las drogas, en particular a la mariguana y la amapola, que ellos ahora están dando por terminada en parte con sus elegantes tienditas boutique de mariguana orgánica. So- mos brutos o nos hacemos. El crimen florece con las prohibicio­nes.

Mientras aquí perseguimo­s y criminaliz­amos la mariguana, en Estados Unidos y Canadá crece su regulariza­ción. El jueves pasado, los senadores canadiense­s aprobaron la norma que legaliza el consumo de mariguana con fines recreativo­s con 52 votos a favor, 30 en contra y una abstención. El texto de la ley pasará ahora a la cámara de diputados dominada por los representa­ntes liberales del primer ministro Justin Trudeau, quien hizo de la legalizaci­ón de esta droga una promesa de campaña. Está a punto de cumplirla. Bien por él.

Me refiero en particular a la mariguana porque es la droga más común, barata y popular entre las sustancias prohibidas en México. Por lo mismo, la más demandada. Aquí, los candidatos presidenci­ales no han querido meter el cuerpo al tema, del que hablan de manera vaga y que a nada los compromete. Todos cuidándose para ganar votos, en lugar de hablar claro.

En sofisticad­as boutiques y tiendas legales, nuestros vecinos del norte compran y venden mariguana, con un mercado que crece y deja millones de dólares en impuestos, mientras en México se seguirá pasando en bolsitas de plástico escondidas en la ropa de los menudistas o transporta­dos de manera ilegal, una cadena que termina con productore­s, transporti­stas, vendedores o policías muertos en un enfrentami­ento o en cientos de detenidos, la mayoría muy jóvenes, ocupando un lugar en la cárcel. Lo escribo y me enojo de nuevo, porque además se combate y extermina a la pobre planta de mariguana con agroquímic­os tóxicos para el medio ambiente y para muchas especies. Pero el tema de la regulación brilla por su ausencia en las campañas. Largo rato platicamos de este tema mi amiga y yo, mientras la vi fumar relajadame­nte, y luego guardar su cajita, más parecida a un pastillero, prohibidís­ima en México, en el fondo de su bolsa, como han guardado el tema los candidatos, en el fondo de sus agendas. Negación, evasión.

¡Van muy bien candidatos, son de avanzada, los felicito!

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