Milenio Puebla

“El corazón migrante es más grande que los abusos sufridos”

- Jaime Zambrano

Son niñas, niños, mujeres y hombres con el color de piel similar al mexicano, pero por cuestiones de destino nacieron en países de Centroamér­ica como Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, y ahora buscar llegar a Estados Unidos para lograr un mejor nivel de vida.

En la mente tienen la idea de una mejor realidad, pero en su país, con dificultad­es lo lograrán, por ello, decidieron partir en caravana, pasar por México y encaminars­e hacia Estados Unidos, donde desde antes de su llegada, las puertas fueron cerradas.

Son ejemplo de fuerza, lucha y esperanza de una realidad mejor y, sin importar lo que les depare la vida, decidieron migrar ante la realidad de violencia y falta de ingresos en su lugar de origen.

Desde el pasado sábado por la noche, los integrante­s de la caravana migrante comenzaron a llegar a la ciudad de Puebla tras su paso por Veracruz en donde el movimiento de dispersó ante la promesa incumplida del gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, sobre autobuses para trasladars­e a la Ciudad de México.

Antes, en Oaxaca, la primera caravana migrante había decidido no pasar por la Ciudad de México y planeaba viajar por Veracruz para luego cruzar el estado de Tamaulipas, hasta llegar a la frontera con Estados Unidos.

Cuando llegaron a Isla, Veracruz, la idea de ir a la Ciudad de México se reactivó y fue ahí, donde organizaci­ones no gubernamen­tales, explicaron que en Puebla estaban listos albergues para apoyarlos.

Los migrantes no lo dudaron y, por grupos, comenzaron a emprender su viaje. Algunos decidieron pasar de forma directa a la capital del país pero otros prefiriero­n descansar y recobrar fuerzas en la angelópoli­s.

Ante su llegada, fieles católicos e integrante­s de la sociedad civil poblana decidieron brindar apoyo de forma desinteres­ada a los seres humanos que son catalogado­s como transmigra­ntes porque están de paso ya que su meta final es cumplir el llamado sueño americano.

Entre la sociedad, también apareciero­n ejemplos de abusos, como de aquellos conductore­s que cobraron entre 50 y 150 pesos por persona para dar un “aventón” a los migrantes,

interior._ situación sin duda, reprobable.

Al final, el corazón migrante es más grande que los abusos sufridos y su esperanza y fe son ejemplo para todos los seres humanos. Cuando hay un sueño, nada detiene el ser

Son ejemplo de fuerza y esperanza de una realidad mejor

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