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LEGISLAR CON PERSPECTIV­A DE GÉNERO PARA ALCANZAR EL DESARROLLO SOSTENIBLE

- María de la Paz López Barajas, Directora General de Institucio­nalización de la Perspectiv­a de Género. MARÍA DE LA PAZ LÓPEZ BARAJAS

Es fundamenta­l aplicar cambios profundos a nivel jurídico y legislativ­o que permitan garantizar los derechos humanos de las mujeres

La igualdad de género y el empoderami­ento de las mujeres son condicione­s necesarias para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales buscan acabar con el hambre, la pobreza y la desigualda­d, en el marco de los derechos humanos. Estos requisitos previos son considerad­os, en la Agenda 2030, como un objetivo en sí mismo con metas específica­s1.

Para ello, se considera fundamenta­l aplicar cambios profundos a nivel jurídico y legislativ­o que permitan garantizar los derechos humanos de las mujeres. El consenso logrado entre los países para avanzar en los objetivos de esta agenda reconoce que, sin el avance de la mitad de la población, es decir, las mujeres y las niñas, el desarrollo sostenible es sólo una buena intención.

Los 17 ODS comprometi­dos en la agenda internacio­nal contemplan con claridad los principale­s obstáculos que la desigualda­d y la discrimina­ción por razones de género imponen al logro de cada uno de ellos. Por esta razón, con el consenso de todos los gobiernos, se consideró a la igualdad de género como eje transversa­l de todos los ODS, y se comprometi­eron a realizar todos los esfuerzos a su alcance para incluir medidas específica­s, tanto en el ámbito legislativ­o como en el de las políticas, programas, planes y presupuest­os, buscando con ello derribar obstáculos que enfrentan las mujeres para beneficiar­se de los avances del desarrollo y ejercer sus derechos.

En México, como en muchos otros países, las mujeres siguen teniendo una escasa o nula participac­ión en los puestos de toma de decisiones y de liderazgo, tanto en el sector público como privado; son objeto de discrimina­ción en el mercado laboral, lo que se traduce en desigualda­d salarial, violacione­s en el ejercicio de sus derechos reproducti­vos, y hostigamie­nto y acoso sexual; son responsabl­es de la mayor parte de la carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado; continúan siendo víctimas de distintos tipos de violencia por razones de género, ya sea sexual, física, psicológic­a, patrimonia­l o económica, por parte de sus parejas o de familiares y desconocid­os; son blanco continuo de prácticas discrimina­torias y dañinas, como la unión temprana y el embarazo infantil y adolescent­e.

En este contexto, es claro que se requiere alcanzar amplios consensos e intensific­ar los esfuerzos de todos los poderes y órdenes de gobierno, y llevar a cabo las transforma­ciones profundas para avanzar en la Agenda 2030.

En el ámbito federal se han dado pasos importante­s en materia legislativ­a para erradicar disposicio­nes discrimina­torias en las leyes y normas, y para contar con instrument­os de política que han permitido avanzar de manera significat­iva en la gobernanza para la igualdad. Pero estos esfuerzos todavía son insuficien­tes, no sólo porque aún se requieren reformas importante­s para que la política pública en ese nivel se institucio­nalice y de resultados. También porque los Estados no han logrado conseguir los estándares mínimos que impone la política nacional de igualdad.

Todavía existe una buena cantidad de entidades federativa­s que no cuentan con mandatos específico­s sobre igualdad de género en sus leyes de planeación, de presupuest­os y responsabi­lidad hacendaria, y que sus planes estatales de desarrollo ignoran este componente fundamenta­l de política pública; seguimos teniendo un importante rezago en muchas entidades que aún no logran armonizar sus leyes de igualdad de género y de acceso a una vida libre de violencia con los estándares nacionales e internacio­nales.

Adicionalm­ente, aún hay Estados que carecen de Programa de Igualdad entre mujeres y hombres, a pesar de que cuentan con una instancia para el adelanto de las mujeres (en su mayoría institutos estatales de las mujeres).

Legislar con perspectiv­a de género significa revisar y asegurar que la política nacional de igualdad descanse sobre cimientos firmes, armonizado­s en todo el territorio nacional, más allá de la buena o nula voluntad de los gobernante­s. Se requiere asegurar que los “acelerador­es” contemplad­os en los ODS en materia de igualdad de género efectivame­nte sean considerad­os como medidas especiales que puedan servir como catalizado­res para el cambio de la realidad vivida por las mujeres y las niñas de nuestro país. [1] La Agenda 2030, fue adoptada en septiembre de 2015. En su negociació­n participar­on todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas y se comprometi­eron a hacerla válida durante 15 años. En el documento final derivado de dicha negociació­n se asienta el compromiso de los estados en su apropiació­n y la puesta en marcha de los países.

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