Pintores y discapacitados, unidos por el arte
La Fundación Pasos lleva a cabo su proyecto Encuentro con artistas, en el que un menor realiza una obra que después será intervenida por un creador plástico reconocido
Interrumpe el trazo y, con el pincel en suspenso, el artista observa los colores indeciblemente vivos y luminosos del lienzo que se encuentra en el caballete frente a él. Reflexiona unos cuantos segundos hasta que suelta un dejo de risa: “No sabes si uno lo echa a perder o no, porque es muy difícil saberlo”.
El artista Gabriel Macotela hace varias pausas mientras pinta; se percibe claramente que la tarea le cuesta un poco de trabajo porque, en el fondo, quisiera que el cuadro que está interviniendo, creado hace unas semanas por Mariana Orozco de la Torre, hablara por sí solo. “Trabajo respetando mucho lo que hizo ella, dejando que su pintura quede como un fondo; yo nada más quiero hacer un dibujo y, sobre todo, respetar su poética, su belleza”, dice este reconocido creador plástico, con una actitud en la que se concreta el reconocimiento a una artista con discapacidad y el mayor apoyo a la fundación que respalda a Mariana y a decenas de niños y jóvenes más.
La tarea que le ha sido asignada a Macotela es la de intervenir uno de los cuadros que han sido pintados previamente por niños con diferentes discapacidades y que son atendidos por la Fundación Pasos.
Es el proyecto Encuentro con artistas, que tiene ya cinco años y que consiste en que cada uno de los talleristas inicie una obra pictórica, la cual se le da a un pintor reconocido para que la intervenga y después salga a subasta.
Karina Chowanczak, directora de la institución, explica a MILENIO que con el dinero que se obtiene en estas subastas se beca a niños que no cuentan con recursos para solventar sus tratamientos, así como para la mejora del equipamiento de sus instalaciones, ubicadas en avenida Universidad 1687.
Allí se atiende a 20 niños en lo que se conoce como Centro de Día, abierto de 9 de la mañana a 2 de la tarde; a otros 90 pequeños se les brinda terapia, y también se recibe a 40 niños en los diferentes talleres artísticos, que incluyen pintura, escultura, teatro, música y yoga.
La fundación tiene ya una década de brindar atención integral, como tratamientos a los niños, asesoría y acompañamiento a los familiares y la detección temprana de alteraciones del desarrollo. Asimismo, trabaja con niños y jóvenes para que logren la mayor independencia en las actividades de la vida diaria, la inclusión escolar y social.
Uno de los ejercicios más importantes es el Encuentro con artistas: “Es una propuesta de inclusión a través del arte y de la cultura, en el que los chicos pueden convivir con muchas personas porque los talleres son abiertos a toda la población; luego pueden convivir con los artistas y, finalmente, en la subasta ellos. “Nuestro enfoque con el arte no es terapéutico sino que se intenta dar voz a quienes por su condición no la tienen”.
Para el maestro que imparte el taller de pintura, Rosendo Casasola Pérez, sus artistas generan obra “de una gran variedad de expresiones. Hay de todo un poco: por ejemplo, lo que llamaríamos arte abstracto no figurativo, pero dentro de éste hay también una gama muy amplia. Hay chicos que manejan solo una técnica, como Willy Dewit González Cos, que se ha especializado en el chorreado de pintura. Ha ido depurando su técnica durante mucho tiempo dos horas al día, una vez a la semana que asiste al taller. Para mí es un genio del arte por su dominio del color”.
En la lista de obras también hay figuración, rostros, cuerpos humanos, animales, en imágenes muy expresivas y, sobre todo, llenas de color. Estos cuadros ya han sido entregados a artistas como Gabriel Macotela, Arturo Buitrón, Ana Fuente y Antonio Gritón, entre otros.
La subasta se llevará a cabo el próximo 20 de octubre en el Museo Soumaya de Plaza Carso.
Ahí, como dice Amanda D’Argence, responsable del área de proyectos de esta fundación, podrá apreciarse el arte de los artistas y la solidaridad de los grandes pintores, con lo que se dará un paso más hacia el respeto: “No vemos gente que quiera comprar un cuadro o que lo aprecie por el solo hecho de que lo haya hecho una persona con discapacidad, sino porque su valor es justo y real: el de una obra de arte”. “Yo —dice Macotela— tengo cinco años de participar. A este país le hacen tanta falta… tantas cosas, que esto es lo mínimo que se puede hacer. Aspiro a que estos artistas nos den un ejemplo de hacia dónde tenemos que caminar”. m