Milenio

CUMBRE ATÓMICA.

La primera reunión en Singapur fue “muy, muy bien”, dice el presidente de Estados Unidos; el líder de Corea del Norte prometió su colaboraci­ón

- Agencias/Singapur

“Tendremos una relación fantástica, no tengo ninguna duda”, indicó Donald Trump sonriendo junto a Kim Jong-un, antes de iniciar su reunión en Singapur. Foto: Jonathan Ernst/Reuters

Tendremos una relación fantástica, no tengo ninguna duda”, dijo este martes el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sonriendo junto a l líder comunista norcoreano Kim Jongun, antes de iniciar su primera reunión en Singapur con un histórico apretón de manos, el primero entre un presidente estadunide­nse en activo y un líder norcoreano.

Por su parte el líder norcoreano reconoció que “no había sido fácil” llegar hasta aquí. “Los viejos prejuicios y prácticas fueron obstáculos en nuestro camino hacia adelante pero los superamos todos y hoy estamos aquí”, aseguró.

Esta imagen simbólica y hasta hace poco inimaginab­le, tras décadas de tensiones entre ambos gobiernos, marcó el inicio de una cumbre de gran importanci­a para Asia y el mundo.

Los dos hombres, de recorrido y estilos radicalmen­te distintos y con más de 30 años de diferencia, se estrecharo­n la mano durante varios segundos y se dijeron unas palabras, con el semblante serio, ante una fila de banderas de sus países respectivo­s, en un hotel de lujo de la isla de Sentosa, en Singapur.

Tras esa escena observada por millones de personas en todo el mundo, ambos líderes mantuviero­n un encuentro a solas con sus intérprete­s durante 48 minutos. Después de su cara a cara, Trump y Kim iniciaron un encuentro con sus equipos respectivo­s, antes de una comida de trabajo, en una cumbre seguida por cerca de cinco mil periodista­s, según el gobierno estadunide­nse.

Trump dijo a los medios que su reunión con el líder norcoreano había ido “muy, muy bien”, y Kim no respondió a la pregunta de si está dispuesto a deshacerse de sus armas nucleares. Kim comentó al inicio del encuentro con las delegacion­es que agradecía poder estar ahí para “hablar de temas importante­s” y prometió que colaborará con Trump, quien aseguró: “Vamos a trabajar para resolver los problemas juntos”.

Se esperaba que el segundo encuentro durase una hora y media, y en él participab­an también el secretario de Estado estadunide­nse, Mike Pompeo, que se ha reunido dos veces con Kim en Pionyang; y el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly.

Por el lado estadunide­nse también estaba el asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, cuyas declaracio­nes sobre la cumbre irritaron profundame­nte a Corea del Norte el mes pasado. A la derecha de Kim Jong-un se sentó Kim Yong-chol, considerad­o uno de sus más estrechos colaborado­res y una de las figuras de más peso del régimen en cuanto a relaciones exteriores y espionaje.

Arranca segunda reunión

En los flancos de la mesa se situaron Ri Yong-ho, actual canciller norcoreano, y Ri Su-yong, ex canciller y otra figura considerad­a muy cercana al mariscal norcoreano ya que fue embajador en Suiza cuando Kim Jong-un estudió en su niñez en el país alpino.

La reunión, cuyo objetivo es tratar la posible desnuclear­ización de Pionyang, es la primera entre mandatario­s de ambos países tras casi 70 años de confrontac­ión a raíz de la Guerra de Corea (1950-1953), y 25 de negociacio­nes fallidas y tensiones a cuenta del programa atómico norcoreano.

A pesar del espectacul­ar acercamien­to diplomátic­o de los últimos meses, persisten numerosas incógnitas respecto a la cumbre entre los dos dirigentes.

Trump, que lleva poco más de 500 días en la Casa Blanca, afronta uno de los momentos más importante­s de su presidenci­a en el escenario internacio­nal, donde ha disgustado a numerosos mandatario­s, incluidos algunos de los aliados de EU. En una serie de tuits publicados el martes por la mañana desde Singapur, Trump indicó que los preparativ­os de la reunión “iban bien”. “Pronto sabremos todos si puede haber o no un acuerdo real, a diferencia de los del pasado”, tuiteó, antes de atacar en otro mensaje a los “haters y perdedores” que consideran la cumbre como una concesión arriesgada a Kim, con el que el presidente estadunide­nse intercambi­ó amenazas e insultos durante meses. El arsenal nuclear norcoreano será la cuestión central de las conversaci­ones Trump-Kim. m

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Tras un apretón de manos de varios segundos, se dijeron unas palabras ante una fila de banderas de sus países respectivo­s.

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