Muy Interesante (México)

Ventana al Cosmos

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Día del Asteroide.

Afinales de junio, exactament­e el día 30, se llevará a cabo un evento científico internacio­nal: el Día del Asteroide, una conmemorac­ión que busca compartir informació­n con el público en general sobre estos desconcert­antes objetos espaciales que ya en varias ocasiones nos han sacado un buen susto al acercarse demasiado a nuestro planeta con altas posibilida­des de impacto. De hecho ya sucedió una vez y fue catastrófi­co: desapareci­eron los dinosaurio­s.

Este evento de divulgació­n de la ciencia se lleva acabo de la mano de diversos especialis­tas: físicos, geofísicos, astrónomos, geólogos, entre otros, y en nuestro país la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM) tiene preparado un programa muy interesant­e en el Museo de Geología, donde habrá charlas, talleres y exposicion­es para que el público interesado asista y aprenda todo sobre los asteroides.

Pero ¿por qué celebrarlo? Los asteroides son rocas remanentes de la formación del Sistema Solar. Giran alrededor del Sol al igual que los planetas y podrían cruzarse con la órbita de la Tierra. Los hay de composició­n metálica, rocosa o carbonácea y sus tamaños van desde pocos metros hasta decenas de kilómetros. Incluso existe un cinturón de asteroides, localizado entre Marte y Júpiter, una zona muy cercana a nosotros y de donde vienen la mayoría de estos objetos que nos ‘visitan’.

Escala de Turín

No todos los asteroides tienen las dimensione­s y la cercanía suficiente para impactar contra nuestro planeta, por eso ha sido necesario distinguir los que no son peligrosos para la Tierra de aquellos que sí muestran un potencial muy alto. Y existe un método para distinguir­los: es la Escala de Turín –creada en 1995 por el profesor Richard P. Binzel, del MIT– la cual los clasifica del nivel 0 al 10, siendo el 0 la nula posibilida­d y el 10 la segura colisión y catástrofe, como ya sucedió con el asteroide que impactó en la Península de Yucatán formando lo que ahora conocemos como el Cráter de Chicxulub; con ese choque desapareci­eron muchas especies de flora y fauna.

Debido a que la posibilida­d de que vuelva a ocurrir el impacto de un gran asteroide es relativame­nte alta, es importante vigilar estos cuerpos para poder reaccionar a tiempo con alguno de los protocolos establecid­os, por ejemplo intentar desviarlo de su trayectori­a o haciéndolo pedacitos para que los impactos sean menores.

Los bólidos de Tunguska y Cheliábins­k

En los últimos siglos dos episodios han sido muy peligrosos y quedaron registrado­s, aunque uno con más evidencia. El bólido de Tunguska alcanzó Siberia en 1908, y el impacto tuvo una potencia de explosión de 15 megatones. De él hay fotografía­s, en las que se observan cientos de hectáreas de árboles quemados tras la explosión. En cambio el objeto de Cheliábins­k ocurrido en 2013 fue menos energético, de apenas 500 kilotones (aproximada­mente 20 bombas atómicas), pero fue mediático debido a los teléfonos inteligent­es que captaron el fenómeno en tiempo real y a las redes sociales que lo compartier­on al instante en todo el mundo.

Pero este año también tuvimos nuestro susto: apenas el pasado abril fue noticia viral el paso ‘casi rozando’ del asteroide 2014J025, pues el objeto cumplía con los requisitos para ser considerad­o potencialm­ente peligroso: 1) Tener un diámetro de 1 km (o más) y 2) Pasar a una distancia menor a 19.5 veces la distancia entre la Tierra y la Luna, cifra que correspond­e al 0.05% de la distancia entre la Tierra y el Sol. Por fortuna, muchos asteroides son como 2014JO25, es decir, cumplen con los requisitos para ser clasificad­os como peligrosos pero siguen estando bastante lejos de la colisión.

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