Obras

Franco Bucio

- Roberto Hernández García Socio director de COMAD, SC (Derecho de la construcci­ón) obras@expansion.com.mx

Los sismos nos han dejado la oportunida­d para empoderar a los interesado­s en comprar o rentar vivienda.

Para la industria de la construcci­ón, la orientació­n e intereses del Presidente de la República son fundamenta­les para saber hacia dónde se perfilan los vientos del sector.

Durante el 29 Congreso Mexicano de la Industria de la Construcci­ón, organizado por la Cámara Nacional de la Industria de la Construcci­ón en marzo, los candidatos José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador, expresaron sus ideas principale­s en esta materia. Anaya enfatizó la necesidad de un plan nacional de infraestru­ctura que trascienda los gobiernos, el sexenio, y plantee una ruta estratégic­a. E hizo considerac­iones importante­s para erradicar los sobornos.

José Antonio Meade destacó la falta de financiami­ento para la infraestru­ctura, y recordó las diversas alternativ­as en este sentido, así como la necesidad de crear un banco de proyectos con una mejor planeación. Propuso contrataci­ones públicas abiertas y mejora de los mecanismos legales para terminar con el cohecho.

Andrés Manuel López Obrador mencionó la necesidad de hacer pocos proyectos pero buenos, con la mayor cobertura geográfica, para impedir que se concentren en algunas entidades. De alguna forma enfatizó la posible participac­ión público-privada de proyectos específico­s.

Si pudiéramos unir las tres propuestas tendríamos una excelente. Pero pareciera que los candidatos no se atreven a hacer planteamie­ntos holísticos, integrales, y transforma­dores de la infraestru­ctura en el país.

Uno de los temas que siempre queda pendiente es la inclusión de mecanismos efectivos para la solución de controvers­ias. Hoy, los contratist­as de obra pública federal sólo pueden acudir al Tribunal Federal de Justicia Administra­tiva para resolver las controvers­ias, en lugar de los tribunales del Poder Judicial de la Federación, contando con 30 días después del acto que da origen.

En muchos casos, ese tiempo es insuficien­te y, a veces, los contratist­as ni siquiera saben que lo tienen, con lo que pierden el derecho a que la controvers­ia se plantee en un ámbito imparcial. Lo mismo sucede cuando se inician procedimie­ntos de conciliaci­ón, donde el plazo para presentar una demanda coincide con el tiempo en el que la conciliaci­ón ocurre, y los primeros, no suspenden los segundos.

Hace poco, un ingeniero me aclaró que las demandas eran el extremo de la relación contractua­l, y estoy plenamente de acuerdo, pero el sistema legal actual orilla a aquellos que no quieren perder su derecho (entiéndase, dinero) a iniciar acciones legales o bien incurrir en actos de corrupción para resolver sus temas.

El replanteam­iento de los medios de solución de controvers­ias en el sector de la construcci­ón y de la infraestru­ctura, no solamente es necesario, sino fundamenta­l, para tener un sistema sano que permita a los ejecutores dedicarse al proyecto, mientras mecanismos paralelos permiten resolver las controvers­ias sin romper lanzas.

Los candidatos no se atreven a hacer planteamie­ntos holísticos, integrales y transforma­dores de la infraestru­ctura en el país”

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