Inspiración abrasadora y cambiante
El Valle de Guadalupe sirve como el lugar perfecto para crear la pop up store en la que Trista lanza su nueva colección cápsula
Vogue tiene algo en común con Trista y José Alfredo Silva, su diseñador: buscan la inspiración en lugares inesperados a fin de destacar lo mejor de cada sitio, como ocurrió con el Valle de Guadalupe. Este es un spot lleno de singularidades y paraísos áridos, que se contraponen con hectáreas de tierra en las que se cultivan distintos tipos de uva. Ahí se crean no solo los vinos más sugerentes, sino que se abren paso en el mundo gastronómico, un efecto y trabajo de tal proporción que puede verse impregnado en su última colección cápsula.
Para entenderla, el diseñador llevó a cabo algo que no se había hecho hasta ahora por una marca local: guiarnos a un viaje en el que el epicentro es el punto de encuentro de su inspiración y experiencias exquisitas. La cita es en el hotel La Villa del Valle, donde el creativo se sienta tranquilo, voltea a su alrededor y es así como entendemos que es imposible no quedar inspirado por estos escenarios. “Para comprender un vino, son necesarias las notas, la barrica y todo lo que le da el carácter, en este lugar puedes sentirte inspirado por los paisajes, pero cuando profundizamos en él, nos fascinamos por la cofradía que hay entre todos los vinicultores. Todos juntos pueden
Así como la uva nunca es igual a otra año con año, cada temporada la moda se reinterpreta: vive de la transformación
generar algo muy bello y lo mismo ocurre con la moda, una industria en la que creo que podemos generar un gran cambio”, nos dice. Es cierto que una uva no es igual de un año a otro, pero también eso ocurre con la moda, ninguna temporada es igual a otra. “Todos los factores son muy importantes, y, al igual que un buen enólogo, sutilmente movemos los hilos. Este negocio se vincula con el nuestro: la moda”, relata. Esto construye una pauta para la ambición que tiene Josa para Trista, marca que da mucho de qué hablar. “Queremos estar en el imagina- rio de la gente, decir que Trista es la marca mexicana por excelencia. Queremos que la gente se vincule a un proyecto y la mejor forma de hacerlo es creando una conexión, buscamos que una mujer desee las prendas de Trista. Convertirnos en ese affaire que te enamora cada año”, admite sin dudar.
Algo que nos queda claro, es que esto es una apuesta a largo plazo, pero estamos muy emocionados al respecto”, reitera. Sin duda, vemos los elementos obvios: el lino, la esencia campirana, la forma romántica en que el encaje se monta sobre algunas prendas, pero Josa nos invita a que abramos los ojos para ver más allá. “El Valle de Guadalupe no le pide nada a nadie, cada lugar te sorprende, empieza a generar un maravilloso deseo que debería ser igualado en la moda, porque México no solo es el país artesanal, es mucho más, puede llegar a cualquier parte del mundo”, explica. Si bien las telas pueden venir del mismo lugar que el encaje que porta un Valentino, la esencia de Trista se jacta de ser orgullosamente mexicana; una sinécdoque de posibilidades. Este importante creativo es una persona que, con sus alegóricos diseños, comienza ya a configurar la esencia de un México cambiante, resguardado bajo el nombre de Trista.