El camino para la vida
El contexto del Evangelio de hoy es el de la despedida de Jesús en la Última Cena, y por esto, los apóstoles se sienten desorientados.
Diversas cosas, infelizmente, nos desencaminan en la vida, sea la pandemia que nos despista, sea la despedida de una persona amada,
Jn 14,1-12 sea el desempleo, y tantas otras.
No podemos errar el camino y terminar en las enfermedades, o siendo un peso amargo para los demás.
El mundo moderno es peligrosamente cautivante, con sus interminables burbujas, que atraen, sin embargo, no tienen consistencia. Hay una verdad que se expresa así: El tiempo pincha todas las burbujas.
El Maestro Jesucristo, poco antes de su Pasión, hace esta revelación a sus amigos y seguidores: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”.
Hemos de buscar, es más, construir a cada día, el camino para la verdadera vida, que, al fin y al cabo, es terminar nuestra existencia en los brazos del Padre, y jamás en los suplicios del fuego eterno. Aunque más de uno no aprecie esto de “fuego eterno”, es una posibilidad dramática rechazar a Dios, su amor y su proyecto, y acabar en la frustración completa del infierno: es así, nos guste o no nos guste.
No obstante, el deseo del Padre es que todos se salven y lleguen al Paraíso y para tanto nos envió a su Hijo Unigénito, para mostrar el camino que lleva a la felicidad.
Jesús nos asegura que en la casa del Padre hay muchas moradas, suficientes para todos los que le siguen de corazón limpio, siempre disponibles en cumplir la justicia. Pero, no hay que ilusionarse con manipulaciones del semejante, con enriquecimiento ilícito y con promiscuidades sexuales.
Ojo: el camino es una Persona, es un estilo de vida, es la encarnación de ciertos valores que promueven la alegría y respeto entre los seres humanos de los cinco continentes. No es sencillamente una posición más o menos filosófica.
Si una persona se aleja del Camino, que es Jesús, y va por otro lado, solamente con sus criterios humanos, frecuentemente llenos se soberbia y materialismo, tenga mucha o poca plata, terminará torturado por un vacío en su corazón, y por una sensación de perversidad.
Hay que acercarse más a Jesucristo y ser un luchador por la vida, la justicia y la decencia. Esto implica tender la mano al que está más acongojado que nosotros, implica no perder tanto tiempo con el teléfono celular, y también meditar más la Sagrada Escritura.
Paz y bien. hnojoemar@gmail.com