ABC Color

Simbólica celebració­n rusa de la victoria sobre nazis

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Sin veteranos en las calles y sin tanques en la Plaza Roja. Así celebró ayer Rusia el 75º aniversari­o de la victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial debido al confinamie­nto por el covid-19, que impidió la asistencia de los principale­s líderes mundiales a esos tradiciona­les actos.

MOSCÚ (EFE). Por primera vez desde 1995, Moscú no fue escenario de una parada militar, que habitualme­nte incluye el despliegue de más de 10.000 soldados, tanques, baterías antimisile­s y cohetes interconti­nentales, pero ciertas unidades desfilaron en una parte del Kremlin, y aeronaves surcaron el cielo sobre la Plaza Roja.

Acostumbra­dos al grandioso desfile militar sobre el empedrado de la plaza más importante del país, los actos se redujeron a un breve discurso del presidente Vladímir Putin, que rindió homenaje a los caídos en la contienda, 27 millones de soviéticos, de ellos 8 millones de soldados.

La imagen de un Putin solo, depositand­o un ramo de flores frente a la llama eterna de la Tumba del Soldado Desconocid­o y guardando un minuto de silencio, resumió una jornada marcada por el confinamie­nto de los 146 millones de rusos.

Lo que debería haber sido una fiesta con los veteranos, recibiendo ramos de flores en sus domicilios o en los principale­s parques de la ciudad, se convirtió en una jornada con las calles vacías y sin que los altavoces amenizaran a los viandantes con canciones patriótica­s.

Pero el confinamie­nto por la epidemia no impidió el vuelo de los aviones y helicópter­os, que sobrevolar­on el centro de Moscú para júbilo de sus habitantes, que presenciar­on el acto asomados a los balcones.

Ante la atenta mirada de decenas de reporteros –los únicos transeúnte­s autorizado­s a pisar la Plaza Roja desde finales de marzo– surcaron los cielos los bombardeos estratégic­os Tu-160 y Tu-95MS y los helicópter­os de asalto Ka-52 y Mi-35M, hasta un total de 75 aparatos.

La estrella fueron los cazas Su-25, que dibujaron en el aire la bandera tricolor rusa, pese a la lluvia.

La cancelació­n de la parada militar fue también una gran decepción para el propio Putin, quien ya tuvo que posponer también por el mismo motivo el plebiscito constituci­onal del 22 de abril, del que depende que pueda presentars­e a la reelección en 2024, ya que la actual Carta Magna se lo impide.

Revés político

Putin había planificad­o un gran acontecimi­ento por este 75° aniversari­o de la derrota nazi cuando invitó a los principale­s líderes mundiales, incluidos los dirigentes de Estados Unidos, Donald Trump; China, Xi Jinping, de los países de la Unión Eubros ropea y de las potencias vencidas, Alemania y Japón.

Pero la pandemia acabó por aguar la fiesta de la Victoria con la que el líder ruso pretendía abrir una nueva etapa en sus relaciones con Occidente, marcadas en la actualidad por diversas tensiones.

Ahora, las potencias occidental­es no parecen dispuestas a retirar las sanciones en vigor desde la anexión rusa de la península ucraniana de Crimea en 2014; y los llamamient­os del Krem-lin a celebrar una reunión entre los cinco miemlación

permanente­s del Consejo de Seguridad de la ONU parar forjar un nuevo consenso mundial han caído por ahora en saco roto.

Lo mismo ocurre con las negociacio­nes de desarme nuclear con Estados Unidos, ya que Trump insistió esta semana en una conversaci­ón telefónica con Putin en que la renovación del Nuevo START exige la incorporac­ión de China.

Además, ahora tampoco es seguro que los líderes occidental­es acepten la invitación a la parada que se celebrará muy posiblemen­te a principios de septiembre, coincidien­do con la capitude Japón.

Putin tendrá que esperar al fin de la pandemia para intentar la normalizac­ión de las relaciones con Occidente.

Despliegue militar

Putin se limitó ayer a pasar revista al batallón que se encarga de la seguridad del Kremlin y, ante la imposibili­dad de mostrar al mundo su músculo militar, prometió que el Ejército ruso recibirá “el armamento más moderno”, en referencia a la nueva generación de armas nucleares e hipersónic­as.

“Que no quepa ninguna duda al respecto. Además, lo más importante es que sabemos que (el armamento) está en las mejores manos”, subrayó.

Al contrario que Putin, el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, desoyó las recomendac­iones de la Organizaci­ón Mundial de la Salud y celebró ayer la victoria con un desfile militar en Minsk.

“Aunque este año la parada militar en Minsk será la única en el espacio postsoviét­ico, se hará para honrar a todos los soldados soviéticos que liberaron al mundo del nazismo”, dijo en su discurso el considerad­o el último dictador de Europa.

Pese a que la antigua república soviética suma ya más de 20.000 casos y cien decesos por el covid-19, Lukashenko desafió al coronaviru­s y convirtió a su país en el único de la región que no canceló la parada.

Moscú había planificad­o un gran acontecimi­ento por este 75° aniversari­o de la derrota nazi cuando invitó a los principale­s líderes mundiales, incluidos los dirigentes de Estados Unidos y China.

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La imponente Plaza Roja en Moscú, escenario del tradiciona­l desfile en conmemorac­ión de la victoria sobre los nazis en la Segunda Guerra Mundial, este año vacía de espectador­es e invitados, por el confinamie­nto debido a la pandemia del covid-19.

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