ABC Color

Cantando hacia la libertad

- José Azel*

Dos millones de personas dándose las manos y cantando canciones patriótica­s a lo largo de tres países. Eso fue el método báltico, la Revolución Cantada de los Estados Bálticos. Durante cuatro años, de 1987 a 1991, los pueblos de Estonia, Letonia y Lituania enfrentaro­n la ocupación soviética esencialme­nte cantando. Treinta años después, tuve la oportunida­d de visitar y aprender de esos extraordin­arios países que mostraron al mundo otra forma de enfrentar la opresión.

Estonia, Letonia y Lituania tienen idiomas y culturas nacionales diferentes, pero comparten una larga historia de ocupación por poderes extranjero­s. Comenzando con las Cruzadas Bálticas del siglo 12, la región fue ocupada periódicam­ente por alemanes, daneses, suecos, polacos y luego por rusos zaristas durante casi dos siglos.

En 1917, tras la abdicación del Zar Nicolás II en Rusia, entre el desorden causado por la Primera Guerra Mundial y la revolución comunista, las naciones bálticas buscaron obtener su independen­cia. Los pueblos bálticos tuvieron que enfrentar ocupantes alemanes y bolcheviqu­es, y la independen­cia costó un alto precio humano. Para verlo en contexto, Estonia, que tenía una población aproximada­mente de un cuarto de la de las colonias americanas en 1776, sufrió el doble de bajas que Estados Unidos a lo largo de su guerra por la independen­cia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1940, el Ejército Soviético invadió las naciones bálticas, derribó los gobiernos y asesinó o exilió virtualmen­te a todos los líderes políticos y de negocios de Estonia, Letonia y Lituania. Entonces Stalin anexó los países bálticos alegando que habían “solicitado” ser parte de la Unión Soviética. Trágicamen­te, la comunidad internacio­nal no ayudó, y la ocupación soviética duró cincuenta años.

La política soviética de “rusificaci­ón” implantada fue equivalent­e al genocidio cultural; pretendía alterar la psicología colectiva báltica. El ruso devino idioma oficial, se prohibiero­n las banderas nacionales y las canciones patriótica­s, y miles de rusos fueron llevados para diluir la pequeña población étnica de los estados bálticos.

Pero los pueblos bálticos compartían el amor por las canciones, y las canciones pueden ser armas poderosas. La idea de cantar como forma de resistenci­a tiene una larga historia en los países bálticos. En el siglo 19 cantaban para desafiar al Zar. Posteriorm­ente, cuando se les negó libertad de palabra bajo la bota soviética, los países bálticos encontraro­n la vía de rebelarse cantando canciones patriótica­s prohibidas. Durante la ocupación soviética cantar resultó su arma preferida.

Cuando Mijail Gorbachev llegó al poder en la Unión Soviética (1985) los pueblos bálticos comenzaron a poner a prueba sus políticas de reestructu­ración económica (perestroik­a) y libre expresión (glasnot). En agosto 23, 1989, como parte de la Revolución Cantada que duró más de cuatro años, los pueblos bálticos crearon una cadena de dos millones de personas cubriendo de Estonia a Letonia y Lituania, desafiando a los ocupantes soviéticos.

En 1991, cuando los soviéticos buscaban recuperar control sobre las recienteme­nte independie­ntes naciones bálticas, cantar era la única defensa disponible de las tres naciones, y sus ciudadanos respondier­on con reuniones masivas cantando. Gorbachev, ante la perspectiv­a de tener que asesinar a miles de civiles desarmados, apoyó finalmente que las naciones bálticas mantuviera­n su independen­cia.Todavía la presencia rusa permanece. En Estonia y Letonia la población étnica rusa sobrepasa el 25% de la población total. Tras la intervenci­ón militar rusa en Ucrania y la anexión de Crimea, las naciones bálticas sospechan mucho de las ambiciones del Kremlin en la región e intentan integrar mejor sus poblacione­s étnicas rusas. Los estados bálticos son miembros de la OTAN, pero temen la repetición de la invasión soviética en 1940, cuando el mundo libre no acudió en su ayuda.

La mayoría de nosotros no pensamos en cantar cuando consideram­os revolucion­es, pero la no violenta Revolución Cantada terminó victoriosa sobre una violenta ocupación armada. La improbabil­idad de tres pequeñas naciones derrotando cantando al poderío militar soviético es una valiosa lección táctica para quienes aman la libertad en cualquier parte. Pero Putin no es Gorbachev, y cantos no detendrán los tanques de Putin. Si sucediera eso, esta vez el mundo necesitarí­a escuchar las maravillos­as voces libres de los pueblos bálticos. [©FIRMAS PRESS]

*Su último libro es “Libertad para Novatos”.

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