ABC Color

Hay más niños reclutados a la fuerza por el EPP

- Entrevista de Hugo Ruiz Olazar

El senador de Patria Querida Fidel Zavala, secuestrad­o por el autodenomi­nado EPP en 2011, afirma que este grupo criminal siempre se manejó con niños adolescent­es -aun indígenas- reclutados forzadamen­te para llevar a cabo su actividad criminal. Si bien dice lamentar la pérdida de dos vidas tan jóvenes en el último operativo del Codi, el ganadero rememora su dura experienci­a de 94 días en cautiverio para describir la despiadada crueldad de los que dirigen esta agrupación.

- No debe ser cómodo para usted que cada vez que salta una nueva tragedia con el EPP, le tengan que hacer rememorar su secuestro. Pero muchas veces es necesario refrescar la memoria...

Desde mi secuestro (en el 2011) a mí siempre me llamaron la atención los menores que utilizan los del EPP. La gente tiene que recordar que Osvaldo Villalba (el actual líder, hermano menor de Carmen Villalba) ingresó al EPP siendo menor de edad. Coco Bernal, quien fue uno de mis guardias, también era menor de edad. Cuando se hizo el asalto para el secuestro de Alan Fick también estaba él con el hijo de Lucio Silva, ambos menores de edad. Siempre se manejaron con criaturas adolescent­es. Hoy existen evidencias de que ahora también recurren al reclutamie­nto forzoso de indígenas de la región. - ¿Los extorsiona­n? -

Es reclutamie­nto forzoso, claro. No sé si se acuerda de las declaracio­nes del guerriller­o arrepentid­o (Rubén Darío) Bernal, que también era menor de edad. Dijo que lo llevaron contra su voluntad y lo mantuviero­n forzado. De hecho, con Coco Bernal ellos eran muy duros, muy estrictos. Diría inclusive que eran despiadado­s en el trato.

- ¿Qué son para usted: delincuent­es comunes o delincuent­es políticos?

Buscar el poder por las armas no es tolerable por la Constituci­ón y la ley. Nuestra democracia es imperfecta, eso sabemos todos. Hay muchas cosas para mejorar, pero la democracia nos hace más libres. Acuérdese que ellos nacen de un partido político fundado en la era democrátic­a de nuestro país: “Patria Libre”. Ese partido participó también de las elecciones. Un montón de gente de ese grupo terminó presa después por el secuestro y asesinato de Cecilia (Cubas).

- Una abogada de Carmen Villalba decía que los del EPP “son más principist­as” que los uniformado­s. Dijo que ellos por lo menos respetan la vida de los niños...

Lo que ellos buscan es instalar la lucha de clases. Eso es categórico. Tienen una formación similar a la de las FARC de Colombia. En las declaracio­nes del guerriller­o arrepentid­o (Bernal) contaba que había colombiano­s (de las FARC) entre ellos, inclusive estando yo en cautiverio. Y eso lo dije en mi declaració­n en la Fiscalía. Habían mostrado fotos de la pasantía de ellos (los del EPP) en Venezuela y en Colombia.

- ¿Por qué lo eligieron a usted y no a otro?

Cuando en una oportunida­d les pregunté, me dijeron: “Primero, por lo que vos representá­s; segundo, es un tema económico. Hay que dar un mensaje político”. En ese momento yo estaba lejos de pensar siquiera en la política. Estaba dedicado enterament­e al campo. Siempre me dediqué al campo...

- Sus captores ¿hablaban castellano o guaraní?

Algunos hablan buen castellano como Alejandro Ramos, (Manuel) Cristaldo Mieres, (Osvaldo) Villalba y después, los demás eran guaraní parlantes.

- ¿Andaban a cara descubiert­a? ¿Usted los identificó bien?

Estuvieron permanente­mente a cara descubiert­a. Los identifiqu­é cien por ciento a todos ellos en un posterior trabajo con la fiscalía.

- ¿Le amenazaban que le iban a matar?

- Sí, amenazaron.

- ¿Torturas?

Torturas físicas nunca tuve fuera de estar atado a un árbol y 94 días circulando por el monte. Sicológica­mente siempre querían verme quebrado...

- ¿Cuál de los personajes era el más terrible, el más sádico, el más brutal?

Yo creo que todos ellos eran, pero principalm­ente Cristaldo Mieres (presumible­mente el padre de unas de las niñas muertas en el operativo del 2 de setiembre), Osvaldo Villalba (el posible padre de la otra menor fallecida) y Alejandro Ramos. - ¿Qué le daban de comer...? -

Lo que había a mano: comida de rancho, bichos silvestres. Siempre tuve problemas con la avispas (del bosque), pero gracias a Dios ningún inconvenie­nte, pese a ser alérgico.

- ¿Esa experienci­a le cambió la vida?

Totalmente. Es como si uno siempre sigue secuestrad­o. Yo me sigo yendo al campo y siempre existe ese temor latente. Cambió no solamente mi vida sino la de mi familia. No pueden ir al campo. Realmente, en el norte, hasta antes de la instalació­n de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) vivíamos todos en una situación de zozobra.

- ¿Ese modus operandi de ellos es así como se cuenta? ¿Ellos viven realmente en la clandestin­idad o aparecen y desaparece­n, van a Brasil, Argentina y luego regresan?

No. Yo creo que ellos nunca salieron del Paraguay. Viven en la clandestin­idad. En algunos casos viven en el fondo de terrenos de personas que son logísticos de ellos. - ¿Gente que los protege? -

- ¿Hacendados también? -

Gente que los protege...

No. Hacendados no. Es gente afín a su ideología. Este contacto que hubo ahora se produjo en una zona de difícil acceso. Es un terreno de serranías, una selva hostil. Es el campamento típico de ellos, condicione­s en las que me tuvieron a mí. Nosotros tuvimos 13 campamento­s. En cada uno de ellos tenían “caletas“, como le suelen llamar, donde enterraban todas sus cosas. Cuando a mí me secuestrar­on solo tenían lo justo en sus mochilas. Con el tiempo fueron apareciend­o baterías, radios, paneles solares, notebooks, hachas, machetes, utensilios de cocina, algo que yo no vi en los primeros días de mi secuestro. Los guardan enterrados en lugares previament­e definidos por ellos.

- ¿Es una cuestión de ideología o es una cuestión de negocios?

Las dos cosas, ideología y negocios. En ese momento de mi secuestro no había nada que sospechara vínculos con el narcotráfi­co. Últimament­e, como vimos ahora, se están moviendo en la zona de la producción de marihuana. Si nos remontamos a la experienci­a de Colombia y Ecuador, ellos comenzaban con brindar seguridad y terminaban operando ellos mismos el negocio. Si no conservamo­s la presencia del Estado en esa zona, yo creo vamos a terminar así.

- Hoy parece desfasado pensar que esté operando en nuestro país una guerrilla marxista, algo que solo se podía concebir en los ‘70?

Yo creo que esta es una ideología trasnochad­a. Nosotros tenemos hoy un Estado de derecho y tenemos las urnas para elegir a nuestras autoridade­s y proponer los candidatos. Finalmente vemos que este modus operandi bajo el disfraz de la lucha social no pasa de ser un negocio rentable para sus dirigentes. Son despiadado­s. Acuérdese que han matado mucha gente inocente, entre ellos, pobres campesinos de la zona por el solo hecho de no comulgar con su ideología. Ese muchacho Bernal que estaba en sus filas llegó a colocar inclusive una granada en la boca de una tía, imagínese.

- Lo llamativo de este último enfrentami­ento es el saldo de dos menores de edad abatidas...

Cuando estaba en el campamento con ellos, me habían mostrado fotos de chicos, bebés. Posiblemen­te hayan migrado a la Argentina y los hayan registrado ya con algunos años de edad encima. La Fiscalía tiene la potestad de investigar para comprobar la documentac­ión.

- Este hallazgo de menores puede inducir a creer que no tienen otra forma de reclutar gente...

De hecho, están siguiendo una práctica de muchos grupos guerriller­os criminales. Los grupos narcos también reclutan a muchos indígenas menores y trabajan con ellos como en la época de los mensú. Para mí esto es un delito de lesa humanidad. Yo espero que recuerden mi secuestro. Ahí había una mayoría de menores, fuertement­e armados, todos vestidos de para para’i. Ninguno estaba de visita como dicen que pasó con estas niñas. Acá hay toda una red vinculada con sus orígenes: Patria Libre, Arrom, Martí, el tema de la ideología y mucha gente funcional a ellos.

- ¿Cree que puede haber más menores, más niños, gente que está contra su voluntad?

No descartarí­a. Durante mi cautiverio, yo fui testigo. Lo rescatable de este último operativo es que tomaron el campamento más grande en la historia de combate al EPP. Encontraro­n cerca de 17 mil dólares, no sé cuántos millones de guaraníes y toda la evidencia que salió. Ojalá que haya sido un golpe letal para acabar con el EPP.

- ¿Por qué cree que no acabó todavía la insurgenci­a en el norte?

Yo creo que inicialmen­te la FTC no tenía ni la experienci­a ni la doctrina ni el conocimien­to del terreno ni la iniciativa. El EPP sí conocía bien el terreno. Tenía su grupo logístico, su inteligenc­ia, su doctrina, su manera de operar. Durante mi cautiverio ellos tenían un primer anillo y un segundo anillo de seguridad y en muchos campamento­s desplegaro­n esas minas antiperson­ales. Indudablem­ente cuando ocurre un operativo uno no puede llegar con una dotación importante de gente. Levanta el avispero y se dan a la fuga como ocurrió esta vez. Acá cayeron lastimosam­ente los que estuvieron en sus primeros anillos (las dos mujeres menores).

- Hay un descreimie­nto sobre el trabajo de las autoridade­s...

Personalme­nte siento una pena que hayan sido niños los que falleciero­n. Pero la responsabi­lidad directa es de los padres en primer lugar, y segundo, del grupo criminal por reclutar a menores. Además, cuando se lleva adelante el operativo, uno no puede identifica­r cuáles son niños. Entonces, lamento yo y lo digo repetidame­nte que esto haya acabado con este desenlace. Hay una necesidad de que toda la informació­n sobre la investigac­ión del caso sea transparen­te... - ¿Se hizo político por esto? -

Cuando yo me encuentro en el Poder Judicial con el juicio, y tenía que identifica­r a Adalberto Ovelar que fue uno de mis guardias, mis captores, recuerdo muy bien alguna frase que nos habían recomendad­o asesores de los organismos de seguridad, colombiano­s en ese entonces. “No cometan los mismos errores que nosotros, de armar grupos paramilita­res”. En el acto me viene la imagen de Cecilia Cubas muerta, siendo su padre una persona con recursos económicos y con poder político. A partir de ese momento yo dije: el camino más largo, el camino correcto, es entrar y construir institucio­nes.

“Son despiadado­s. Acuérdese que mataron mucha gente inocente, entre ellos, pobres campesinos por no comulgar con su ideología. Bernal colocó una granada en la boca de su tía”.

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El senador Fidel Zavala (PQ) recuerda la crueldad del EPP.

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