De nunca acabar
Las disputas por tierras en el departamento de Caaguazú parecieran una problemática de nunca acabar y las autoridades competentes poco o nada hacen para solucionar los conflictos. Ejemplos de esa situación la colonia Guajhory, Pindo´i y Banderita del distrito de Tembiaporã, así como la colonia 3 de Noviembre del municipio de Repatriación. Juntas superan 30.000 hectáreas en litigio. Hace años se encuentran ocupadas por supuestos “sintierras” con el argumento de que son tierras malhabidas o que tienen excedentes fiscales. Por otra parte, los propietarios afirman poseer títulos de dominio y exigen acción de la justicia para liberar los terrenos de invasores. Las instituciones encargadas de dar soluciones, como el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert), el Ministerio Público y el Poder Judicial son extremadamente ineficientes y mientras no accionan los conflictos se agravan. Los asentamientos son comparables al polvorín. Resulta lamentable observar la manera como operan los instigadores de las invasiones de tierras, muchos de ellos se encuentran imputados pero deambulan campantemente por nuestro país para “elegir” inmuebles con cultivos mecanizados y altamente productivos para ocupaciones. Muchas familias de escasos recursos económicos son llevadas bajo engaños para llevar a cabo el plan y son convertidas en potenciales “carne de cañón”. Estos instigadores cobran derecheras por ocupar una parcela de la tierra invadida. El “detalle” es que casi siempre hay políticos moviendo los hilos tras bambalinas. Los megaoperativos de desalojo tienen un alto costo para los dueños de las propiedades a quienes se les cobra “detalle por detalle” cada operativo policial-fiscal, que en su mayoría termina para la foto y sin ninguna solución. Los ocupantes abandonan pacíficamente los predios y se instalan en los linderos para reingresar en pocos días. Es la historia (o modus operandi) que se repite en diversos puntos del país. Es tiempo de que el Indert, el Ministerio Público y el Poder Judicial cumplan sus roles para que haya paz en el campo.