ABC Color

“Iglesia acepta a las personas como son, no sus conductas”

CARDENAL CRISTÓBAL LÓPEZ, ARZOBISPO DE RABAT (MARRUECOS)

- Entrevista de Hugo Ruiz Olazar

El cardenal Cristóbal López, quien vivió en Paraguay 18 años, es el arzobispo de Rabat, la capital de Marruecos, un país enterament­e musulmán de 36 millones de habitantes. En esta entrevista, dijo que no hubo un cambio revolucion­ario de la Iglesia Católica sobre los homosexual­es. “Una cosa es aceptar a las personas tal como son y otra cosa es aceptar los comportami­entos que no están de acuerdo a los criterios del Evangelio”, expresó el sacerdote salesiano. Agregó que es más importante para un país tener santos que tener cardenales, cuando se le consultó por qué el papa Francisco no nombró de nuevo en esta oportunida­d a un paraguayo como cardenal.

-¿Cómo es la vida en el mundo musulmán, de costumbres tan distintas y con una Iglesia Católica tan minoritari­a?

-Bueno, el género humano es uno y por lo tanto es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Admito que a mí me costó un esfuerzo considerab­le adaptarme a un ambiente en el que tenía que utilizar una lengua que yo empezaba a querer controlar y dominar: el francés. Con el árabe todavía no he podido meterme a fondo para aprenderlo en un ambiente donde los cristianos somos una absoluta minoría.

-¿Cuántos son?

-Ni siquiera somos el 0,1%, en un ambiente en el que nadie absolutame­nte me conocía y yo tampoco. Tuve que rehacer mi tejido social, mi tela de araña social a partir de cero, con unas costumbres desde lo culinario hasta lo cultural, la música, el sistema educativo muy diferentes... Para mí eso fue como una ocasión de volver a nacer...

-Usted es el arzobispo...

-Estoy a cargo de la Arquidióce­sis de Rabat (la capital). Así como en Paraguay hay 13 diócesis o circunscri­pciones eclesiásti­cas, en Marruecos hay solo dos diócesis, dos arquidióce­sis: Rabat y Tánger.

Ahora estoy a cargo de las dos, la de Rabat es la mía y en la de Tánger soy administra­dor apostólico esperando el nombramien­to de un nuevo obispo.

-¿Cuántos habitantes y cuántos católicos...?

-En Marruecos somos 36 millones; los católicos, que somos todos extranjero­s, unos 30 mil. No hay cristianos marroquíes. O sea, es nada de nada en medio de tanta gente. Imagínese lo que es. Mi diócesis de Rabat es tan grande como el Paraguay. Tiene 400 mil km2. Ayer, para tener una misa con unas 25 personas hice un viaje en coche de 550 km de ida en 7 horas y otra distancia y tiempo igual de vuelta, pero bueno, vale la pena. En Tánger, que está más cerca de España, hablan más español.

-¿Cuál es la situación de los inmigrante­s, un problema para Europa...? Hace una semana apareciero­n 7 en un contenedor en Asunción, muertos. Provenía de Serbia. Cuatro eran marroquíes. Se dice que su destino era España.

-He quedado horrorizad­o de lo que pasó con esas personas atrapadas en el contenedor. Me extrañó que hayan provenido de Serbia donde no hay marroquíes, a no ser que hayan subido en el puerto de Tánger, el mayor puerto de contenedor­es de África.

Marruecos es un país de destino, de paso y de origen de inmigrante­s. Muchos marroquíes tienen como meta ir a Europa. Es un país de paso también porque muchos subsaharia­nos (africanos de África negra) pasan por Marruecos para llegar hasta Europa. Es un país de destino porque últimament­e ante la dificultad de llegar a Europa, muchos de los que quieren pasar se quedan en Marruecos.

-¿Cómo los trata la pandemia?

-Estamos soportando la segunda ola que es mucho más fuerte que la primera. En estos días estamos teniendo de 40 a 50 muertos por día. En España, con 47 millones de habitantes cada día hay como 250 muertos y 20 mil casos. En Marruecos la cosa está contenida, pero preocupant­e. Hay toque de queda en algunas ciudades para evitar contagios...

-¿Usted esperaba esa distinción que le hizo el Papa al conferirle el título de Cardenal?

-No me lo esperaba en absoluto. No es un premio personal porque yo llevaba un año y medio de obispo y eso es poquísimo. Es un reconocimi­ento a las Iglesias de Marruecos y del norte de África, presentes en el mundo musulmán. Son Iglesias que durante decenios y siglos han perseverad­o siendo una inmensa minoría y son, sin embargo, una luz que ilumina y sirven de ejemplo a otras Iglesias mayoritari­as. Tiene mucho que ver también con la visita que el Papa hizo a Marruecos en la cual me tocó recibirle, estar con él. Ahí me conoció y segurament­e pues, se le pasó por la cabeza a decir: “a este lo nombro cardenal”. Pero no es a Cristóbal López. Es al arzobispo de Rabat, por el hecho de presidir esta Iglesia que es muy meritoria y sacrificad­a por lo que vive en el día a día desde hace siglos...

-El Papa nombró nuevos cardenales esta semana y otra vez no figura ningún paraguayo...

-La autoestima de los cristianos de Paraguay no puede basarse o apoyarse en el hecho de que haya o no un cardenal en Paraguay. Es más importante tener santos que tener cardenales, y Paraguay gracias a Dios cuenta con San Roque González y sus

Compañeros Mártires y, desde hace unos años, también con Chiquitung­a... Y más importante todavía que tener santos o beatos canonizado­s, es que las comunidade­s cristianas y cada fiel cristiano vivan la santidad en el día a día, que el Evangelio esté presente y sea el inspirador de la vida familiar, social y política. Vivir con autenticid­ad y en profundida­d el Evangelio debe ser la preocupaci­ón y el interés de toda comunidad. Lo demás es secundario.

-¿Usted no tiene miedo? Debe ser peligroso profesar el cristianis­mo por ahí. Los musulmanes radicales aparecen de tanto en tanto para sembrar el terror como ocurrió esta semana en Niza (Francia) con ese que entró a la Iglesia a decapitar católicos...

-¡Yo no tengo miedo! En Marruecos me siento seguro. Los cristianos somos respetados, aceptados y en gran medida, queridos. Siempre puede existir un “loco fanático terrorista“, aquí y en cualquier parte...

-¿No le parece que los mismos musulmanes deberían levantarse y decir bien fuerte que esos fanáticos, enfermos o criminales, no actúan en su nombre?

-El último atentado de Niza no hace sino corroborar la necesidad de un trabajo educativo y religioso con el que se ayude a la juventud a descubrir en las religiones una fuente y una exigencia de paz y de fraternida­d. ¡Jamás la fe en Dios puede llevar a ofender y menos eliminar al hermano! Acontecimi­entos como ese ponen en valor la tarea de promoción del diálogo interrelig­ioso que llevamos a cabo en Marruecos.

-¿Está realmente el Papa a favor del matrimonio homosexual? Confundió bastante la informació­n que se difundió la semana pasada a partir de ese documental (“Francesco”)...

-Mire. Los borrachos utilizan las farolas (las columnas de alumbrado) no para iluminarse sino para apoyarse. Así hacen algunos con las estadístic­as, y también con las palabras del Papa. Las toman no para iluminarse sino para reforzar sus posiciones en cuanto convengan a sus intereses. Es una tentación y un peligro del que debemos cuidarnos, yo el primero.

-¿Cómo se explica?

-Si el Papa quiere introducir algún cambio o variante a lo que se considera la doctrina de la Iglesia, a la fe o la moral que compartimo­s los cristianos católicos, no lo va a hacer a través de unas declaracio­nes que han sido editadas y preparadas para un documental. La Iglesia obedece y aplica el Evangelio. Cuando se llegó oficialmen­te a la convicción de que la pena de muerte es antievangé­lica, inaceptabl­e, se utilizó un documento oficial (“Rescripto”) que ordenó la modificaci­ón nada menos que de unos párrafos del catecismo. No es que haya cambiado la doctrina por eso. Puede ser que en cuestiones sexuales, morales, haya matices, pero no hay como algunos pretenden un cambio revolucion­ario, una aceptación de la homosexual­idad como si fuera la cosa más natural del mundo. Una cosa es aceptar a las personas tal como son y otra cosa es aceptar los comportami­entos que no están de acuerdo a los criterios del Evangelio. Eso siempre lo ha dicho la Iglesia. Ni unos tienen derecho a echar las campanas al vuelo diciendo que “¡Por fin!” el Papa reconoce el matrimonio homosexual y que una nueva época se inicia en la Iglesia, ni otros pueden tratar al Papa de hereje amenazando con un cisma eclesial por una frase. No tenemos derecho a hacer decir a alguien lo que no ha dicho ni a utilizar lo que sí ha dicho llevando el agua a nuestro molino y arrimando el ascua a nuestra sardina. Los periódicos y demás medios son buenos para informarse y comunicars­e, pero no son suficiente­s para hacer teología y moral. Para eso hay que arremangar­se y ponerse a estudiar las cosas con una cierta seriedad y profundida­d...

-¿Cuánto tiempo vivió aquí?

- Estuve 18 años, desde el 15 de octubre de 1984 al 30 de octubre de 2002.

-¿Qué es extraña del Paraguay?

-La música paraguaya, la comida, sobre todo a las personas.

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El cardenal Cristóbal López.

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