Inteligencia y Sociabilidad
No hay posible desarrollo ni progreso de un pueblo o nación sin sociabilidad. La humanidad ha progresado a través de los tiempos, en la medida en que los seres humanos han aprendido que necesitan estar unidos para enfrentar las adversidades de la naturaleza y aportar juntos sus inteligencias para mejorar sus condiciones de vida. Nadie puede sobrevivir aislado. El ser humano es limitado y naturalmente y necesariamente es ser social. El ser humano suficientemente inteligente piensa que lo único rentable para todos es sumar y multiplicar capacidades entre todos, en vez de aislar, restar y dividir. Los separatismos, independentismos, los enfrentamientos e individualismos egocéntricos, ególatras y egoístas son retrógrados, nos vuelven para atrás en vez de potenciar el progreso. No es posible avanzar si estamos anclados en el mar turbulento de los egoísmos. Es inquietante observar que la sociabilidad, capacidad fundamental para la armonía y la paz, está en crisis. Leer diarios, escuchar radioemisoras o audiover televisión es constatar cotidianamente que la agresividad humana crece cuantitativa y cualitativamente en múltiples formas de violencia, delitos y crímenes incluso con crueldad, en feminicidios, violaciones hasta de menores, profusión de drogas alienantes y destructoras de cerebros jóvenes e infantiles, en homicidios y suicidios, invasión de propiedades ajenas, asaltos y robos , malversación de fondos, corrupción instalada en los poderes del Estado, etc. Y a nivel mundial con políticas de carreras armamentistas, destrucción irresponsable del medio ambiente, asesinatos políticos, migraciones millonarias, etc. Es patente que salvo rescoldos de familias y grupos de calidad social, hay fundamento para hablar de crisis de sociabilidad. Paraguay no puede soñar en salir del subdesarrollo, si no supera su profunda crisis de sociabilidad. El desafío es difícil porque las instancias que deben liderar la superación de la crisis son precisamente las instituciones en las que no pocos de sus actores son responsables de gran parte de la crisis. Mientras quede un solo corrupto en los organismos del Estado, la sociabilidad seguirá amenazada. Y desgraciadamente estamos comprobando que en algunos organismos estatales, son mayoría los corruptos. La crisis y carencia de sociabilidad es una regresión al primitivismo, es decir, a actuar por impulsos primarios sin intervención de la racionalidad ni de la inteligencia social. Esa torpeza ignorante y esa ausencia de inteligencia social, están desvelando la grave deficiencia de la educación que no ha sabido instalar en el conjunto de sus educandos ni la ética ni el desarrollo de dicha inteligencia social. El ser humano está equipado en su cerebro con neuronas especializadas para procesar relaciones humanas de calidad. Hace unos años, investigadores científicos del Hospital General de Massachusetts han identificado dos grupos de neuronas, que son clave en las interacciones sociales. Más aún, desde la neurociencia y la neuroeconomía se ha confirmado la existencia en nuestro cerebro de neuronas que procesan la “cooperación” humana, lo que significa que neurológicamente estamos capacitados para cooperar entre nosotros. Desde la Psicología ha sido Daniel Goleman quien, completando la “Teoría de las múltiples inteligencias” de Howard Gardner, ha publicado sus investigaciones sobre la Inteligencia emocional y la Inteligencia social, dos libros best seller, de extraordinario aporte para ayudarnos a desarrollar nuestra sociabilidad. La grave crisis de sociabilidad está demostrando el bajo nivel generalizado del desarrollo de la inteligencia social, porque la inteligencia social es justamente “la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros de forma empática y asertiva”, potenciando la armonía y el encuentro pacífico. El desarrollo de la inteligencia social, como el desarrollo de todas las capacidades y aptitudes es parte del desarrollo humano integral, cuya responsabilidad incumbe plenamente a la auténtica educación. El ser humano recién nacido es radicalmente egoísta y egocéntrico, carece totalmente de sociabilidad, y solo con el ejemplo y la educación desarrollara su inteligencia social y sus habilidades sociales. Su primer entrenamiento social lo hace en la microsociedad familiar; será en el jardín de infancia o en la escuela donde iniciará el aprendizaje de socialización y donde en el correr de los años escolares deberá desarrollar su sociabilidad comprometida y el desarrollo de su inteligencia social. Padres y educadores profesionales son responsables de la educación de menores y adultos (educación permanente art. 73 CN) para superar la deshumanizante crisis de sociabilidad.