¿SUFICIENTE VALOR AGREGADO?
l valor agregado es el valor adicional que adquieren los bienes y servicios al ser transformados durante el proceso productivo. Este concepto es relevante ahora que el nuevo Gobierno se ha trazado la meta de duplicar las exportaciones para el 2021. Objetivo que nos obliga a reflexionar sobre cómo han evolucionado las exportaciones desde la implementación de reformas estructurales en los años noventa. Durante los últimos veinte años, las exportaciones con valor agregado experimentaron un incremento récord de 754 %, al haber pasado de US$ 1,446.03 millones en 1995 a US$ 10,901.55 millones en el 2015. A pesar de dicho crecimiento, la proporción del total exportado en relación con las exportaciones de materias primas, durante el mismo periodo, no ha variado significativamente. Así, en 1995 las exportaciones no tradicionales representaron el 26.5 % del total y el 2015 el 32.3 %. Según el Índice del Desempeño Comercial 2014 del Centro de Comercio Internacional, en los principales sectores de exportación no tradicional como el de las confecciones, el Perú se ubicó en el puesto 97 de 124 países en la categoría de “diversificación de productos” y en el 93 en “especialización inicial de productos”. Para los alimentos procesados de 165 países, nos ubicamos en el lugar 95 y 113 en las mismas categorías respectivamente. Estos resultados indican que si bien el sector exportador ha registrado un incremento sustancial en relación con el valor agregado en las últimas dos décadas, lo cierto es que todavía nos falta mucho por hacer para cambiar la estructura de exportación. El sector de confecciones peruano, por ejemplo, es reconocido internacionalmente como proveedor de servicios de manufactura. No obstante, debido a los cambios en la industria a nivel mundial como resultado de la crisis financiera, las empresas peruanas vienen enfrentando retos sumamente complejos, que se han traducido en la pérdida de competitividad. Por lo tanto, hace falta una transformación, no solo de la matriz productiva, sino también una visión moderna de la industria, pero aterrizada a lo que el mundo demanda. En este caso se debería priorizar aquellas empresas que ofrecen diseño, sus propias marcas y prendas de gran valor agregado. Transformar nuestra matriz exportadora con productos de mayor valor agregado no solo pasa por la implementación de reformas y políticas de Estado que faciliten el desarrollo industrial para la exportación, sino también por un serio sinceramiento sobre nuestra capacidad de enfocarnos en negocios de más largo plazo y de mayor rentabilidad en todos los sectores relevantes. Si seguimos haciendo las cosas como hoy, seguiremos creyendo que el valor agregado que exportamos es suficiente para dejar de depender de la exportación de productos primarios.