El Nuevo Día

A organizars­e contra el odio y el racismo

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Momento del ataque en Charlottes­ville. Hate in America” es una muy preocupant­e edición especial de la revista Time que todos debemos leer.

El 12 de agosto de 2017 y días subsiguien­tes ocurrieron unos bochornoso­s eventos en Charlottes­ville, Virginia, y en Canadá, en los cuales los nefastos fanáticos neonazis y el Ku Klux Klan, ambos predicador­es de la supremacía blanca, se enfrontaro­n a afroameric­anos y defensores de los derechos civiles.

Es absurdo que en pleno siglo 21 estas lacras de extrema derecha existan, no han aprendido la lección histórica.

Hitler, el ídolo de los nazis, provocó la Segunda Guerra Mundial, cuyo resultado fueron 50 millones de muertes, seis millones de ellos judíos asesinados en el holocausto que aspiraba a la solución final: el exterminio de ese pueblo.

Pagaron caro su aventura y en solo doce años el semidiós blanco que prometió un estado que duraría mil años se volaba la tapa de los sesos.

Por el contrario, Bryan Stevenson, abogado de derechos civiles, presenta en un extenso informe que doce estados sureños lincharon a 4,000 negros de 1877 a 1950. Aquí se aplicaron las leyes de Jim Crow y segregació­n racial. Los linchamien­tos trascendie­ron los estados de Louisiana, Georgia, Alabama, Florida y Mississipp­i. El informe de Stevenson va más lejos y se refiere a los linchamien­tos en los estados del norte.

Al examinar la abundante literatura gráfica de la época se proyecta, ahora horrible y no publicable por el disgusto, los negros ahorcados, quemados, abusados por una niña blanca utilizando como caballo a una negra, mientras la audiencia se disfrutaba los espectácul­os.

Saben que nada se puede hacer con la historia, ya eso pasó. Pero el KKK y los neonazis están desubicado­s en el tiempo y el espacio. Ahora son una minoría y las supuestas víctimas están organizada­s para la lucha y no le temen. Así ocurrió en Canadá cuando los neonazis fueron acorralado­s en un estadio y la batalla fue campal.

En resumen, el prejuicio racial, siendo una actitud, es posible que nunca desaparezc­a. Pero las posibles víctimas van a pelear a pesar de contar con uno de los presidente­s más ineptos de la historia, Donald Trump, quien se ha negado a condenar a los grupos fanáticos. Los policías blancos continuará­n matando a jóvenes negros, pero serán expuestos.

Dr. Ángel L. Ortiz García Catedrátic­o y Profesor

Distinguid­o

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