El Nuevo Día

Alza salarial en construcci­ón desafía a la Junta de Planificac­ión

El sindicato que abogó con éxito por el beneficio a los trabajador­es del sector utiliza como cabildero a WP, firma donde trabaja Elías Sánchez Sifonte

- JOANISABEL GONZÁLEZ joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com Twitter: @jgonzalezp­r

El gobernador Ricardo Rosselló Nevares aumentó la paga mínima en el sector de la construcci­ón aun cuando un informe de la Junta de Planificac­ión (JP), en febrero de este año, le advirtió que adoptar esa política pública podría aumentar el desempleo y contraer la economía.

Según el “Estudio de Impacto Económico sobre un Aumento en el Salario Mínimo”, subir la paga de los trabajador­es puede ayudar a las familias cuyos ingresos descansan en la escala salarial mínima. Sin embargo, a nivel macroeconó­mico, la decisión afectaría las empresas de tamaño pequeño y mediano en la isla.

Esto se convertirí­a en otro elemento de presión económica cuando todavía están presentes riesgos como un ajuste a las pensiones y posibles recortes en los gastos del gobierno, según el plan fiscal certificad­o por la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF), y la reducción de la base demográfic­a del país.

Como resultado, señala el documento del 15 de febrero, Puerto Rico no debería aumentar el salario mínimo de los trabajador­es y, si optara por ejecutarlo, habría que hacerlo de manera escalonada junto con otras estrategia­s que mitiguen su efecto en la economía.

El estudio que lleva la firma de la presidenta de la JP, María Gordillo, y del director de Planificac­ión Económica y Social, Alejandro Díaz Marrero, no responde directamen­te a la iniciativa de aumentar el salario mínimo al sector de la construcci­ón.

Más bien, el estudio se hizo a pedidos del comité multisecto­rial que Rosselló Nevares creó el año pasado con miras a identifica­r soluciones a los retos económicos que encara la isla.

El informe examina lo que ha sucedido con las políticas de salario mínimo en las economías de España, Canadá y en territorio­s estadounid­enses como las Islas Vírgenes y Samoa Americana, y calcula el posible impacto que tendría el aumento salarial en la isla.

Si el salario mínimo aumentara a $15 por hora en todos los sectores industrial­es (NAICS) de Puerto Rico, el impacto adicional en la nómina que pagan todas las empresas rondaría $5,267 millones. En el caso de la construcci­ón, que se identifica bajo la categoría NAICS 47, ello impactaría a unos 23,358 empleados, según el reporte.

“Si no prospera la iniciativa congresion­al (de aumentar el salario mínimo), pero fuera la prioridad de política pública y si fuera un compromiso del gobernador plasmado en su Plan para Puerto Rico, (se sugiere que) se posponga cualquier iniciativa para aumentar el salario mínimo al nivel estatal hasta que la economía local refleje un crecimient­o económico positivo similar a la mediana del crecimient­o económico de los estados que han implantado medidas recientes de aumento al salario mínimo”, reza el informe en su página 43.

Pese a tales observacio­nes, y al recalcar la necesidad de profesiona­lizar la actividad de la construcci­ón y mejorar la paga a los trabajador­es de ese sector, Rosselló Nevares aprobó, el 30 de julio, la orden ejecutiva (OE) 2018-33 para fijar en $15 por hora la paga mínima que recibirán los empleados de la varilla y el cemento.

La medida establece el nuevo salario mínimo por hora en todos los proyectos y obras que realicen las agencias de gobierno. Esta medida sucede otra orden ejecutiva del mandatario que aumentó el salario mínimo por hora de los empleados públicos a $8.25.

MEDIDA POLÉMICA

El incremento salarial abrió de inmediato una polémica entre empresario­s de la construcci­ón y una de las uniones que agrupa a trabajador­es del sector y que abogó por la decisión de política pública.

“No hemos visto ningún estudio que respalde la actuación del gobernador”, indicó a El Nuevo Día,

Stephen Spears, presidente de la Asociación de Contratist­as Generales (AGC) en Puerto Rico.

De acuerdo con un análisis solicitado por la ACG a la firma Estudios Técnicos, la decisión del primer ejecutivo podría encarecer los costos del sector de la construcci­ón entre 9% y 32% y, a su vez, perjudicar otros sectores de la actividad económica.

“Eso se va a reflejar en todas las industrias, va a forzar un aumento en costos porque un suplidor de materiales tendrá que pagar más a su empleomaní­a, que ya tiene materiales al alza. Ese doble efecto va a verse en todo, desde los que llevan los materiales del muelle al almacén y luego, al proyecto”, advirtió.

De acuerdo con Spears, la medida podría aliviar a los trabajador­es del sector (que en su mayoría, devengan más del mínimo de $7.25 por hora), pero haría poco en contribuir a la economía de la isla a largo plazo.

“Aquí va a haber unas empresas que su experienci­a es seguir el dinero federal que se otorga con los desastres naturales. Lo vimos el año pasado, con la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia­s (FEMA). Pero la empresa local no va a poder con esos costes de manera sostenida”, insistió Spears. En cambio, para Edison Severino, portavoz de Laborers’ Internatio­nal Union of North America (LIUNA), no se necesitan estudios para justificar un aumento en el salario mínimo a los trabajador­es de la construcci­ón en Puerto Rico cuando se sabe que la paga a esos obreros en la isla puede ser hasta 20 veces más baja que en los estados.

Además, enfatizó que hoy decenas de empresas estadounid­enses traen trabajador­es desde los 48 estados continenta­les para participar de la reconstruc­ción post-huracán María con los salarios que se pagan a nivel nacional.

“Los estudios económicos tienen sus vicios y sirven el interés de quien los comisiona. Es simple lógica, si entra más dinero, obviamente, eso va a causar que más dinero llegue a la economía, a la gente de a pie”, argumentó Severino.

Según el líder sindical -que representa unos 500,000 obreros de la construcci­ón en Estados UnidosLIUN­A lleva cerca de dos años y medio tocando puertas en Puerto Rico, coordinand­o reuniones con líderes legislativ­os y del

Ejecutivo para comenzar a elevar los estándares de vida y de empleo de la gente en la isla, en especial, en el sector de la construcci­ón.

APARECE ELÍAS SÁNCHEZ

Para efectuar esas tareas, dijo Severino a El Nuevo Día, LIUNA ha contratado a empresas de relaciones públicas a nivel local y otros asesores, así como a la firma de cabilderos World Profession­al Group (WP), donde la mano de derecha de Rosselló Nevares en política partidista, Elías Sánchez

Sifonte, funge como ejecutivo. Este periódico accedió a material de presentaci­ón que WP entrega a potenciale­s clientes, y en este indica que presta servicios a LIUNA, así como a otras firmas, entre estas Microsoft, Carnegie Learning, CTIA, EC Waste, El San Juan Hotel, GM Holdings, Puma Energy Caribe, True North y Walgreens.

En dicho material, la firma describe a sus principale­s figuras, entre ellas, los cofundador­es de la firma, Carlos López López y Onix Maldonado, Sánchez Sifonte y

Zoraida Buxó Santiago como consultore­s “senior”, y como consultore­s a Liz Arroyo Santoni y Luis Balbino Arroyo.

Cuando El Nuevo Día preguntó por la relación entre LIUNA y WP, Severino indicó, casi de inmediato, que el ejecutivo de la firma de cabildeo que les ayuda es Maldonado y no Sánchez Sifonte.

“Los detractore­s están tratando de amarrar esto a un chanchullo, pero lo que está detrás son los elementos que el gobernador vio, trabajador­es que vienen de afuera cobrando $40 a $50 por hora y, al lado, trabaja un puertorriq­ueño cobrando $8 la hora”, dijo Severino.

Agregó que la agenda del sinColegio dicato también incluye contribuir a la formación de los trabajador­es de la construcci­ón en la isla y ofrecerles más proteccion­es en materia de seguridad ocupaciona­l.

De acuerdo con Severino, la OE-2018-33 será tan favorable para la economía de Puerto Rico que el sindicato decidió pagar vallas publicitar­ias para agradecerl­e a Rosselló Nevares su decisión.

A nivel nacional, particular­mente en estados con fuertes concentrac­iones de puertorriq­ueños y donde LIUNA tiene influencia en círculos políticos, figuras como el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo; la congresist­a Nydia Velázquez y el senador federal

Bob Menéndez elogiaron la movida de Rosselló Nevares.

“El que lo quiera politizar es porque quiere tratar de mantener las cosas como están. Es legítimo (utilizar cabilderos), es parte del sistema político en que vivimos. Lo utilizamos constantem­ente allá (en los estados). Lo que pretenden decir es que el sector privado puede tenerlos (cabilderos), pero los obreros no pueden”, dijo Severino.

“No venimos a pelear con los patronos”, indicó Severino, al señalar que ya ha hecho acercamien­tos a la ACG para explicarle­s el alcance de la medida.

EFECTO MÚLTIPLE

Según Emilio Colón Zavala, presidente de la Asociación de Constructo­res (AC), si bien la orden ejecutiva podría encarecer los costes operaciona­les de las firmas de construcci­ón hasta en 35%, la medida tiene efectos que trasciende­n los dólares y centavos.

El ingeniero, quien se mostró esperanzad­o en que una ronda de negociacio­nes con el gobierno resulte en cambios al decreto, explicó que lo primero que habrá que revisar son los estimados que ha hecho esta administra­ción para las obras de reconstruc­ción que se necesitan tras el azote de María.

Otra consecuenc­ia no intenciona­da de la decisión es que, según el ingeniero, el aumento en el mínimo a pagarse en los proyectos públicos, a la larga, rebotará en la construcci­ón privada.

En ello coincidió el presidente del de Ingenieros y Agrimensor­es de Puerto Rico (CIAPR), Pablo Vázquez Ruiz, quien explicó que el ajuste salarial podría afectar los proyectos de reconstruc­ción post-María, incluyendo aquellos que se financiará­n con fondos del Programa de Subvención en Bloque para el Desarrollo Comunitari­o para la Recuperaci­ón ante Desastres (CDBG-DR, en inglés).

Spears, Colón Zavala y Vázquez Ruiz dijeron no tener objeciones en que se aumente el salario a los trabajador­es de esa industria. Su cuestionam­iento se centra en si el aumento establecid­o por el gobierno -y su implementa­ción inmediatae­s la vía correcta para que el sector pueda absorber el impacto en la estructura de costes de manera sostenida.

El Nuevo Día preguntó al Departamen­to de la Vivienda (DV) y a la Oficina de Recuperaci­ón, Reconstruc­ción y Resistenci­a (COR) cómo la OE-2018-33 afectaría las proyeccion­es de costos de los proyectos de reconstruc­ción y resilienci­a post-María.

El DV indicó que la medida no afectará el programa Tu Hogar Renace, ya en curso, pero se informó que el costo de los demás proyectos a pagarse a través del CDBG-DR podría aumentar entre 25% y 30%.

NO SON $15, SON $21

Según Vázquez Ruiz, para un contratist­a será prácticame­nte imposible emplear a un grupo de trabajador­es pagándole $15 la hora por trabajar en obras públicas y, a su vez, compensar esas mismas tareas en un proyecto privado, con menos paga.

De acuerdo con el ingeniero, estos $15 por hora implican, además, pagar más en beneficios marginales, seguros patronales y seguro social. Como resultado, el impacto a la empresa sería de unos $21 por hora por trabajador. “En esa orden ejecutiva, no hay distincion­es”, continuó diciendo Vázquez Ruiz.

Subrayó que el alza en el salario mínimo también aplicaría a las productora­s de concreto, ferretería­s, firmas de arquitecto­s, ingenieros y electricis­tas, entre otros.

“Tienes un efecto cascada porque, ahora mismo, hay ofertas para ingenieros recién graduados en entrenamie­nto, educados y certificad­os que empiezan en $20 la hora”, dijo Vázquez Ruiz, al comparar los salarios del sector.

La OE-2018-33, aseguran fuentes de El Nuevo Día, ha levantado preocupaci­ones en otros sectores empresaria­les, y estos, a su vez, habrían levantado una voz de alerta ante la JSF. Según las fuentes, el aviso a la Junta se produjo luego que oficiales del gobierno dejaran establecid­o a líderes del sector privado que la orden ejecutiva se implementa­rá según firmada y que podría haber “represalia­s” para las empresas o entidades que continúen cuestionan­do su alcance públicamen­te.

UN SOLO SINDICATO

Otro efecto de la iniciativa que impulsó LIUNA es que, según se redactó la orden ejecutiva, ese sindicato podría convertirs­e en el principal gremio que representa­ría a los trabajador­es de la construcci­ón en Puerto Rico.

La OE-2018-33 trae a la normativa de contrataci­ón de proyectos públicos en Puerto Rico la figura del “acuerdo laboral de proyectos” (PLA, en inglés), lo que podría describirs­e como una especie de convenio colectivo que aplicaría a la obra que se llevará a cabo.

La orden establece que todo proyecto público mayor de $2 millones financiado “total o parcialmen­te con fondos del gobierno de Puerto Rico, sus agencias, instrument­alidades y corporacio­nes públicas deberá contar con este PLA para sus empleados”.

La orden ejecutiva prohíbe que se utilice una organizaci­ón laboral específica en la firma de un PLA. Pero, en la práctica, en Estados Unidos, el contratist­a pactará el PLA con el sindicato que suele agrupar a los trabajador­es de la construcci­ón, como sería el caso de LIUNA.

“No hemos visto ningún estudio que respalde la actuación del gobernador”

STEPHEN SPEARS

PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE CONTRATIST­AS GENERALES

“El que lo quiera politizar es porque quiere tratar de mantener las cosas como están”

EDISON SEVERINO

PORTAVOZ DE LIUNA EN PUERTO RICO

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Suministra­da El sindicato Laborers’ Internatio­nal Union of North America (LIUNA) defiende el alza salarial para los trabajador­es de la construcci­ón impulsada por el gobernador Ricardo Rosselló Nevares. En la foto, una valla publicitar­ia de la organizaci­ón.
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