El nombre de América
A través de una carta repleta de reflexiones históricas y educativas, PEDRO LANAGRAN critica la utilización del término Latinoamérica para referirse a la América hispana. «Creo que es notorio –cuenta– que Hispanoamérica no entra en el horizonte mental del español medio. No sólo falta conciencia histórica, sino que las gentes no suelen tener siquiera idea de la magnitud de cada país, de su historia reciente, de su situación actual, de sus posibilidades. Es decir, el buen español vive su vida, tiene sus “opiniones” y proyecta la realidad de su país sin tener en cuenta al mundo hispánico como tal (del que España es una parte mínima). Esto se puede trasladar a la opinión pública. Lo cual quiere decir que nuestra vida colectiva tiene una manquedad esencial. Porque allí desde donde se engendran las empresas colectivas no se tiene en cuenta un aspecto elemental y el más profundo de la realidad de nuestro país. España es un país hispánico entre los demás hispánicos. ¿Alguien se pregunta, seriamente, qué debe ser el mundo hispánico?¿Qué debe significar España en aquellos países y qué deben significar aquellos países en España? Los periódicos deberían hacer mucho al respecto. No se trata de retóricas vacuas, sino de tomar posesión de la realidad. Y la realidad del hombre consiste primordialmente en sus posibilidades. Imaginen lo que sería que los problemas españoles (en lo que es menester, que no es poco) se planteasen desde el mundo hispánico, teniéndolo en cuenta, contando con sus recursos y su riqueza humana. Si los países hispánicos tuvieran el peso que merecen en la opinión pública, esto serviría, al menos, para enriquecer la perspectiva del lector medio. No es mal negocio ni poca ganancia ensanchar y aumentar el cacumen de los españolitos. ABC utiliza con frecuencia las palabras Latinoamérica y latinoamericano. El periódico El
Sol tenía una sección dedicada a noticias de Hispanoamérica que tituló, en primera instancia,
América Latina. Don Ramón Menéndez Pidal envió una carta al periódico, que fue publicada (4/01/1918), en la que explicaba lo erróneo e impreciso del término. Al día siguiente Mariano de Cavia publicó otro artículo apoyando a Don Ramón. El Sol rectificó al instante y tituló la sección
Ibero-América. No voy a insistir en por qué ese término es erróneo porque todo el mundo que quiera saberlo puede averiguarlo fácilmente. Sí diré que ese nombre incumple la función vital de los nombres, que es manifestar la realidad. Su nacimiento y difusión se deben a la pretensión de ocultarla. Si no me equivoco el responsable primario de su difusión fue Michel Chevalier, agente de Napoleón III; lo que se intentaba era justificar las veleidades napoleónicas sobre México, haciendo creer que Francia tenía algo que ver con él. Creo que un diario como ABC, que está comprometido con que los españoles sean conscientes, sin aliños, de su historia y comprometido con una imagen justa de España no puede caer en este error. Que un error haya sido mantenido largo tiempo y mundialmente (empezando por los propios hispánicos) no lo hace menos error y más respetable. Errare humanum est sed perseverare diabolicum. Un hombre que escribió cientos y cientos de artículos en ABC,
Julián Marías, cada vez que escuchaba a alguien decir Latinoamérica le preguntaba: “¿Se refiere usted a Quebec?”».